UN SANTO QUE TRABAJÓ EN LAS PERIFERIAS

¿Quién es este italiano que creó la primera clínica para acoger a los enfermos de Sida en Chile?

Pontificia Universidad Católica de Chile - (CC-BY-SA-2.0)
Más de la mitad de las personas a quienes se le ha otorgado la nacionalidad chilena como reconocimiento a un bien realizado son religiosos. Uno de ellos fue el Padre Baldo Santi, quien murió el año 2013 a los 92 años.

¿Quién era este sacerdote de origen italiano que creó la primera clínica para acoger a los enfermos de Sida en los años ochenta, cuando nadie hablaba de esta enfermedad y mucho menos acogía a los infectados?  

El Padre Baldo Santi perteneció a la Orden Madre Dios y llegó a Chile en 1946 como párroco de una pequeña iglesia en la ciudad de Rancagua, a 45 minutos de Santiago. Diez años después comenzó a trabajar en Cáritas, junto a uno de los grandes cardenales que ha tenido Chile, Monseñor Raúl Silva Henríquez. Fue vicepresidente de esta obra con la que trabajó en distintas poblaciones de la capital.

Quienes lo conocieron coinciden en tenía carácter fuerte y sin duda eso fue lo que lo impulsó a mediados de los 80 a reunir voluntarios para asistir a enfermos de Sida. Primero lo hacía en dependencias de Cáritas Chile y, si no había espacio suficiente para todos, se los llevaba a la casa de su congregación. 

Fue en 1987 cuando compró la primera casa de acogida en un sector residencial de Santiago, los vecinos reclamaban y protestaban porque los valores de sus casas bajarían. A pesar de toda la oposición el religioso luchó con fuerza en los años 80 para dar dignidad a las personas que no tenían esperanza de vida y estaban fuertemente marginadas por el miedo al contagio del VIH. 

Fue a finales de los 90 cuando logró concretar su sueño: una clínica. Le habían impedido instalarla en un par de comunas por vecinos que consideraban “indeseables” a los nuevos residentes. Así nace la “Clínica para la Familia”, que busca acoger a los enfermos de VIH y también de cáncer para que puedan encontrar un sentido al sufrimiento y de esta forma prepararse para una muerte digna.

En febrero del 2013, un mes después del fallecimiento del Padre Santi, el presidente de la fundación, doctor Flavio Nervi, declaraba a iglesia.cl lo siguiente: “El legado más importante del padre Santi es un mandato espiritual para reencontrar el sentido del sufrimiento y la verdadera misión de la medicina y de los agentes sanitarios”. 

El desafío está, continuo Nervio, “en volver a evangelizar la cultura del respeto y el amor incondicional al ser humano en todas sus dimensiones, sin importar condición social, género, credo religioso, etnia o pertenencia política”.

La obra del Padre Santi es de la que nos habla el papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete et Exsultatelos santos de la puerta de al lado. Donde seguimos un camino y si escuchamos a Dios, podremos sacar lo mejor de nosotros mismos y ponerlo a su servicio. Eso fue lo que hizo este sacerdote italiano que llegó en 1946 y fue hacia las periferias.  

Macarena Gayangos

Aleteia Chile