La fe mueve montañas
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Voy
a contaros una historia muy sencilla, que, por lo sencilla, ¡parece increíble!
Pero aquí está:
Hace
unos días vino un señor y nos encargó que le hiciésemos un plato grande
adornado con un escudo que pintamos a mano. Se lo solemos hacer cada año para
homenajear a alguien del pueblo.
La
hermana responsable del trabajo estuvo buscando este diseño en la carpeta
correspondiente, pero no estaba allí. Miró y miró una y otra vez, pero no
aparecía tal diseño. Entonces hojeó en todos los archivadores de las
estanterías de la cerámica, pero nada… No se explicaba dónde podría estar,
porque miró todo y varias veces. Ya estaba cansada de buscar y no sabía qué
hacer, llevaba dos días en su búsqueda…
Así
las cosas, llegó la hora de la tarde en que cantamos las Vísperas. Y yo sentí
muy fuerte, pero con gran sencillez, que debía pedírselo a san Antonio, porque
es abogado de las cosas que se pierden. Yo soy dominica y nunca tuve devoción a
este gran santo, pero un día se me ocurrió pedirle encontrar algo y me lo puso
a la mano, así que, desde entonces, todo lo que se me extravía, me lo
encuentra. ¡Fijaos, que hace algún año, le pedí que mi hermana encontrara un
comprador para su piso, pues era urgente venderlo, y me lo encontró!
¡Asombroso...!
La
fe mueve las montañas de nuestras desconfianzas y nos hace creer como los
niños, sin reticencias y muy seguros, con gran sencillez.
Pues,
cantando las Vísperas, percibí en mí una gran seguridad de que san Antonio me
lo iba a poner a la mano. Cuando acabamos de rezar, me dirigí a uno de los
sitios en donde están muchos archivadores, tiré de uno cualquiera… ¡y al
abrirle, estaba allí el diseño, esperándome! ¡No cabía en mí de alegría! De
acción de gracias a Jesús y con la fuerza de su gracia, me arrodillé y oré,
bendiciéndole y alabándole en alta voz:
-
¡Señor, gracias, gracias! ¿Cómo no van a amarte todas tus criaturas, mi Dios?
¡Tú eres bueno, muy bueno! ¡Siempre nos escuchas y nos das más de lo que
podemos imaginar o esperar! ¡Gracias, gracias Jesús, por tus santos, que se
parecen a Ti en la bondad y la misericordia! ¡Gracias san Antonio, por quererme
tanto y escucharme siempre!
Hoy
el reto del amor es que hagas un acto de confianza en Jesús, que sólo busca
quererte y ayudarte en tu vida; y que le des gracias porque te ama mucho. Pero
todo hazlo con gran sencillez, como sencillos son los milagros de Jesús como
respuesta a nuestra fe. Hazlo como lo haría un niño con su papá, jugando y
amando…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma