Un viento más fuerte que yo
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Llevamos unos días con muchísimo viento, de tal forma
que hay una puerta que continuamente se está abriendo y comienza a golpearse
con la pared como consecuencia de la corriente.
Muchas de nosotras ya hemos pasado por allí para
cerrarla, intentar atrancarla, apretarla fuerte... pero nada, en cuanto el
viento aprieta, se vuelve a abrir.
Ayer fui yo a cerrarla, y me bajaba riendo, porque así
es el Espíritu Santo con nosotros, con nuestro corazón. Podemos empeñarnos en
cerrarlo, pero siempre su Fuerza es mayor y termina por volver a abrimos a su
Amor.
Me acordé en concreto de una charla que contaba cómo,
normalmente, cuando llevas a alguien a tu casa, lo máximo que le enseñas es el
salón y la cocina. No sueles llevarle a ver todas las habitaciones, sino que,
más bien, procuras que todas las puertas estén cerradas para que no se vea el
desorden.
Cristo quiere hospedarse en tu casa, pero no se
conforma con que le invites a tu salón, sino que Él quiere recorrer contigo
cada estancia, cada rincón. Y soplará con el viento de su Espíritu para que
confíes en Su Amor y le abras cada puerta hasta llegar a lo más íntimo.
Esto es lo que realmente nos cuesta entender a ti y a
mí. Nos cuesta entenderlo y creerlo, y por eso la mayor parte de los días
vivimos de la imagen que queremos dar. Pero nuestro interior continúa roto y
desordenado.
Porque, ¿cómo puede ser que haya una Persona que no
sólo te ame tal y como eres, con tu desorden, con tu pobreza, sino que, además,
no te juzgue por ello? Pues así es Él, así nos ama, y, cuando descubrimos una
brizna de este Amor gratuito, entonces comienza a transformarlo todo. Y nuestra
vida es ir descubriendo este misterio de Amor, e ir dejándole entrar cada vez
en una nueva habitación.
Hoy el reto del Amor es hacer un acto de fe:
"Creo, Señor, que me amas así como soy, así como estoy". Y puedes
dejar en Él lo que más te cuesta de ti mismo, para que experimentes Su Amor en
aquello que hasta a ti te cuesta entender, y así te lo pueda devolver
resucitado.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma