Detrás de la historia
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
entregué a la Madre Priora la crónica de la Comunidad. Soy, de momento, la
cronista.
Este
escrito se hace a mano y con pluma estilográfica, para que la tinta no se borre
con el correr de los siglos. Contiene los hechos más relevantes que han
ocurrido en la Comunidad, año tras año. Se ha de escribir con fidelidad y
brevemente, y no se admiten en él opiniones personales. Es un texto para la
posteridad, para que las hermanas que vengan después sepan cómo se vivía y lo
que se vivía en el Monasterio. Tiene que ser edificante.
Al
terminar el año, se le da a la Madre Priora, que lo ha de leer, y después se
lee en el refectorio (comedor) ante todas las monjas, que comen en silencio.
Estos son los “filtros” por donde ha de pasar, y se admiten enmiendas, si hay
algo que no concuerda con la realidad…
El
escribir la crónica en los Monasterios es algo muy antiguo y, en los primeros
siglos, cuando todavía no se había inventado el papel, se escribía en pieles de
toro. Por ello, se llamaba “El Becerro”. Han llegado hasta nosotros algunos de
ellos, muy interesantes…
Al
final de la crónica, se consigna: “Fin de la crónica del Monasterio de San Blas,
de Lerma, y Visto Bueno de la Madre Priora. Y firmado por ella y la cronista…”
Pues
todo esto, que es curioso, me ha llevado a pensar en la Palabra de Dios,
concretamente en el libro del Apocalipsis, que es el libro de los últimos
tiempos, donde San Juan escribe lo que sucederá, y habla de los que han creído
en Jesús.
En
este libro nos dice que Cristo tiene a su derecha un libro escrito por dentro y
por fuera, que sólo lo puede abrir Él. Aquí está consignada, como una crónica,
la vida de todos los hombres que forman la Historia de la Humanidad. Y Jesús es
el Único que puede leerlo correctamente. Aquí no hay enmiendas, porque todo es
Misericordia, y Jesús ha venido, no a juzgar, sino a salvar a todos los hombres
y Él, en su amor, se las arregla para que sea así. Da luces y dones a cada uno,
les da buenas inspiraciones y, como a Jesús corresponde “el querer y el obrar
de los hombres”, pues, respetando nuestra libertad, nos hace atractivo y gozoso
seguir el bien y el amor…
La
“crónica del cielo” no se parece en nada a las de la tierra. Aquella rezuma
bondad y amor de Dios, y deseo divino de salvarnos. Jesucristo ha escrito tu
nombre en el cielo.
Hoy
el reto del amor es parar unos minutos y dar gracias a Jesús porque Él va
guiando la historia de tu vida, conduciéndola al mejor y más grande final:
estar a Su lado por toda la eternidad. Y hoy pídele que te dé un corazón atento para descubrir
las inspiraciones que te regale a lo largo de la jornada.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lema