Mientras
varios obispos denuncian la masacre ocurrida en Mogadiscio este sábado, un
experto del Institute of Global Studies lo vincula al conflicto entre Arabia
Saudí y Qatar
Casi
300 muertos y más de 200 heridos es el balance provisional del peor atentado de
la historia de Somalia, el sufrido este sábado.
El Gobierno del país ha acusado
de la detonación de un camión bomba con varios cientos de kilos de explosivos
en una arteria muy concurrida de un barrio comercial de Mogadiscio al grupo
yihadista Al Shabaab.
Sin embargo, este grupo yihadista, cercano a Al Qaeda, ha
negado estar detrás del ataque.
El
cardenal Osoro hizo público un tuit en el que afirmaba: «Oramos al Señor por
tantos muertos y heridos en el atentado de Mogadiscio, y pedimos que cambie el
corazón de los enemigos de la vida». También el arzobispo de Westminster y
primado de Inglaterra y Gales, cardenal Vincent Nichols, expresaba en la
misma red social que «una violencia así no tiene sitio en este mundo. Cristo,
el príncipe de la paz, nos llama a trabajar por ella en cada tiempo y lugar».
Conexión con el Golfo
Pérsico
Luca
Puddu, experto en Somalia del Institute of Global Studies, ha afirmado a la
agencia Fides que el objetivo del atentado, sean quien sean sus autores, es
«debilitar al Gobierno federal de Mohamed Abdullahi, que ya ha sufrido fuertes
críticas de la oposición por haber deportado a Etiopía, el mes pasado, a un
miembro del Frente Nacional de Liberación de Ogaden, un grupo rebelde que lucha
por la autodeterminación de una región etíope poblada en su mayoría por somalíes.
Somalia
es un país que en un 99,8 % es musulmán. Para Puddu, es imposible comprender el
atentado sin tener en cuenta el actual conflicto entre Arabia Saudí y los
Emiratos Árabes Unidos por un lado, y Qatar por otro. El presidente Abdullahi
–explica– «mantiene formalmente una posición neutral, pero de hecho sostiene de
forma más o menos abierta a Qatar», que ha financiado su campaña electoral para
las elecciones de este año.
En
cambio, algunos estados de Somalia, como Puntland y Somaliland apoyan a Arabia
Saudí y los Emiratos. Esta división ha creado mucha tensión entre el gobierno
federal y los estados, que el 8 de octubre se reunieron para debatir la reforma
constitucional totalmente al margen de la administración de Abdullahi.
Alfa
y Omega