Tan solo un año y dos meses después del fallecimiento en Roma de monseñor
Javier Echevarría, segundo sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus
Dei, llega a las librerías este viernes 9 de febrero En la tierra como
en el cielo, el primer libro sobre la vida y obra del anterior prelado de
la institución
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| Monseñor Javier Echevarría |
«Este libro no
es una biografía, ni una semblanza, ni un perfil, ni un estudio histórico. No
es, sobre todo, una hagiografía…Estas páginas son un collage periodístico que
ilustra, en visión panorámica, las claves de una buena persona que se implicó
en mejorar nuestro mundo contemporáneo», asegura el autor del volumen, el
periodista Álvaro Sánchez León.
En el libro se
analizan algunos tópicos sobre el Opus Dei, puestos en entredicho durante la
vida y el mandato de Javier Echevarría. ¿Por ejemplo?
El libro pone
un foco en la vida real y entonces las posverdades sobre el Opus Dei quedan
hasta cómicas. Soy periodista y tenía que entrar a esos temas, lógicamente,
pero me he dado cuenta de que después de la canonización de san Josemaría los
tópicos contra la Obra han saltado por los aires. Quedan restos estancados entre
algunos periodistas, casi siempre en España, y poco más. Por supuesto, entiendo
que haya gente que no comprenda el Opus Dei. Faltaría más. También entiendo que
haya personas que no compartan el ejemplo o el mal ejemplo que haya podido dar
una persona del Opus Dei. Pero si somos honestos y buscamos la verdad hay
fuentes de sobra para contrastar los cuentos chinos y las leyendas negras.
La Obra es una
institución más dentro de la Iglesia. Ni mejor, ni peor. Como dice el
vaticanista John Allen, es «un mueble más». Darle un cariz de fuerza oculta de
poder y otorgarle a sus miembros un papel propio de películas de espías es
sobreestimar su auténtica realidad, la verdad.
Al menos en
España, mucha gente tiene familia o amigos que son del Opus Dei. En muchos
casos, les valoran positivamente. Esa impresión es la que queda a la gente de
la calle, por mucho que algunos medios de comunicación insistan en ver la Obra
más como la vio El código Da Vinci que como la ven, sin
efectos especiales, sus propios lectores.
En el prólogo,
monseñor Fernando Ocáriz asegura que a Javier Echevarría le gustaba recordar su
primer encuentro con san Josemaría.
1948 es un año
clave en la vida de Javier Echevarría, y por eso se merece todo un capítulo
entero. En ese año muere su padre, conoce el Opus Dei, pide la admisión en la
Obra y conoce a san Josemaría. A partir de ese año la vida de un dieciseisañero cobra
perspectiva y ajusta su enfoque para siempre. ¿Con 16 años se pueden tomar
decisiones para toda la vida? En la vida de Javier Echevarría se observa que
sí, y que, con la gracia de Dios y su respuesta personal, el eco de esa llamada
va cuajando hasta el final de su vida.
Justo 70 años
después refrescamos aquel año intenso de su biografía en el que Javier conoce a
san Josemaría. En Madrid. Se trata de un encuentro tan normal y tan
transformador, que desde entonces Javier quiere vivir junto al fundador del
Opus Dei en Roma, hasta convertirse en su mano derecha, junto al beato Álvaro
del Portillo, y su tercer sucesor. Lo he pensado muchas veces en estos meses:
Javier queda muy tocado al conocer la personalidad y la talla de san Josemaría,
pero san Josemaría también le echa el ojo… Dentro de la sencillez y la
naturalidad que describen toda la vida de Javier Echevarría, este encuentro es
especial. Mucha gente, a lo largo de la historia, se ha encontrado con personas
que le han cambiado la vida. Javier se encontró primero con Dios y después con
san Josemaría, y ambos descubrimientos fueron determinantes, humana y
sobrenaturalmente.
Entre las personas
que entrevista para este libro destacan el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos
Osoro, o Georg Gänswein. ¿Qué relación tuvieron con Javier Echevarría?
El cardenal
Carlos Osoro y Javier Echevarría eran amigos. Amigos de hablar y comer juntos,
de contarse sus cosas, sus alegrías, sus preocupaciones, con confianza y
honestidad. Don Carlos cuenta en el libro que él le llamaba «Padre».
Seguramente don Javier sintiera ese mismo afecto y esa misma consideración
hacia el cardenal arzobispo de Madrid, porque sus relaciones eran así de
recíprocas habitualmente.
Con monseñor
Georg Gänswein también se generó una amistad y una confianza particular, con
Benedicto XVI como testigo. Los dos se conocieron cuando el prefecto de la Casa
Pontificia fue profesor de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. Tenían
amigos en común, y el trato entre los dos se fue intensificando con el paso de
los años. Monseñor Georg cuenta que algunas veces estuvo comiendo en la casa de
don Javier, y que coincidió con él en las visitas que hacía al ya Papa emérito
en el monasterio Mater Ecclesiae. Monseñor Georg es la fuente más
fiable para hablar de cómo vivió Javier Echevarría el pontificado de Benedicto
XVI, y cómo vivió la transición al del Papa Francisco. Él mismo revienta
algunos tópicos eclesiales con una rotundidad alemana.
¿Y qué relación
tuvo usted con monseñor Echevarría?
He coincidido
varias veces con él, pero de manera muy superficial. Le he escuchado en
directo, le he podido saludar, nos hemos escrito en alguna ocasión, y poco más.
Me llamó la atención ver a una persona buena, cariñosa, atenta, que era el
primero en vivir lo que decía, que luchaba, que era muy humano, que tiraba para
arriba, que acercaba a Jesucristo y al Papa, que generaba incendios de audacia
a su alrededor con una extrema sencillez. Me llamó la atención que no llamaba
la atención, que era un hombre de fe, que conocía a los hombres perfectamente.
Hay mucha gente que transmite esa misma sensación. Para mí era una de esas
personas con las que te apetece tomarte un café, y contarle tus cosas. O
confiarle tu alma.
¿Qué se va a
encontrar el lector de En la tierra como en el cielo?
Se va a
encontrar historias con alma, corazón y vida de Javier Echevarría que surgen
después de 45 entrevistas a personas que han conocido al tercer sucesor de san
Josemaría al frente del Opus Dei. En estas páginas la persona de Javier
Echevarría, el alcance de su misión pastoral y su pasión por convertir el mundo
en un hogar se entremezclan convirtiéndole en uno de los muchos rostros que hacen
creíble el mensaje cristiano. El lector no encontrará en este libro un conato
de causa de canonización. En absoluto. Encontrará un estímulo atractivo para
vivir la vida en tres dimensiones.
José Calderero de Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega
