Monseñor Georges Nkuo
pide que "no se responda a la violencia con la violencia ni al odio con el odio"
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Mapa: The Economist |
El enfrentamiento entre el
gobierno de Camerún y los separatistas anglófonos de las regiones
Nor-Oeste y Sur-Oeste parece ir a más a medida que se acercan las elecciones de
octubre, en las que el actual presidente, Paul Biya, en el poder desde 1982,
aspira a renovar su mandato.
Desde
las regiones anglófonas se acusa al ejército de asesinatos, secuestros y torturas,
y desde el ejecutivo se acusa a la parte contraria de actos similares llevados
a cabo por grupos terroristas.
La Iglesia parece la única
institución capaz de mediar en país donde dos tercios de la
población son cristianos, y que un conflicto exacerbado desde hace dos años.
Pero también ella está dividida.
El
pasado 7 de agosto, la conferencia episcopal, por medio de su presidente y
arzobispo de Douala, Samuel Kleda, dio a conocer un nuevo comunicado
llamando a poner fin a "una guerra civil inútil e insensata":
"¡Pongamos fin a todas las formas de violencia y dejemos de matarnos entre
nosotros! Todos somos hermanos y hermanas. Volvamos a la vía del diálogo, de la
reconciliación, de la justicia y de la paz".
También
condenaron firmemente y pidieron una investigación sobre la muerte del
sacerdote Alexander Nougi Sob, párroco de la iglesia del Sagrado Corazón en
Bomaka (Sur-Oeste), caído en un fuego cruzado entre
fuerzas gubernamentales y separatistas en la localidad de Muyuka.
Los
obispos anglófonos también ha tomado sus distancias
respecto al gobierno de la capital Yaundé, en particular con la
sugerencia de monseñor Kleda de que Biya no debería repetir como candidato.
Pero los medios afines al gobierno
consideran que el comunicado respalda su posición.
Dentro
de esta escalada en las respectivas posiciones, un misionero en zona anglófona
hablaba este jueves en L'Avvenire de "genocidio",
y en este mismo sentido se pronunciaba el día 8 el obispo de Kumbo, George Nkuo,
en una carta a sus diocesanos donde describía los sufrimientos del pueblo
"desde el comienzo de la Crisis Anglófona a finales de 2016",
penalidades de "oscuridad e incertidumbre" que atribuye sobre todo a
las acciones u omisiones del gobierno, pero también a las respuestas que pagan
con la misma moneda.
"Somos
fácilmente vulnerables a la tentación de responder al odio con odio, a la
violencia con la violencia", afirma. Y añade: "Pero estamos llamados
a rezar por quienes nos persiguen, porque quienes más necesitan de la
misericordia de Dios no son solo las almas de las víctimas de esta crisis, sino
incluso los culpables y ejecutores de sus muertes".
Monseñor
Nkuo afirma que la solución es "volverse a Dios", y por eso hace un
llamamiento: "Os pido que intensifiquéis la Adoración al Santísimo
Sacramento, así como la contemplación del misterio de la muerte y resurrección
de Cristo en la devoción al Rosario a su Santísima Madre".
Por
tanto, instituye que cada jueves haya en todas las iglesias, centros
eucarísticos y capillas Adoración Perpetua y rezo del Rosario: "Que la
exposición se haga por la mañana y la reposición por la noche, tomando las
medidas de seguridad necesarias". Y pide a todos los sacerdotes,
religiosos y laicos que dediquen cada jueves una hora a rezar ante el Santísimo
por la intención de la paz.
Fuente:
ReL