Lo decían, con razón,
las feministas: los vientres de alquiler son explotación, si la gente quiere
hijos, que los adopte...
170 millones de niños huérfanos están a
la espera de ser adoptados, pero el trámite es lento y burocrático y, en
cambio, tirar de úteros de alquiler es casi instantáneo.
Máximas facilidades para alquiler madres
gestantes… enormes dificultades para adoptar. He ahí el problema. Pero muchas
parejas prefieren recurrir al mercado negro que explota a las mujeres y trata a
los niños como mercancías, porque es mucho menos lento y burocrático que ir a
China o Rumanía a adoptar.
Y sin
embargo, la demanda de niños que esperan ser adoptados es enorme… Y la adopción
no vulnera los derechos humanos, ni abre la puerta a la eugenesia, ni reduce al
niño a la condición de objeto, ni prostituye a la mujer… Pero la aparición del
mercado de vientres de alquiler impide que muchos de esos huérfanos pendientes
de ser adoptados se queden a verlas venir.
¿Cuáles son los requisitos para ser padre
adoptivo?, ¿Puedo adoptar en España?, ¿Y si opto por la adopción internacional,
¿Cuánto dinero me va a costar?, ¿Cuántos años tengo que esperar?, ¿Es moral que
recurra antes al vientre de alquiler que a la adopción?…
Estas son
solo algunas de las decenas de preguntas que puede hacerse una familia que está
pensando en adoptar a un menor; todas las preguntas tienen respuesta, pero se
encuentran con un sinfín de trámites burocráticos, pruebas psicológicas,
entrevistas y ante todo muchos años de espera.
Entre cinco
y siete años, esa es la media de espera en España para adoptar a un niño, una
realidad que afecta negativamente a los padres adoptantes.
Por ello
muchos prefieren recurrir a los
vientres de alquiler, un negocio cada vez más a la alza, en España, son
casi 1.000 parejas las que recurren a este método al año.
Y es que
aunque sea un método costoso, el tiempo de espera es un factor de
peso- como mucho se reduce a un año, nueve meses de gestación y algo más
de mes y medio de trámites-.
Para
contratar un vientre de alquiler hay que acudir un país donde sea legal,
Estados Unidos es uno de los países donde más interesa esta práctica, pero contratar a una mujer puede llegar a costar
100.000 euros, entre agencia, visitas, trámites y los gastos médicos de la
gestante.
Por ello,
muchas parejas están acudiendo a países como India, México, Rusia o Ucrania
donde los costes no llegan a los 20.000 euros. En la mayoría de estos países,
las gestantes provienen de una situación de pobreza extrema y aceptan cargar
con el hijo de otro por dinero. Por este motivo proliferan mafias que
exclusivamente se dedican a traficar con las mujeres, las cuales no reciben ni un tercio del
dinero que pagan los padres adoptantes.
El negocio
de los vientres de alquiler ha llegado a convertirse en un tráfico entre
mujeres y niños, sin contar con las secuelas que marcan a ambos. Muchas de las madres gestantes quedan emocionalmente
afectadas cuando entregan al bebé, como explica este reportaje de la BBC y los niños, por otro lado, quedan
privados de dignidad al desconocer de donde proceden.
Los
vientres de alquiler no solo suponen explotación de las mujeres, que son
tratadas como máquinas reproductoras o de los niños convertidos en objetos.
Sino que, además, impide que muchos
niños que ya han nacido, que son huérfanos o han sido abandonados, se queden
sin un padre y una madre.
El sueño truncado de la adopción
Esos menores están desprovistos de
cuidado familiar, social y psicológico y médico, y pueden llegar a pasar toda
su infancia en un centro de acogida.
Actualmente
según la ONG Humanium hay alrededor
de 170 millones de niños huérfanos en el mundo y muchas
familias prefieren dejar a un lado sus deseos de tener un hijo “propio” para
preservar el derecho de todo niño a tener un padre y una madre.
Sin
embargo, el sueño de adoptar se está convirtiendo en algo muy complicado.
Para
empezar, los padres deben tener más de 25 años, demostrar una relación estable
mínima de 3 años, obtener el certificado de idoneidad y que la diferencia entre
la edad del niño y los padres adoptivos (la media de ambos) no supere los 40
años.
Además,
deben pasar un estudio psicosocial que se obtiene a través de entrevistas y
visitas a su domicilio para determinar si cuentan con las condiciones sociales,
económicas, psicológicas… necesarias para adoptar un niño. Obtener este estudio puede llegar a
costar 1.000 euros.
Si se desea
adoptar en España, el tiempo de espera es más corto, suele pasar del año y
medio a los tres años y si el
menor cuenta con algún tipo de discapacidad o anomalía los trámites se
agilizan, pero los niños con alguna discapacidad también sufren más rechazo y
sus adopciones se dan menos.
Además que
el precio de la adopción en España es menor porque los desplazamientos y los
trámites son más baratos.
Pero si se
opta por la adopción internacional se complica, puesto que cada país consta con
sus trámites y tiempos de espera. Sin embargo es la más solicitada, en España el 80% de las familias se
decanta por este tipo de adopción.
La adopción
internacional tiene un gasto muy elevando, puede oscilar entre los 7.000 a los 30.000 euros depende del
país.
En China, por
ejemplo, cuesta unos 10.000 euros. En Rusia, entre 15.000 y 30.000 euros. En
Etiopía, unos 7.000 euros. Es tan caro porque en los gastos se
incluyen: legalización de documentos, tasas, traducciones, honorarios de
representantes, tramitación del expediente internacional mediante la ECAI
-La Entidad Colaboradora de la Adopción Internacional-, estancia de los
padres…y un largo etcétera.
Los largos
años de espera y los miles de euros invertidos puede desmoralizar a los
padres. “Las trabas
burocráticas para adoptar empeoran” Gador Joya portavoz de
la plataforma pro-vida Derecho a vivir conoce bien esta cuestión, la adopción
forma parte de su vida, es madre de tres hijos adoptados de Etiopía y conoce el
sistema burocrático español, la espera, los viajes, la ansiedad por conocer al
pequeño.
Actuall ha hablado con ella para comentar todas las
dificultades a las que se enfrenta una familia que quiere adoptar. Joya asegura
que los trámites que se exigen para adoptar son necesarios, pero opina que “son
excesivamente largos y se realizan de manera poco ágil”.
“Cuando yo adopté a mis hijos fue diferente
porque la tramitación era mucho más ágil y no tuvimos que esperar tanto tiempo. He de decir que en España la burocracia
es también muy lenta, y que no se puede culpar solamente a los países de origen
de la situación. Más
de la mitad del tiempo que duró el proceso de adopción en nuestro caso fue
debido a la burocracia en España”, explica.
Estas
complicaciones han llevado a que la lista de espera para adoptar esté
aumentando y el tiempo de espera es cada vez mayor. Gador Joya cree que esto
influye negativamente tanto a los padres como a los menores que “pudiendo tener unos padres que le
esperan, pasan años sin poder disfrutar de ellos, esto es lo más triste de
todo”.
No existe
una voluntad de agilizar los procesos de acogimiento y adopción o están mal
enfocados, sentencia Gador Joya. En cambio los vientres de alquiler, que
tratan a la mujer en una mera transportadora, se pretende legalizar en España
como un acto altruista, algo que para Gador Joya, es una utopía.
Beatriz De la Rosa
Fuente: Actuall