“Los mandamientos son parte de una relación, aquella
de la Alianza entre Dios y su Pueblo”, tema de la catequesis del Papa Francisco
en la Audiencia General del miércoles 20 de junio de 2018
“Así, desde el principio, el Tentador, quiso engañar
al hombre y a la mujer, haciéndoles creer que Dios no los amaba y que era un
déspota que les imponía leyes y normas para someterlos. Lo mismo quiere
hacernos creer también hoy a nosotros. Pero sabemos que Dios es un padre, que nos
quiere y sale a nuestro encuentro”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia
General del tercer miércoles de junio de 2018, continuando con su ciclo de
catequesis dedicadas a los Mandamientos.
El pasado miércoles iniciamos la catequesis sobre los
diez mandamientos, señaló el Pontífice. Los mandamientos son parte de una
relación, aquella de la Alianza entre Dios y su Pueblo. Hemos visto que el
Señor Jesús, agregó el Papa, no ha venido a abolir la Ley, sino a darle
cumplimiento. Tendríamos que entender mejor esta perspectiva, alentó el
Pontífice.
Diferencia
entre palabras y mandamientos
La Sagrada Escritura los llama también «las diez
Palabras». ¿Qué diferencia hay entre un mandamiento y una palabra? El
mandamiento es un precepto, una orden. En cambio, precisó el Papa Francisco, la
palabra es el medio esencial de la relación como diálogo fundamentado en el
amor. Dos personas que no se aman, no logran comunicar. Sin embargo, cuando
alguien habla a nuestro corazón, termina nuestra soledad y comienza una comunicación
que da vida.
En la Sagrada Escritura, señaló el Pontífice, los
mandamientos no viven por sí mismos, sino son parte de una relación, como se
puede ver al inicio del capítulo 20 del Libro del Éxodo, donde el texto habla
de “palabras” y no de “mandamientos”. “La tradición judía las llamará siempre
como el Decálogo, las diez Palabras. Y el término decálogo – afirmó el Papa –
quiere decir justamente esto, relación”.
Es diverso cuando uno recibe una orden, dijo el Papa
explicando la diferencia entre palabra y precepto, es diferente cuando uno
trata de hablar con nosotros. “Un diálogo es mucho más que la comunicación de
una verdad – puntualizó el Santo Padre – se realiza por el placer de hablar y
por el bien concreto que se comunica entre quienes se quieren bien por medio de
las palabras. Es un bien que no consiste en las cosas, sino en las mismas
personas que recíprocamente se donan en el diálogo”.
“Con los mandamientos, que contienen sus palabras, Él
nos cuida y protege de la autodestrucción, porque somos sus hijos, no sus
súbditos”
Con los
mandamientos, Dios nos cuida y protege
Así, desde el principio, el Tentador, quiso engañar al
hombre y a la mujer, haciéndoles creer que Dios no los amaba y que era un
déspota que les imponía leyes y normas para someterlos. Lo mismo quiere
hacernos creer también hoy a nosotros. Pero sabemos que Dios es un padre, que
nos quiere y sale a nuestro encuentro. Con los mandamientos, que contienen sus
palabras, Él nos cuida y protege de la autodestrucción, porque somos sus hijos,
no sus súbditos. Vivir como cristianos es pasar de la mentalidad de esclavos a
la mentalidad de hijos.
El desafío, afirmó el Papa Francisco, es justamente
entender los mandamientos no como una imposición de un déspota que obliga, sino
como una palabra que nos cuida y protege de la autodestrucción. “El hombre está
ante esta incertidumbre: ¿Dios me impone las cosas o cuida de mí? ¿Los
mandamientos son sólo una ley o contienen una palabra? ¿Dios es amo o Padre?
¿Somos súbditos o hijos? Este combate, dentro y fuera de nosotros, se presenta
continuamente: mil veces debemos escoger entre una mentalidad de esclavos y una
mentalidad de hijos”.
Vivir como
hijos y no como esclavos
Ya que un cristiano con un espíritu de esclavo, señaló
el Papa Francisco, sólo puede acoger la Ley de modo opresivo, y puede producir
dos resultados opuestos: una vida hecha de deberes y obligaciones, o una
reacción violenta de rechazo. Todo el cristianismo es el paso de la letra de la
Ley al Espíritu que da vida. “Se ve cuando un hombre o una mujer han vivido
este pasaje o aun no – afirmó el Pontífice – la gente se da cuenta si un
cristiano razona como hijo o como esclavo. Y nosotros mismos recordamos si
nuestros educadores han cuidado de nosotros como padres y madres, o si nos han
solamente impuesto reglas”.
Nuestro mundo
no tiene necesidad de legalismo
En sus saludos a los peregrinos de lengua española
venidos de España y Latinoamérica, el Papa Francisco los animó a vivir los
mandamientos con espíritu filial y no como un legalismo, a vivir como
cristianos con un corazón de hijos. “Nuestro mundo no tiene necesidad de
legalismo, sino de sentirse amado y cuidado. Pidámosle con confianza al Señor
el don de su Espíritu Santo, para que nos conceda acoger sus mandamientos con
espíritu filial, y vivir como hermanos en la libertad de los hijos de Dios”.
Renato Martínez – Ciudad del Vaticano
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