Ayunos,
caras largas, privaciones... ¿por qué tenemos tan mala imagen de la Cuaresma?
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Dominio público |
SÍ a la esperanza, de que mi vida puede ser diferente si me dejo trabajar por Dios.
SÍ a salir de la pereza y el aburrimiento, y ponerse a trabajar por un
mundo mejor.
SÍ a la oración, al encuentro cercano y personal con Dios que prueba las miles de formas para llevarnos a ese lugar de encuentro con su amor. Te ama y quiere que lo ames así como eres. (Al respecto: “Ámame tal como eres” de Charles de Foucauld).
SÍ a la oración, al encuentro cercano y personal con Dios que prueba las miles de formas para llevarnos a ese lugar de encuentro con su amor. Te ama y quiere que lo ames así como eres. (Al respecto: “Ámame tal como eres” de Charles de Foucauld).
SÍ a la conversión. “Convertir” viene de transformar… crecer es parte de la vida e
implica una conversión.
SÍ al perdón. A perdonar a los demás, pero
por sobre todas las cosas animarme a ver cuánto Dios me perdona y desde ahí
perdonarme a mí mismo.
SÍ a la ofrenda de la vida, sabiendo que sólo entregando la vida la
ganamos y la vivimos con pasión.
SÍ a conocer el valor de tu vida, que mereció la entrega del
mismo hijo de Dios en la cruz por vos. “Me amó y se entregó por mi” Gal 2, 20.
SÍ al entusiasmo, a prepararnos con alegría para vivir en plenitud la Semana
Santa.
SÍ al dejarnos sorprender. Mirar alrededor y descubrir cuánta belleza en
la creación, en las personas. Dios nos habla en todas las cosas.
SÍ a las búsquedas. Cualquiera que sean, este es un buen tiempo para dejarte
interpelar por ellas.
SÍ al amor. Amar y amar mucho, en eso consiste la vida, en dejarnos
amar y aprender a amar. La Semana Santa es la semana del amor… amor
incomprensible e inabarcable de Dios por la humanidad toda y por cada uno de
nosotros.
Y muchos más tantos SÍ. La Cuaresma es tiempo de “SÍ”. ¡Anímate a
dar el gran SÍ”
Milagros Rodón
Fuente: Oleada Jóven