HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE DEDIQUES UNOS MINUTOS A COMPARTIR CON ALGUIEN

Chef de categoría

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¿Recuerdas que esta semana vino a visitarnos el Obispo? Bien, pues justo ese día... ¡a mí me tocaba cocina! Me sentía una privilegiada: ¡¡un sucesor de los apóstoles iba a probar de mis platos!!

Decidimos hacer unas trenzas de hojaldre rellenas de sabores variados. Las hice por la mañana, así luego solo habría que calentarlas, y todos estaríamos tranquilos durante la visita. Bueno, esa era mi teoría...

Con el Obispo ya en el monasterio, antes de empezar las Vísperas, fui corriendo a encender el horno. En medio del rezo, un pensamiento terrible cruzó por mi cabeza: “Las trenzas se están quemando”.

“Que no...”, me dije, “Todo va bien, no voy a rayarme...”

“Las trenzas se están quemando”.

¿Y si era verdad? ¿Y si el Señor me estaba avisando? Todo mi ser me pedía a gritos contárselo a alguien, pero, ¿para qué? ¿qué iba a conseguir? Sin embargo, finalmente exploté.

-Aroa... -susurré- He puesto el hojaldre a calentar a 100 ºC... ¿Cómo crees que estará?

Su rostro se transfiguró por completo.

-Una vez puse el pan a esa temperatura -murmuró- Cuando volví, estaba chamuscado por completo.

¡¡Ay, la cena!! ¡¡Que dejaba a todos sin cenaaaaaar!!

Muriéndome de nervios y de apuro, discretamente salí de la capilla y fui volando a la cocina... ¡¡Justo a tiempo!! ¡El Señor salvó la cena!

Esta anécdota me ha ayudado un montón. Orando sobre ello, he podido dar muchas gracias al Señor, pues me ha regalado experimentar una vez más la maravilla que es compartir con los hermanos. Así, las alegrías se multiplican, y ante las dificultades se descubren nuevas salidas.

Pero no solo queda ahí. Al compartir, incluso las experiencias negativas se transforman. Te aseguro que no sabes cuántas gracias le he dado al Señor por el pan quemado de Aroa. Estoy segura de que, en aquel momento, ella se llevaría un disgusto... pero esa experiencia fue la que le dio la sabiduría exacta para ayudarme. Realmente, ¡Cristo transforma cualquier muerte en Vida!

Hoy el reto del amor es que dediques unos minutos a compartir con alguien. Puedes contarle lo que te preocupa, lo que te ilusiona... o tal vez el Señor te pida, simplemente, que seas tú quien escuche. Toma un crucifijo en tu mano, disfruta de esos minutos y, ¡déjate sorprender por Él! ¡Nunca se sabe con qué te asombrará hoy este gran Chef! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

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Fuente: Dominicas de Lerma