OCTUBRE MISIONERO: DEJAD QUE DIOS DIBUJE VUESTRO FUTURO

Dejad que sea Dios el que haga vuestros planes. Dejad que sea Dios quien sueƱe con vosotros. Dejad que sea Dios quien dibuje vuestro futuro diciendo sƭ en este presente

“Sal de tu tierra” Esta frase me ha ido acompaƱando a lo largo de toda mi vida. Estar en salida esuna actitud fundamental de todo cristiano, de todo aquel que quiera ser discĆ­pulo de Cristo. 

Me acuerdo aun cuando dejaba mi diĆ³cesis de Girona para ir a prepararme a Madrid y a Paris. Cuantas veces lo medite con Abraham. “Joan, es el momento de despojarte de todo. De dejar tus conocidos, tu gente, tu familia, todo lo que has hecho y… empezar de nuevo”. 

AsĆ­ me fui Togo ¡Madre mĆ­a. Que cambio supuso para mĆ­! Otras lenguas, otras culturas, otras religiones… AllĆ­ deje a Dios llenar mi vida.

Y ahora, ocho aƱos despuƩs, me encuentro con la paradoja que ya no dejo ninguna tierra. Girona es mi casa. El Togo es mi casa. Salƭ para dejarlo todo y lo ganƩ todo. Gracias SeƱor por haberme llamado. Gracias SeƱor por haberme enviado.

A los jĆ³venes, a todos vosotros, que a lo mejor estĆ”is dudando, que a lo mejor tenĆ©is algĆŗn miedo, os dirĆ­a, con toda sencillez: Vale la pena. No tengĆ”is miedo. Es verdad que vamos haciendo nuestros planes. Es verdad que vamos soƱando nuestras vidas. Es verdad que vamos dibujando nuestro futuro. Pero yo os digo. Dejadlo. Dejad que sea Dios el que haga vuestros planes. Dejad que sea Dios quien sueƱe con vosotros. Dejad que sea Dios quien dibuje vuestro futuro diciendo sĆ­ en este presente. En esta vida que es la vuestra.

Esta vida que solo tiene sentido cuando se da. Salid. Salid de vuestras tierras, de vuestras tierras de Ć©xitos, de vuestras tierras de trabajos bien remunerados, de vuestras tierras de vanidades, de vuestras tierras de un mundo que os dicta lo que estĆ” bien y mal. Salid. Sed libres. Y dejaos guiar. Y Dios que no ha abandonado jamĆ”s a uno de sus hijos os llenarĆ” de su amor y harĆ” de vosotros ‘Sus testigos’ en el mundo entero. Un mundo que estĆ” sediento de Dios. Un mundo que necesita salir. 

Joan Soler, 
Misionero en Togo

Fuente: OMP