La nueva cruzada de Juan
Manuel Cotelo: fomentar en el mundo el perdón a través de una película en la
que todos puedan participar
La
nueva cruzada de Juan Manuel Cotelo: fomentar en el mundo el perdón a través de
una película en la que todos puedan participar
El
cineasta español Juan Manuel Cotelo y su productora Infinito + 1, autores de La
última cima, Tierra de María y Footprints, vuelven a la carga.
Ahora inician un nuevo proyecto cinematográfico,
una película sobre el perdón, EL MAYOR REGALO. Y para completar la
financiación, piden ayuda a toda persona que quiera sumarse a esta iniciativa.”
Aleteia
ha conversado con él: ¿El perdón, hoy? ¿Cómo es eso? ¿En un mundo de mata o
muere, de vive por ti, para ti, en razón de ti, la humildad de pedir y otorgar
perdón, qué pinta?
Juan Manuel: La importancia del
perdón no depende de modas, sino que surge de una necesidad íntima, que
cualquiera de nosotros puede experimentar cuando hace daño a alguien o cuando
recibe ese daño de otros. Todos necesitamos, cada día, pedir perdón y perdonar.
Sin ese ejercicio constante, la convivencia humana es insoportable, pues antes
o después descubrimos que ninguno de nosotros es intachable.
Necesitamos
ser perdonados y, en justicia y por misericordia, todos debemos perdonar a los
demás. Por eso estamos pidiendo ayuda económica a todo el mundo: para poder
fomentar el perdón a través de una película, contrarrestando el daño que hacen
tantos mensajes que promueven el odio.
El
Papa Francisco ha hecho de esta frase un estribillo: “Dios no se cansa de perdonarnos; nosotros somos los que nos cansamos
de pedirle perdón”. ¿Te inspira algo?
Me
recuerda a Santa Teresa, que escribió: “Dios no se cansa de dar… no nos
cansemos nosotros de recibir”. Solamente la soberbia nos impide pedir perdón o
perdonar. El enemigo del perdón no es mi agresor, el enemigo soy yo mismo, mi
ego que se hincha y rechaza servir a los demás (perdonar) o ser servido (pedir
perdón). Contra ese ego, contra ese cansancio del que habla el Papa, tenemos un
remedio: pedir ayuda al Cielo, solicitar las fuerzas que nos faltan. Cualquiera
que lo pida, va a experimentar esa ayuda para vencer la soberbia o el
cansancio.
Perdón y agradecimiento
¿van de la mano?
Ser
perdonados nos conduce a ser agradecidos. Porque ninguno de nosotros merece el
perdón, sino que es un regalo que recibimos… cuando no tenemos nada a nuestro
favor. El perdón es una dosis incondicional de amor. El agradecimiento surge de
modo espontáneo. He conocido a personas que se arrepintieron después de ser
perdonados. Porque la constatación de ese regalo inmerecido, que ni siquiera
pedían, logró ablandar su corazón de piedra.
Hay
algunas películas –pocas, la verdad– que exploran el perdón. Pero, dentro de
ellas, quizá no exista el elemento que tú quieres contar en “El mayor regalo”?
Seguramente
ya se han hecho películas sobre el perdón. Me extrañaría que, después de cien
años haciéndose cine, nadie hubiera hablado del perdón. En cualquier caso,
seguro que pueden hacerse otras muchas más, y cada una aportará algo nuevo y
beneficioso.
Tu
fuerte es el documental, una suerte de documental biográfico que ha empezado ya
a forjar un estilo. ¿Rompes con ello en esta nueva película que preparas? ¿Cómo
son las historias que cuentas?
No
sé si tengo un estilo propio, pero sí sé que no aspiro a ello. El estilo me da
igual… lo único que me importa es que el mensaje de esperanza llegue al
espectador. Si el estilo contribuye a que el mensaje llegue, perfecto. Pero si
el estilo adquiere un protagonismo superior al mensaje, entonces es pura
vanidad formal.
Cuando
la historia que vas a contar es potente, todo lo demás es accesorio,
instrumental. En nuestro caso, la historia que queremos contar siempre es
hermosa, verdadera, actual y con final feliz: el amor que Dios nos tiene a cada
uno, manifestado en hechos concretos, no en teorías, ni en ficciones, ni en
recuerdos del pasado.
Teniendo
clara esa historia real, vamos tomando decisiones cada día, formando equipo con
muchas personas que trabajan con humildad, generosidad y alegría, con
entusiasmo. Nadie hace cine a solas. Gracias a Dios, cuento con Alexis
Martínez, como director de fotografía y editor, con quien ya llevo trabajando
ocho años. Sin él… todo en *Infinito + 1* sería diferente y, sin duda, de peor
calidad. Ahora le menciono a él, pero podría decir lo mismo de cada persona que
trabaja en cada película. En cualquier equipo, cada persona es esencial.
Leon
Bloy decía que antes se hacía cosas grandes con medios pobres y ahora se hacen
cosas pobres con medios grandes. Veo que esta invitación tuya a pulverizar la
financiación de El mayor regalo, lo que en inglés se llama crowfunding, es el
intento tuyo de hacer con medios pobres algo grandioso: revitalizar la fuerza
del perdón en un mundo repleto de odio, ¿es así?
Ser
pequeño no es un problema, si te juntas con muchos otros que también son
pequeños. Nosotros somos pequeños y confiamos en la gente pequeña, en los que
no son poderosos ni expertos, pero sí son generosos y enamorados. Aman a Dios y
aman a los espectadores que verán esta película.
Por
eso donan dinero, sabiendo que nunca recibirán el agradecimiento de esos
espectadores a los que desean servir. Nuestra misión depende exclusivamente de
la ayuda generosa y desinteresada que recibimos por parte de personas que se
han sumado a esta iniciativa evangelizadora, por puro amor.
No
habríamos hecho La última cima, Tierra de María, Footprints, sin tantas
personas que han aportado el dinero necesario. Por ejemplo, la última película,
Footprints, está hecha gracias a 400 personas de una sola parroquia de Estados
Unidos, que cubrieron todos los costes.
¿Y
ahora, cómo pretendes financiar El mayor regalo que, déjame decirte, me parece
una propuesta no solo necesaria, ¡urgente! Y una oportunidad que muchos, muchos
están buscando, hartos de un cine sin propuesta de valor. Sin fondo humano.
Pedimos
ayuda abiertamente a todo el que quiera sumarse. Cualquier persona puede donar
un dólar… cinco dólares… cien dólares…, lo que su fe en la necesidad del perdón
y del reencuentro entre los hombres le dicte…
Seguramente
tienes mil anécdotas sobre la donación altruista para tus películas, pero, de
cara a El mayor regalo, cuéntale a los lectores de Aleteia la que más te haya
conmovido.
Solamente
Dios conoce el valor real de cada donación, pero sospecho que nadie nos ha dado
tanto dinero como un mendigo que en Guadalajara, México, me detuvo, me bendijo
con la señal de la cruz y me dijo: “tome esto, para que pueda hacer más
películas.” Y me dio un billete de 20 pesos (un euro). Seguramente sea la
aportación más grande que hemos recibido, porque nos dio todo lo que tenía.
Mira
qué maravilla… Pero a este mendigo te lo encontraste en la calle. Y ahora
estamos hablando de la autopista digital. ¿Hay una forma directa de donar,
digo, si estoy en la Patagonia o en Chicago y no me encuentro por ahí a Juan
Manuel Cotelo…?
Por
supuesto. Los donativos los pueden realizar a través de este vínculo: http://www.infinitomasuno.org/elmayorregalo.
Jaime Septién
Fuente:
Aleteia