Lee con
atención y piénsalo dos veces antes de decir frases como estas
La rabia, el cansancio y la frustración que vienen con
los problemas cotidianos pueden exasperarnos y hacernos decir cosas que
realmente no sentimos. Estas son algunas de las peores combinaciones de
palabras que podemos decir a un hijo, independientemente de su edad, pero
especialmente a los niños pequeños. Los efectos de esas palabras pueden ir más
allá de lo que crees y de lo que tu y tus hijos pueden controlar.
Lea con atención y piénsalo muchas veces antes de
decir frases como esas…
A nadie le gustaría oír eso, menos aún de un adulto.
Imagina la sensación desagradable cuando tu hija inocente te oye decir palabras
como esas. Si tu hija cometió un error, rompió algo, arruinó la masa del
pastel, respira hondo y piensa en qué es más importante. La respuesta siempre
será la misma: tus hijos son más importantes que cualquier otra cosa.
2. “Me gustaría que te parecieras más a tu hermano”
No ganamos nada comparando a nuestros hijos, pero
podemos crear resentimientos entre los miembros de la familia. Asegúrate de las
comparaciones no existen en tu casa. Somos todos diferentes y únicos, y somos
todos especiales a nuestra manera.
3. “Eres gordo/feo/burro”
Nuestros hijos creen en todo lo que decimos. Somos su
fuente más fiable de información y también la mayor fuente de amor. No
perjudiques la autoestima de tus hijos con adjetivos negativos. Es mejor
reconocer sus puntos fuertes en vez de enfatizar lo negativo.
4. “Me avergüenzo de ti”
Si tu hijo tiene tendencia a llamar la atención en
público, como gritar, jugar, correr y cantar para que todos le oigan, quizás
sólo necesites más atención. No digas cosas como esa al frente de tus amigos y
ni en particular. ¿Por que no planear un espectáculo en casa donde él sea la
estrella principal? Tal vez descubras su lado artístico al hacer eso y
divertirse en familia.
5. “Quisiera que nunca hubieras nacido”
No logro pensar en algo peor que alguien pudiera decir
a un niño. Nunca, en ninguna circunstancia, digas eso a tus hijos, ni siquiera
de broma. Todos necesitamos saber que somos deseados y queridos,
independientemente de los errores que cometemos.
6. “Ya me he cansado, ya no te quiero”
A veces, sin darnos cuenta, caemos en los juegos de
palabras de nuestros hijos. Tu hija de tres años está frustrada porque no puede
comer otro helado. Después de explicarle varias veces porque no, ella se
enfada, llora y dice que no te quiere. La respuesta más fácil seria pagar con
la misma moneda, pero eso solo le hace daño. La reacción correcta sería
explicar nuevamente porque no puede comer más helado y recuérdale que siempre
la vas a querer, aunque se enfade contigo. Ella aprenderá mucho más de lo que
imaginas con esta lección.
7. “No llores, no es nada serio”
“¿Cómo de grandes pueden ser los problemas de los
niños? Son sólo niños, no tienen preocupaciones, tristezas, decepciones ni
miedos.” Este es un error que como adultos cometemos con mucha frecuencia. Los
niños tienen la misma o más capacidad emocional cuanto un adulto. La diferencia
es que ellos no pueden expresarse y calmarse a sí mismos como nosotros.
Entonces, de alguna forma, ¿sus problemas no serán aún mayores? Nunca
menosprecies un miedo, un arañazo, una duda, un conflicto por el que tu pequeño
está pasando. Ayúdale a superar el problema y a reaccionar de forma sana.
Con pequeños ajustes y siempre considerando los
sentimientos y bienestar de nuestros hijos, podemos evitar estas frases tan
perjudiciales y tener una relación de amor, protección y bienestar en el hogar.
Fuente: Aleteia