Entre los temas: familias
en dificultad, las heridas abiertas del pasado y el caso mapuche
“Una
gracia, una novedad, un descubrimiento del ejercicio del ministerio petrino de
una manera realmente sinodal, donde el Papa nos escuchó, nos habló, pudimos
intercambiar durante casi tres horas hablando de todos los temas, ninguno
vedado. Esto ha sido una cosa maravillosa”.
Así
el cardenal arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, describió a ZENIT
el encuentro que tuvieron este lunes con el papa Francisco en el Vaticano, con
motivo de la visita ad limina que están realizando en Roma los obispos del país
andino.
Sobre
la familia y los matrimonios heridos, “el Papa hablando de la ‘Amoris Laetitia‘
indicó –dijo el purpurado italo-chileno– sobre todo lo que significa la
acogida, la compresión, el discernimiento, la luz del espíritu y después la
integración en la medida que sea posible”.
Interrogado
sobre las décadas del pasado en Chile la situación actual, el cardenal
salesiano señaló que “las heridas del pasado hay que superarlas, en primer
lugar el recuerdo y la memoria de lo que ha pasado no hay que olvidarlo, hay
que tenerlo siempre presente” dijo. Precisó entretanto que “un país no se
reconcilia simplemente teniendo presente los hechos del pasado y pidiendo
solamente justicia”.
Añadió
que “se requiere siempre un paso gratuito y ese paso es el don de la
reconciliación. Que me hace reconocer la verdad, el horror de las cosas que
fueron mal hechas pero que abre el corazón a la esperanza y lo abre
efectivamente”.
Sobre
el caso de la etnia mapuche en el sur de Chile y de los incendios de templos en
señal de protesta, el cardenal nacido en Italia explicó que la única salida es
el diálogo: “El caso mapuche se soluciona creyendo que el pueblo mapuche tiene
su dignidad y sus derechos, y por ello con una actitud de mucha escucha hacia
ellos, de reparación de los daños hechos, y con la buena voluntad de mapuches y
chilenos reconciliada y unida”.
“Recuerdo
siempre una cosa –concluyó el presidente de la Conferencia episcopal– que
cuando terminé como arzobispo de Concepción y me tocó inaugurar un centro de
educación superior que los mapuches nos habían pedido, en Cañete, la capital
del pueblo mapuche, uno de sus dirigentes me dijo y lo recuerdo siempre: ‘Miren
esta bandera chilena, nos sentimos parte de esta bandera, pero quiero observar
que esta bandera no tiene un solo color'”. Para indicar así “que la unidad del
pueblo no lo hace el ser de un mismo color o etnia, sino crear esta unidad a
partir de la riqueza de la diversidad”.
SERGIO MORA
Fuente:
Zenit