Inoportuno
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Nuestra iglesia presume de tener muy buena acústica;
es tan buena que los sonidos se aumentan en unos cuantos decibelios respecto a
su sonido normal. Y en la iglesia estábamos con sus características propias
rezando el Rosario con la gente del pueblo cuando, de repente, un teléfono
móvil empezó a sonar tapando las tímidas voces de los que allí nos
encontrábamos.
La señora se puso nerviosa, enrojeciendo por momentos,
buscando el diminuto aparato que no recordaba muy buen dónde había puesto: el
bolsillo, el otro bolsillo, el bolso con todos sus enseres... La pobre mujer
buscaba y buscaba, ¿a quién no le ha pasado?
Mientras, me dediqué a observar al resto de la gente.
No te puedo negar que alguna que otra mirada hubiese sacado a la señora de la
iglesia, pero lo que me impresionó es que la mayoría de la gente empezó a hacer
sus mismos movimientos. Buscaban en un bolsillo, en el otro, en el bolso... buscaban
su propio móvil, no les fuese a ocurrir lo mismo.
Cuántas veces, ante los errores de los demás, ante sus
fallos o meteduras de pata, nuestra mirada hace que su malestar aumente, que
los decibelios de lo ocurrido se hagan aún si cabe más perceptibles a la
persona y a los que la rodean. Sin embargo, el gesto de la gente de mirar en
sus propios bolsillos me impresionó, pues, viendo lo que le había ocurrido a la
señora, fueron conscientes en ese mismo instante de que a ellos les podía
ocurrir también.
A lo largo del día te encontrarás con situaciones en
las que a alguien le "suene el móvil" fuera de lugar: se equivoquen
con una contestación, entreguen mal un informe, se les queme la comida... ¿cómo
va a ser tu mirada? Mira a tus bolsillos, a tus meteduras de pata, y acércate a
ellos con actitud de acogida. Mira cómo Cristo te mira ante tus errores, cómo
te levanta una y otra vez, y que, a través de tus gestos, los demás sientan Su
Misericordia y Ternura también en ellos.
Cristo sabe que todos tenemos móvil, que tenemos
bolsillos y que nos puede sonar; somos frágiles, en definitiva, humanos. Éste
es el motivo por el que se encarna, muere y resucita por ti. Él es el que ama
tu humanidad, y Él es el que hace que te puedas sentir amado cada vez que te
suena el móvil.
Hoy el reto del amor es que tengas un gesto de cariño
con alguien que se equivoque, acoge con cariño las "llamadas inoportunas
que reciban".
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma