El Pontífice pide el
desarme nuclear completo para eliminar del corazón de la humanidad el temor
constante de la guerra
“¡Que
la voz profética de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki sea una
advertencia especialmente para las nuevas generaciones!”, dijo el papa
Francisco este viernes 10 de noviembre de 2017 ante 300 expertos
internacionales que discuten sobre desarme nuclear en el Vaticano.
En
este sentido, la guerra nuclear es un riesgo real que está superando
los niveles del conflicto de la Guerra Fría. “Las consecuencias humanitarias
serían demoledoras. Después de 70 años todavía hoy curamos a las víctimas de
Hiroshima”, indicó esta mañana François Bugnion del Comité Internacional de la
Cruz Roja, también invitado al Simposio en el Vaticano.
El
Papa instó a “condenar enérgicamente la amenaza” del uso de las armas
nucleares, así como “su posesión, precisamente porque su existencia es
funcional en una lógica del miedo que no concierne solamente a las partes
involucradas en el conflicto, sino a todo el género humano”.
El
Obispo de Roma explicó que las “relaciones internacionales no pueden estar
dominadas por la fuerza militar, la intimidación mutua o la ostentación de
los arsenales bélicos”. “Las armas nucleares no solo son inmorales, sino
que también deben considerarse como un instrumento ilegítimo de guerra”.
“Las
armas de destrucción masiva, en particular las atómicas, no generan
nada más que una engañosa sensación de seguridad y no pueden constituir la base
de la convivencia pacífica entre los miembros de la familia humana, que debe
inspirarse en una ética de la solidaridad”.
Así,
citó el testimonio de los “hibakusha”, es decir, “las personas afectadas
por las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, así como el de las otras víctimas
de los experimentos de armas nucleares”.
Precisamente,
el papa Francisco saludó al final de la audiencia privada a Masako Wada,
una de las últimas supervivientes de la bomba de Hiroshima, que hablará en
nombre de las víctimas de las armas nucleares en el Simposio
organizado en el Vaticano, así como de todas las otras víctimas de las pruebas
nucleares.
“Los
armamentos que tienen como efecto la destrucción del género humano son incluso
ilógicos a nivel militar”, afirmó.
Asimismo,
el Papa aplaudió que en la sede de la ONU el pasado 20 de septiembre de 2017 se
haya firmado el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares. Así, “se ha
colmado…un vacío jurídico importante ya que las armas químicas, las
biológicas, las minas antipersona y las bombas de racimo son
armas expresamente prohibidas según las convenciones internacionales”.
Cese de todas las
armas
“Ni
el cese en la carrera de armamentos, ni la reducción de las armas (…) son
posibles si este desarme no es absolutamente completo y llega hasta las mismas
conciencias”, dijo ante los participantes del simposio internacional Perspectivas
para un mundo libre de las armas nucleares y para el desarme integral.
“Un
clima inestable de conflictividad”, definió Francisco el escenario
internacional actual lleno de “desafíos políticos”.
Francisco
denunció la “espiral de la carrera armamentista”, especialmente señaló “los
costos de modernización y desarrollo de las armas, no solamente las nucleares” que “representan
un gasto considerable para las naciones”.
Al
respecto, lamentó que comprando y produciendo armas las naciones dejen “en
segundo plano las prioridades reales de la humanidad que sufre: la
lucha contra la pobreza, la promoción de la paz, la realización de proyectos
educativos, ecológicos y sanitarios y el desarrollo de los derechos
humanos”.
Francisco indicó
las “catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales derivadas de
cualquier empleo de las armas nucleares”.
Ante
este escenario considera incluso un riesgo la detonación accidental “de esas
armas, debido a un error de cualquier tipo”.
El
evento que reúne a expertos internacionales en el ámbito del desarme nuclear es promovido
por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y se abrió
hoy en el Vaticano en el Aula Nueva del Sínodo para concluir el sábado 11 de
noviembre.
En
el Simposio participan 11 Premios Nobel de la Paz (ver foto de la portada),
altos cargos de ONU y NATO, diplomáticos, representantes de los Estados, entre ellos Rusia,
Estados Unidos, Corea del Sur, Irán, además de grandes expertos en el
campo de los armamentos y representantes de las fundaciones, organizaciones y
de la sociedad civil comprometidas activamente en ese tema.
Presentes,
además, miembros de las Conferencias episcopales y de las Iglesias,
en ámbito ecuménico y de otras religiones, así como delegaciones de
profesores y estudiantes de las universidades de Estados Unidos, Rusia y Unión
Europea.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia