MASACRE EN PAKISTÁN; LA ORACIÓN DE LOS CRISTIANOS EN LAHORE

Atentado del grupo talibán que fue responsable de la masacre de Pascua del año pasado. Los católicos están comprometidos en la solidaridad

«Estamos consternados y volvemos a poner en manos de Dios esta injusticia y las vidas de todos los inocentes que murieron en la masacre de ayer. Como cristianos, rezamos hoy en una solemne vigilia de oración en la Catedral, en silencio por las víctimas y encomendándolas al Altísimo. 

Y después, seguiremos las indicaciones del gobierno, participando en el luto ciudadano y cerrando todas nuestras instituciones públicas, incluyendo las escuelas». Lo dijo a Vatican Insider Jahanzeb Iqbal, Rector de la Catedral de Lahore y Director de la pastoral juvenil en la arquidiócesis, corazón del Punjab paquistaní.  

Un atentado kamikaze se verificó ayer frente al parlamento del Punjab en Lahore, durante una protesta de los empleados del sector farmacéutico y químico. El saldo, por el momento, es de 15 muertos y más de 100 heridos, de los cuales 20 siguen en condiciones muy graves.  

El atentador, que iba en una motocicleta, se hizo explotar cerca de una camioneta de la policía. Un vocero del grupo Jamaat-ul-Ahrar, facción secesionista del grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (Ttp), los llamados talibanes paquistaníes, reivindicó en las redes sociales el atentado. 

El grupo es conocido por haber reivindicado también el atentado del día de Pascua de 2016, también en Lahore, en el que murieron más de 70 personas, incluidos niños y mujeres, que estaban pasando la fiesta en el parque Gulshan-e-Iqbal.  

«La explosión fue tan potente que sacudió toda la zona y se sintió hasta a cinco kilómetros de distancia», dijo a Vatican Insider Jahanzeb Iqbal, quien se salvó de milagro: «Me encontraba cerca, en bicicleta, justo cinco minutos antes de la explosión», dijo todavía afectado. «Se comprendió inmediatamente que había sido un atentado muy grave». 

Iqbal está preparando la solemne liturgia que se llevará a cabo hoy por la tarde en la Catedral del Sagrado Corazón en Lahore: «Recordaremos a las víctimas del terrorismo. Y pediremos a Dios la luz y su gracia para que nuestros corazones puedan dar una respuesta de fe a la violencia gratuita que mata a los inocentes», recordó. 

«En el pasaje evangélico del día —explicó Jahanzeb Iqbal– Jesús aparece con sus discípulos, pero ellos están pensando solo en la comida. Actualicemos esta página: hoy vemos en Paquistán injusticias, violencias, terrorismo, problemas económicos y sociales, como la falta de agua y de educación. Pues bien, las mentes de los hombres están ocupadas en afrontar estos problemas, y no elevan sus miradas hacia Dios. La respuesta está en conocer y llevar a cabo la voluntad de Dios». 

El sacerdote prosiguió: «Eventos como el atentado de Lahore nos afectan profundamente, pero pueden hacernos más fuertes en la fe. La gente de hoy está preocupada por los bienes materiales y está perdida en el individualismo, pero solo si se abren los horizontes al amor por el prójimo, la vida cambia». 

La fe cristiana, concluyó el rector, «vivida en la cotidianidad, está hecha de una respuesta de amor, de paz, de no violencia, incluso frente a las situaciones que nos hacen sufrir, siguiendo el ejemplo de Jesus en la cruz». 

Las víctimas del terrorismo en Pakistán siguen aumentando, y se calcula que han sido más de 50 mil en los últimos 10 años. El grupo Jamaat-ul-Ahrar forma parte de una corriente extremista del movimiento Deobandi, rígidamente conservador, que en los últimos años ha tratado de crecer y arraigar en el país mediante actos violentos pero también insinuándose en las escuelas coránicas, a pesar de las tradiciones locales que se caracterizan por un enfoque más abierto. 

Entre los objetivos de los ataques están las instituciones militares y gubernamentales, lugares públicos, escuelas hospitales, las minorías religiosas. Todos ellos formarían parte de lo que describen como «un estado de infieles».

«Los talibanes —afirma Bernard Inayat, otro sacerdote de Lahore— golpean indiscriminadamente objetivos civiles y militares, escuelas y familias. Quieren destruir la paz y tener visibilidad amenazando a las instituciones. Permaneceremos unidos para proteger la paz social y religiosa. Como cristianos, haremos nuestra parte, rezando y trabajando pacíficamente, construyendo cada día la paz en nuestra vida cotidiana. 

Instituciones católicas como la Cáritas de Lahore o asociaciones de inspiración cristiana como la «Cecil Chaudhry & Iris Foundation» expresan concreta solidaridad ocupándose de las víctimas de los atentados, visitándolas en los hospitales y acudiendo a sus familiares, sin importar su etnia, credo religioso o clase social. 

Fuente: Vatican Insider