Buenos días, sed bienvenidos a la celebración del Día del Señor.
Como cada Domingo, nos hemos reunido en torno al Altar de Cristo. Es el
Padre el que nos ha convocado para darnos su Palabra y alimentarnos con el
Cuerpo y la Sangre de su Hijo, Jesús.
Dispongámonos a celebrar con gozo esta Eucaristía, viático para esta
vida y alimento de vida eterna, que Dios, en su infinita gracia, ha tenido a
bien darnos.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Durante toda la vida
podemos ir detrás de Jesucristo y no conocerlo. Podemos conocerlo al modo
humano, pero no penetrar en su misterio.
Eso es lo que les pasaba
a las multitudes que seguían a Jesús. El conocimiento de Cristo es un don del
Padre. Es Él el que nos lo tiene que conceder y nosotros recibirlo como gracia.
Escuchemos con fe las
lecturas que hoy se nos proclaman, ellas nos desvelarán el misterio que se nos
revela en Crsito.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada petición
respondemos: ¡Señor, danos el pan de vida!
- Por los
pastores de la Iglesia, por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que sean
buenos distribuidores del pan de los hijos de Dios. OREMOS.
- Por la instituciones internacionales, para que pongan todos los
esfuerzos para erradicar el hambre en el mundo. OREMOS.
- Por los que
buscan a Dios con sincero corazón, para que se dejen guiar por la gracia divina
y reconozcan a Jesucristo como su Salvador y Señor. OREMOS.
- Por los que
están disfrutando de las vacaciones estivales, para que dedique un tiempo a
encontrarse con ellos mismos, a servir a los necesitados y a tratar de amistad
con Dios. OREMOS.
-
Por los que formamos parte de nuestra parroquia, para que hagamos de la
Eucaristía el centro de nuestra vida comunitaria. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Padre de bondad,
por darnos a Jesús como testigo de tu amor:
Él nos ha abierto tu misterio divino
y nos ha dado a participar
de la relación filial que mantiene contigo.
Gracias, Padre de misericordia,
porque Tú nos lo has revelado
y nos has llevado hacia Él.
Sí, Padre, Tú nos has iluminado con tu
Espiritu
y nos ha hecho conocer su misterio en la fe,
Tú nos has ungido con tu gracia
y nos has unido para siempre a Él.
Gracias, por este misterio de bondad
que has tenido con nosotros,
porque al darnos a tu Hijo, Jesús,
nos has dado todo con Él.
Te pedimos, Padre bueno,
que no demos nunca por conocido a Jesús,
que le recibamos como alimento de vida
eterna
que cuanto más se come,
más se aviva el deseo de alimentarnos de Él.
Amén.