Confiar en Dios “no
resuelve mágicamente los problemas, pero nos permite afrontarlos con el ánimo
justo”
El
papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus ante la plaza de San
Pedro, donde estaban unos 30 mil fieles y peregrinos
A
continuación el texto completo de las palabras del Santo Padre:
“Queridos
hermanos y hermanas, la página del Evangelio de hoy es un fuerte llamado a
confiar en Dios, no se lo olviden, confiar en Dios, que cuida a todos los seres
vivientes de la creación, provee el alimento a los animales y se preocupa de
los lirios y de la hierba del campo.
Su
mirada benéfica y atenta vigila cotidianamente por nuestra vida. Esta procede
bajo las amenazas de tantas preocupaciones que nos ponen en riesgo de perder la
serenidad y el equilibrio; aunque esta angustia frecuentemente es inútil porque
no logra cambiar el curso de los eventos.
Jesús
nos exhorta con insistencia a no preocuparnos por el mañana, recordándonos que
sobretodo tenemos un Padre que nos ama, que no se olvida jamás de ninguno de
sus hijos: confiarse a él no resuelve mágicamente los problemas, pero nos
permite afrontarlos con el ánimo justo, con coraje. Y soy valiente porque me
confío a mi Padre que cuida todo y me quiere mucho.
Dios
no es un ser lejano y anónimo, sino nuestro refugio, el manantial de nuestra
serenidad y de nuestra paz. Es la roca de nuestra salvación a la cual podemos
aferrarnos con la seguridad de no caer; quien se aferra a Dios no cae nunca. Es
nuestra defensa del mal, que siempre está al acecho.
Dios
es para nosotros el gran amigo, el aliado, el Padre, pero no siempre nos damos
cuenta, No nos damos cuenta que tenemos un amigo, un aliado, un padre.
Preferimos apoyarnos en los bienes inmediatos y contingentes, olvidando y a
veces rechazando el bien supremo, es decir el amor paterno de Dios.
Sentirlo
Padre, en esta época de orfandad es muy importante. En este mundo huérfano,
sentirlo Padre. Nosotros nos alejamos del amor de Dios cuando buscamos
obsesivamente los bienes terrenos y las riquezas, manifestando así un amor
exagerado a estas realidades.
Jesús
nos dice que esta búsqueda afanosa es ilusoria y motivo de infelicidad y da a
sus discípulos una regla de vida fundamental: ‘Busquen en cambio primero el
Reino de Dios’.
Se
trata de realizar el proyecto que Jesús anunció en el sermón de la montaña,
confiando en Dios que no desilusiona como tantos amigos que nos han desilusionado.
Trabajar como administradores fieles de los bienes que Él nos ha dado, incluso
los terrenales, pero sin actual demasiado, como si todo, también nuestra
salvación dependiera solo de nosotros.
Esta
actitud evangélica pide una decisión clara, que el paso de hoy indica con
precisión: ‘No se puede servir a Dios y a la riqueza’. O el Señor o los ídolos
fascinantes pero ilusorios. Esta decisión que estamos llamados a cumplir
repercute en todos nuestros actos, programas y empeños.
Es
una decisión que debemos hacer de manera neta y que es necesario renovar
continuamente, porque la tentación de reducir todo al dinero, placer y poder,
nos amenazan.
Hay
tantas tentaciones. Aunque honorar a estos ídolos lleva a resultados tangibles
aunque fugaces, elegir a Dios no siempre muestra inmediatamente sus frutos. Es
una decisión que se toma en la esperanza y que le deja a Dios la plena
realización. La esperanza cristiana lleva a cumplimiento futuro de la promesa
de Dios y no se detiene delante a ninguna dificultad, porque está fundada en la
fidelidad de Dios, que nunca deja de cumplir. Él es fiel, es un padre, un amigo
y un aliado fiel.
La
Virgen María nos ayude a confiarnos al amor y a la bondad del Padre celeste, a
vivir con Él y en Él. Este es el presupuesto para superar los tormentos y las
adversidades de la vida, y también la persecución, como demuestra el testimonio
de tantos hermanos y hermanas nuestros”.
Después
de la oración del ángelus
“Queridos
hermanos y hermanas, dirijo un cordial saludo a todos los peregrinos de Roma,
de Italia y de los diversos países. Saludo a los fieles polacos de Varsovia y
de otras localidades que han realizado una peregrinación mariana. Y de España,
a los de Ciudad Real y a los jóvenes de Formentera. Saludo a los jóvenes de
Cuneo, Zelarino, Mattarello y Malcesine, Fino Mornasco y Monteolimpino; a
los recién Confirmados de Caravengo d’Adda, Almenno San Salvatore y Seravalle
Scrivia; a los fieles de Ferrara, Latina, Sora, Roseto degli Abruzzi, Creazzo y
Rivalta sul Mincio.
Saludo
al grupo que ha venido por la “Jornada de las enfermedades raras”. Gracias,
gracias a ustedes por todo lo que hacen, y deseo que los pacientes y sus
familias sean adecuadamente apoyados en el no fácil recorrido, sea médico que
legislativo. A todos les deseo un buen domingo y por favor no se olviden de
rezar por mi. ‘Buon pranzo‘ y ‘Arrivederci‘”.
(Texto
traducido por ZENIT)
Fuente:
Zenit