Aboga por la «educación
espiritual» de los menores frente a lo «políticamente correcto»
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asesinatos, 126 violaciones y más 17.000 menores de edad. Este es el
balance como juez de menores de Emilio Calatayud, un magistrado mediático
conocido por sus sentencias ejemplares a los delincuentes adolescentes pero
también por sus charlas sobre la educación de los hijos.
En ellas insiste especialmente en dos puntos, en la necesidad de recuperar
la autoridad de los padres y maestros y por sus advertencias sobre los
móviles y tablets, una nueva droga dura que está llenando su juzgado de menores
que de adictos pasan a maltratadores y delincuentes.
El pasado viernes el juez Calatayud impartió una de estas conferencias en el
colegio Highlands El Encinar donde
atendió las preguntas de Religión en Libertad. Durante su intervención
habló de, entre otras cosas, del conocido decálogo
para crear un pequeño delincuente en el que muchos padres caen sin
saberlo y sin calcular las consecuencias.
Los principios del catolicismo, importantes en la educación
El segundo punto, justo después de dar al niño todo lo que pida, es el de
no darle ninguna educación espiritual. En declaraciones a ReL, el juez de
menores de Granada considera clave este aspecto. “Me refiero a la religión, yo
soy católico, apostólico y romano, son los valores tradicionales, que comparten
las principales religiones, pero que yo me baso en mi religión católica”,
explica.
Y para Calatayud es una prioridad que los padres eduquen a sus hijos e “inculquen
estos valores como la honestidad, el trabajo, la generosidad, el esfuerzo, el
amor, el perdón, los valores que yo he aprendido a través de mi educación
religiosa católica y que hay que inculcar a los hijos”.
La
dictadura de lo "políticamente correcto"
Sin embargo, el juez Calatayud no se muestra muy optimista en este aspecto pues
considera que en la educación de los hijos no se está apostando por esta
dimensión espiritual sino más bien por lo “políticamente correcto”, tanto en el
lenguaje como en la forma de actuar.
En opinión del juez, “hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino; decir
lo que pasa aunque la gente no tiene esa libertad. Pero hay que decir las cosas
por su nombre. Diciendo las cosas por su nombre con cariño y respeto no se
ofende nadie pero hay que ser claro”. De otra manera, añade, “no se pueden
luchar contra los males si no se les llama por su nombre”.
La consecuencia es la falta total de autoridad
Una de las consecuencias de seguir la senda de lo políticamente correcto y no
la espiritual es la pérdida total de la autoridad lo que lleva a un descontrol
que está teniendo consecuencias nefastas. “En este momento está en crisis
el principio de autoridad, en todos los aspectos” y tras analizar los
motivos históricos que han llevado a esta situación se ha llegado a la situación
de tener “miedo de hablar de autoridad por si volvemos a tiempos
pasados”.
La falta de autoridad va unida para él a la escasez de valores y se está
traduciendo en un aumento considerable de la violencia. De este modo,
instó a “recuperar la autoridad de los padres frente a los hijos y de los
profesores sobre los alumnos”.
La dificultad añadida de ser padre
En el ámbito familiar, Calatayud afirma que en la actualidad “es mucho más
difícil ser padre porque no tenemos la autoridad” y acusa de ello directamente
al expresidente Rodríguez Zapatero por eliminar “el derecho de corregir de
forma razonada a nuestros hijos”.
Sin
embargo, los males empezaron antes y citando la Transición y el “complejo de
joven democracia”, el juez de menores afirma que para la educación de los hijos
se empezó a decir “que hay que dialogar, argumentar y como no tenemos término
medio acabamos convirtiéndonos en amigos de nuestros hijos. Yo ni soy
amigo de mis hijos ni soy colega de mis hijos porque si no les dejo huérfanos
de padre. Soy su padre para lo bueno y para lo malo”.
Algo similar ocurre en la escuela. El maestro no debe ser amigo del alumno sino
que es una autoridad más. Y manda un consejo a los maestros. Si ven algo que
está mal y saben que beben o hacen cosas no permitidas para su edad “lo
pongan en conocimiento de los padres y que los padres apoyen a los maestros y
no se fíen tanto de sus hijos”.
La epidemia de la "droga" de los móviles
Si la falta de autoridad es uno de los males de hoy, para Emilio Calatayud el
otro tiene pinta de convertirse en epidemia: la adicción al móvil y al
resto de dispositivos móviles.
“Esto es una droga”, insiste una y otra vez el magistrado que habla del
doble peligro que tienen. Por un lado, ser generador de delitos y por otra
ser víctima a través de ellos.
“Nos está volviendo locos”, asegura y cita el aluvión de casos que le han
llegado de agresiones de hijos a padres por su tremenda adicción a estos
móviles así como los casos de chantaje sexual, contenidos sexuales de menores,
violaciones de la intimidad, coacciones, amenazas producidas a través y debido
a los móviles.
La
"vergüenza" de regalar móviles a niños de 12 años
“Esto es un instrumento muy peligroso. Es un instrumento para ser víctima de un
delito”, afirma, para añadir que “es una vergüenza que el regalo estrella
de las Navidades sean los móviles de última generación para criaturas de 11 o
12 años” y recomendó castigar a los menores quitándoles el móvil el fin de
semana y ver cómo reaccionan. Ahí se verá si tienen un problema o no.
Y su experiencia es que hay muchos problemas en este ámbito. Aumentan los
maltratos de los hijos a los padres y sube el número de niñas como agresoras. “He
visto piernas rotas, bocas partidas…”, recuerda Calatayud.
Limitar la edad de acceso a estos dispositivos
Sobre cómo afrontar esta situación, el juez asegura a ReL que “hay que
empezar a prohibir el móvil en el colegio, castigar, concienciar y luego
limitar las edades de empezar con los móviles”. Y aunque se mostraría favorable
a regularlo de alguna manera cree que para “el tema legal ya hemos llegado
tarde” por lo que apuesta por hacer cómo con las cajetillas de tabaco y
advertir de manera muy visible que esta tecnología “puede ser adictiva y los
peligros que puede generar”. Pero sobre todo, aboga por concienciar a los
padres para que "limiten la edad de acceso a estos dispositivos”.
Con respecto a las tablets en las escuelas considera que son admisibles siempre
que se establezcan filtros y se centre en las materias del colegio y si está
controlado adecuadamente por el profesor aunque “sigue siendo peligroso”.
Fuente:
ReL