Invito por lo tanto a todos, ciudadanos e instituciones, a aunar esfuerzos para prevenir la trata y garantizar protección y asistencia a las víctimas
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| Audiencia general del Papa Francisco |
En
la audiencia general, el Papa Francisco dirigió dos apremiantes llamamientos:
uno ante la Jornada Mundial contra la plaga vergonzosa de la trata y otro con
el anhelo de que las Olimpiadas de Corea del Sur sean ejemplo y fiesta de paz
El
Obispo de Roma reiteró la importancia de aunar esfuerzos en el mundo contra el
crimen del tráfico de seres humanos:
«Mañana,
8 de febrero, memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, se celebra la
Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata. El tema de este año
es
“Migraciones sin trata ¡Sí
a la libertad! ¡No a la trata!”
Teniendo
pocas posibilidades de canales regulares, muchos migrantes deciden aventurarse
por otros caminos, donde a menudo los esperan abusos de todo tipo, explotación
y reducción a la esclavitud.
Las
organizaciones criminales, dedicadas a la trata de personas, usan estas rutas
migratorias para esconder a sus víctimas entre los migrantes y los que buscan
refugio.
Invito
por lo tanto a todos, ciudadanos e instituciones, a aunar esfuerzos para
prevenir la trata y garantizar protección y asistencia a las víctimas.
Oremos
para que el Señor convierta el corazón de los traficantes – que palabra fea:
traficantes de seres humanos - y brinde la esperanza de recobrar su libertad a
cuantos sufren por esta plaga vergonzosa».
Olimpiadas impulsen paz y
encuentro entre los pueblos
Y
ante la inauguración de las Olimpiadas invernales coreanas, destacó que las dos
Coreas llevarán una misma bandera, alentando la esperanza de un mundo en el que
la resolución de los conflictos pase por el diálogo:
«Pasado
mañana, viernes 9 de febrero, se abrirán los XXIII Juegos Olímpicos Invernales,
en la ciudad de PyeongChang, en Corea del Sur, con la participación de 92
países.
“La tradicional tregua
olímpica este año adquiere especial importancia”
Delegaciones
de las dos Coreas desfilarán juntas bajo una bandera única y competirán como un
equipo único. Este hecho hace esperar en un mundo en el que los conflictos se
resuelven pacíficamente con el diálogo y en el respeto recíproco, como también
el deporte enseña a hacer.
Dirijo
mi saludo al Comité Olímpico Internacional, a los atletas y a las aletas que
participan en los Juegos de PyeongChang, a las autoridades y al pueblo de la
Península de Corea.
Acompaño
a todos con la oración, mientras renuevo el compromiso de la Santa Sede a
sostener toda iniciativa útil en favor de la paz y del encuentro entre los
pueblos.
Cecilia
de Malak – Ciudad del Vaticano
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