Al ser elegido Obispo escogió como lema una expresión de San Beda
que hace referencia a la llamada de San Mateo: “Lo miró con misericordia y lo
eligió”, que conserva actualmente en su escudo pontificio
Hace 63 años, un día como ayer, fiesta de
San Mateo Apóstol, el Papa Francisco descubrió su llamado a la vida sacerdotal, los detalles de este hecho
los contó él mismo en la Vigilia de
Pentecostés del 2013.
En aquella Vigilia participaron
representantes de diversos movimientos y asociaciones eclesiales, quienes
establecieron un diálogo directo con el Papa. Entre ellos, una joven le
preguntó "¿Cómo alcanzó en su vida la certidumbre de la fe?"
Francisco explicó que un día "muy importante"
en su vida fue el 21 de septiembre de 1953,
era el día del estudiante en Argentina, que coincide con el día de la
primavera, que se celebra con una gran fiesta.
"Antes de ir a la fiesta pasé por la
parroquia a la que asistía, y encontré a un sacerdote al que no conocía y sentí
la necesidad de confesarme, y esta fue para mí una experiencia de encuentro, he
encontrado alguien que me esperaba".
"No sé qué pasó, no me acuerdo, no
sé por qué ese sacerdote estaba allí o porque he sentido esta necesidad de
confesarme, pero la verdad es que alguien me esperaba, me estaba esperando
desde hacía tiempo y después de la confesión sentí que algo había cambiado”.
“Yo
no era él mismo, había sentido una voz, una llamada. Me convencí que debía
convertirme en sacerdote, y esta experiencia en la fe es
importante", contó el Santo Padre.
Más adelante, en recuerdo a este
acontecimiento, el sacerdote Bergoglio al ser elegido Obispo, escogió como lema
una expresión de San Beda que hace referencia a la llamada de San Mateo, cuya
fiesta es justamente el 21 de septiembre: “miserando atque eligendo”. Que
algunos traducen como “Lo miró con misericordia y lo eligió”.
En la actualidad, el Papa Francisco
conserva esta frase en su escudo pontificio. Asimismo, siempre recomienda a los
fieles leer el Evangelio de Mateo y de manera especial el capítulo 25 de las
obras de la misericordia.
Hace un año, en la Misa celebrada en Holguín (Cuba) en la
fiesta de San Mateo, el Papa Francisco destacó que cuando el Señor pasó junto
al evangelista “se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin
prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo
había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le
dio una esperanza, una nueva vida”.
“Aunque no nos atrevemos a levantar los
ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra
historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir:
yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada”.
En este sentido animó a dejarnos mirar
por Jesús. “Dejémonos mirar por el Señor en la oración, en la Eucaristía, en la
Confesión, en nuestros hermanos, especialmente en aquellos que se sienten
dejados, más solos. Y aprendamos a mirar como Él nos mira”.
Fuente: ACI Prensa