Nada como tener un plan...
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Como
te comentaba el otro día, en Septiembre terminaré el Noviciado y me iré a vivir
con las monjas solemnes (que no cunda el pánico, sólo me traslado al otro ala
del monasterio...). Ya me han dado una celda allí, ¡y ahora hay que prepararla!
Lo
primero que hemos hecho ha sido vaciarla y limpiarla. ¡Es muy bonita y
luminosa, me encanta! Después de haber estado pensando muchísimo la
distribución de los muebles, fuimos (cinta métrica en mano) a ver cómo va a
quedar.
Al
poco descubrimos que mi diseño... ¡no cabía! ¡No se me había ocurrido medir la
pared! Con la de tiempo que me había llevado organizarlo, ¡ahora tenía que
volver a empezar!
Pero
a Israel se le ocurrió una idea brillante: la sencillez. Si la cama cabe en
esta esquina, pues aquí la pondremos. Si el armario no entra seguido, lo
colocamos enfrente... Su idea me gustó, ¡creo que va a quedar genial!
Realmente,
no hay nada como tener un plan... ¡para que al Señor se le ocurra otro
distinto! Sí, hay que admitir que, con Cristo, los cambios de última hora están
a la orden del día. Y, si no, que se lo pregunten a María: que si un anuncio
inesperado (con las correspondientes explicaciones a José), que si un censo y
hay que ir a Belén, que si ahora a Egipto...
Ya
desde que llegó a nuestra tierra Jesús fue escribiendo la Historia de Salvación
a base de "cambios de planes". Y, lo que a nosotros puede parecernos
un imprevisto, Él lo tenía ya diseñado desde antiguo. Al fin y al cabo,
"sus planes son más altos que nuestros planes"...
La
cuestión es... ¿cómo nos tomamos estos giros en nuestro programa? ¿Con
quejas... o con confianza?
Hoy
el reto del amor es acoger con alegría los cambios de planes. Te invito a que
hoy, si algo no sale como habías planeado, no te enfades: mira a Jesucristo.
Haz un voto de confianza en Él. Si Él ha girado tu planning, ¡deja que lo siga
escribiendo! Simplemente pregúntale: "Bueno, Señor, ¿y ahora qué quieres que
hagamos?". Deja que Cristo entre en tus planes... ¡¡con Él todo acaba
bien!! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma