El Pontífice explica a los sacerdotes
el ABC de la confesión y cómo comportarse ante enfermedades espirituales
“El
discernimiento es también necesario porque, quien se acercan al confesionario,
puede venir de muchas situaciones diferentes; también puede
tener trastornos espirituales, la naturaleza de la cual debe ser sometida
a un cuidadoso discernimiento, teniendo en cuenta todas las circunstancias de
la vida y eclesial, natural y sobrenatural”, expresó el papa Francisco
durante la audiencia a los participantes del XXVIII del Curso para
sacerdotes/confesores promovido por la Penitenciaria Apostólica este viernes 17
de marzo en el Aula Pablo VI del Vaticano.
“Cuando
el confesor es consciente de la presencia de verdaderos trastornos
espirituales – que pueden también ser en gran parte psicológicos, y esto
debe ser verificado por una sana colaboración con las ciencias
humanas -, no dudarán en referirse a aquellos que, en la diócesis, están a
cargo de este delicado y necesario ministerio, a saber, los
exorcistas”, agregó el Papa. Asimismo, indicó que los exorcistas
deben “ser escogidos con mucho cuidado y atención”.
ABC
del Papa para el buen confesor. “No se deviene buenos confesores gracias a
un curso”, la del confesional es “una ‘larga escuela’ que dura toda la vida”.
“¿Pero quien es el ‘buen confesor’?, ¿Cómo se deviene buen confesor?”, preguntó
en el primer encuentro (tras un encuentro anterior durante el Jubileo de la
Misericordia) con el Foro Interno de la Penitenciaría, el dicasterio más
antiguo y el primer Tribunal de la Curia romana (siglo XII).
A
tal propósito, dijo que era un Tribunal que le ‘gusta de verdad’ y los llamó
“el Tribunal de la Misericordia” y les pidió que esta sea la indispensable
“medicina” para el alma.
De
esta manera, Francisco presentó un ABC para el ‘buen confesor’. El ‘buen
confesor’ es, sobretodo, un verdadero amigo de Jesús Buen Pastor. Sin esta
amistad, será bien difícil madurar esa paternidad, así de necesaria en el
ministerio de la Reconciliación”, apuntó.
¿Qué
significa ser amigos de Jesús? “Significa ante todo cultivar la
oración. Sea una oración personal con el Señor, pidiendo necesariamente el dono
de la caridad pastoral; sea una oración específica para el ejercicio de la
tarea de confesores para los fieles, hermanos y hermanas que se acercan a
nosotros en búsqueda de la misericordia de Dios”, afirmó Francisco.
El
confesor ‘ceñido de oración’, será reflejo creíble de la misericordia de Dios y
evitará esas asperezas e incomprensiones, que, a veces, se podrían genera
también en el encuentro sacramental”.
En
segundo lugar, Francisco destacó que “el buen confesor es, por otra parte,
un hombre del Espíritu, un hombre de discernimiento. ¡Cuánto mal tiene origen
en por la falta de discernimiento de la Iglesia!”, dijo en la audiencia a los
participantes al curso de ‘formación de buenos confesores’ promovido por la
Penitenciaria Apostólica.
De
ahí, que insta a una mayor escucha humilde del Espíritu Santo y de la Voluntad
de Dios. “El confesor no hace su propia voluntad y no enseña su propia
doctrina”.
Por
el contrario, “él está llamado a hacer siempre y sólo la voluntad de Dios, en
plena comunión con la Iglesia, de la que es un ministro o servidor”.
Actualmente,
la misión de la Penitenciaria está regulada por los artículos (117-120) de la
Constitución Pastor bonus del Papa Juan Pablo II (1988).
Ary Waldir Ramos
Díaz
Fuente:
Aleteia