23.000
asesinatos en los dos años que Duterte lleva el mando de la democracia más
antigua del sureste asiático
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Joe Catron-(CC BY-NC 2.0) |
Desde
que en mayo de 2016 Rodrigo Duterte se convirtió en presidente de Filipinas,
prometió acabar con las drogas y con el crimen… Pero con el crimen que no fuera
el de las fuerzas del Estado, o el de los Escuadrones de la Muerte organizados
por él mismo.
Cifras
extraoficiales hablan de 23.000 asesinatos en los dos años que Duterte lleva el
mando de la democracia más antigua del sureste asiático, aunque la policía
reconoce 4.500 en operaciones legales. Obviamente, muchos de los asesinados por
su participación en el tráfico de drogas, son inocentes.
Por
ello, el arzobispo de Manila, cardenal Luis Antonio Tagle, con lágrimas en los
ojos, lamentó la muerte de personas inocentes asesinadas desde Duterte asumió
el cargo. Lo hizo frente a 8.000 participantes en la Misa de cierre de la
Quinta Conferencia Filipina sobre Nueva Evangelización.
Ahí,
el cardenal Tagle preguntó si la gente estaba contenta con las muertes a su
alrededor. Y en la oración le habló a Dios acerca de la muerte de muchas
personas inocentes. “Queremos creer que no te regocijas en su muerte. Pero hay
tantos…”, dijo el cardenal, cabeza visible del tercer país con mayor número de
católicos del mundo.
El
cardenal Tagle junto con los obispos de Filipinas han sido muy insistentes en
condenar la brutalidad con que se ha ejercido el poder en manos de Duterte.
Convocaron el 16 de julio pasado una jornada de ayuno colectivo y plegarias de
desagravio, pues el presidente además de ordenar ejecuciones ha llamado
“estúpido” a Dios.
El
arzobispo Rómulo Valles, dirigente de la Conferencia Episcopal de Filipinas,
pidió “la misericordia y la justiciar divina para quienes han mancillado el
santo nombre de Dios, para quienes difaman, para quienes mienten, para quienes
asesinan o justifican los asesinatos como herramienta para luchar contra la
delincuencia”.
A
partir del 17 de julio hubo tres días más de plegarias, ayunos y obras de
caridad en protesta por los comentarios del controversial mandatario y por los
miles de asesinatos de personas inocentes, presuntamente vinculados al tráfico
de drogas en el país.
Duterte
ha tenido tensas relaciones con la Iglesia Católica, que ha protestado por su
sangrienta represión contra el narcotráfico, su lenguaje vulgar y por el
asesinato de tres sacerdotes en meses recientes. En discursos televisivos, el
mandatario por su parte ha fustigado a la Iglesia Católica, mencionando con
frecuencia los escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Según
la agencia informativa UCANews.com el cardenal Tagle instó a los participantes
de la Conferencia Filipina sobre Nueva Evangelización, celebrada en la
Universidad Pontificia de Santo Tomás en Manila. a convertirse en “pan” para
los demás en medio del hambre en el mundo.
“Seamos
pan, quebrantados, compartidos para los demás, para que todos tengamos
compasión y poder alimentar a los demás. Todo lo que tenemos, todo lo que
somos, si lo tomamos, bendecimos y compartimos puede convertirse en el pan de
vida para todos”, dijo el purpurado filipino, quien también funge como
presidente de Cáritas Internacional.
Posturas absolutamente
encontradas
Mientras
tanto, otros líderes de la Iglesia Católica y grupos activistas en Filipinas
han condenado el récord de Rodrigo Duterte como presidente al inicio de su
tercer año en el cargo. Su historial de derechos humanos en particular recibió
la mayor atención.
Como
para despecho de sus críticos, Duterte dijo en su discurso del 23 de julio
Estado de la Nación que su preocupación no eran los derechos humanos sino la
vida de las personas. “Su preocupación son los derechos humanos, la mía es la
vida humana”, dijo el presidente a los críticos de su guerra contra el tráfico
de drogas.
“Las
vidas de nuestros jóvenes se están desperdiciando y las familias se
destruyeron, y todo a causa de los productos químicos llamados shabu, cocaína,
cannabis y heroína”, dijo Duterte en un discurso de 48 minutos.
Pero
sus comentarios no concuerdan con el obispo Pablo Virgilio David de Kalookan,
cuya diócesis en la parte norte de la capital ha sido testigo de asesinatos
aparentemente interminables. “Tal afirmación implica que las víctimas de los
homicidios relacionados con las drogas no son humanos”, escribió el obispo
David en las redes sociales horas después de que el presidente pronunció su
discurso.
“¿No
es el derecho a la vida el derecho humano básico?”, preguntó este obispo, quien
es vicepresidente de la conferencia de obispos de Filipinas. En este sentido,
confirmó el obispo David, la Iglesia Católica “nunca puede estar de acuerdo”
con la opinión del presidente y calificó la declaración de Duterte como
“ilógica”.
El
obispo de Kalookan dijo, finalmente, que el gobierno debería enfocar su guerra
contra los narcóticos contra los grandes traficantes de drogas y preguntar:
“¿Cómo es que el suministro de drogas ilegales se mantiene estable a pesar de
todos los asesinatos?”
Una
pregunta que, desde luego, Duterte no está dispuesto a contestar.
*Con
información de de *www.ucanews.com
Jaime
Septién
Fuente:
Aleteia