¡¡Atchuuuuuus...!!
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Ayer, estando en el locutorio, de repente estornudé.
Inmediatamente, esa persona me respondió con un "¡Jesús!" muy
expresivo, que hizo que me diera la risa.
De pronto caí en la cuenta de que nunca me había
fijado en que, con esa sencilla expresión que a muchos les sale como un
resorte, nos señala a Jesucristo. Y, hablando del estornudo, esa persona me
explicó el sentido de la tradicional respuesta. Me pareció muy interesante, por
lo que quiero compartírtelo.
Los egipcios y los griegos creían que los estornudos
eran una advertencia divina. Se consideraban buenos si eran por la tarde, malos
si se producían por las mañanas, y era una señal terrible si alguien
estornudaba al levantarse de la cama o de la mesa. Nada bueno se podía augurar
a los que estornudaban por el lado izquierdo, mientras que hacerlo por la
derecha se consideraba favorable. Los romanos exclamaban "¡Salve!";
mientras que los griegos solían decir "¡Vivid!" y "¡Que Júpiter
te conserve!" a los que estornudaban.
Los primeros cristianos, cambiaron a Júpiter –el dios
pagano-, por el nombre del Señor, diciendo “¡Jesús!” a los que estornudaban.
Seguro que al principio les sonaría algo extraño incluso a ellos mismos, ¡pero
estoy convencida de que era una buena alarma para ponerse una vez más en las
manos de Cristo!
Y es que nuestras palabras, nuestras expresiones,
pueden ayudarnos, en las actividades más cotidianas, a mirar al Señor, a
hacernos conscientes de que Él vive a nuestro lado.
¿Y tú que tienes, coincidencia o Providencia? ¿Cuando
te vas a la cama dices "Hasta mañana, buenas noches" o "Hasta
mañana si Dios quiere"? ¿Cuando algo ha salido bien es "por
suerte" o "gracias a Dios"?
Hoy el reto del amor es que cambies alguna de tus
expresiones de tu vida cotidiana por una frase cristiana: que el amor poco a
poco evangelice tu vida. Feliz día.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma