... y
cómo corregirlas
A menudo los enemigos de la Iglesia no
odian a la Iglesia; sólo odian aquello que, erróneamente, creen que es la
Iglesia (Fulton Sheen).
Estoy convencida de que hay algo verdaderamente diabólico detrás de la ira que engendra las
críticas contra la Madre Teresa. Hace poco escribí un artículo en defensa de la Madre Teresa contra
las mentiras sembradas sobre ella e, inevitablemente, la sección de comentarios
se llenó rápidamente de ataques desagradables y maliciosos contra Teresa de
Calcuta. Dejé de mirar los comentarios después de unas cuantas visitas
desafortunadas.
Lo sorprendente es que hay pocas críticas
contra la Madre Teresa que no estén repletas de vitriolo y odio sin adulterar.
Hay artículos mucho más objetivos y serenos entre los que critican la gestión
de la Iglesia de la crisis de abusos sexuales (algo mucho más merecedor de
rabia, en cualquier caso), que entre los que critican a la Madre Teresa. Es
directamente perturbador.
La Iglesia tiene bastante en su pasado
que es digno receptor de críticas, pero lo que más a menudo evocan los
“académicos” y la gente corriente son manidas mentiras antihistóricas. Después
de la experiencia antes mencionada, me pregunté, ¿qué otras cosas cree la gente
simplemente porque la ascendente cultura anticristiana (con profundas raíces en
el fanatismo anticatólico) insiste en establecerlo como cierto?
Aquí tienes algunas mentiras sobre la
Iglesia católica que tú mismo o alguien que conozcas habrá llegado a creer
alguna vez:
1.- ¿Fue Pío XII el “papa de Hitler?
Tras la Segunda Guerra
Mundial, los tributos al papa Pío XII inundaron el Vaticano, incluyendo por
parte de varias organizaciones judías. Era objeto de admiración casi universal
por sus esfuerzos para ayudar a los judíos durante la guerra. Pero esta marea
de sentimiento popular empezó a cambiar en la década de 1960 a causa de una
obra de teatro que fue vista en el mundo entero, titulada El Vicario y escrita por un
protestante alemán. En la obra, el papa Pío XII es representado como un villano
codicioso completamente indiferente a los apuros de los judíos.
En
1999, el libro superventas El papa
de Hitler, acusaba al papa Pío XII de ser un antisemita confabulado
con Hitler. Ambas obras, El
Vicario y El papa
de Hitler influyeron considerablemente en la concepción general que
se tenía de Pío XII. La pregunta de si este papa pudo o debió haber hecho más
está abierta a debate, pero el altísimo nivel de críticas que ha recibido es
considerado en general, entre aquellos que se molestan en investigar, como una
manifiesta e injusta falacia. (Más información: fuente judía; fuente católica).
2.- ¿Fueron las Cruzadas terrorismo católico?
El
presidente estadounidense Barack Obama abrió este cajón de los truenos (o lo
reabrió por enésima vez) cuando comparó las atrocidades de Daesh con las Cruzadas,
insinuando, básicamente, que la carnicería actual es una respuesta a la
defensiva contra un patrón de agresión que comenzaron los cristianos. Una serie de historiadores indicó que la comparación era
imprecisa, en primer lugar porque las Cruzadas eran defensivas. Además, el
intercambio de papeles con los musulmanes como las víctimas de las Cruzadas es
relativamente reciente, obra de los mismos musulmanes de Al-Qaeda y Daesh.
La
Historia es compleja y las Cruzadas no son una excepción. Hubo atrocidades en
ambos bandos. Pero cuando las personas se precipitan con las simplificaciones,
se suben al carro de blanco o negro con la bandera de “Vilipendiemos las
cruzadas” y definen a los musulmanes como víctimas continuadas de la agresión
cristiana, se suben al mismo carro de ciertas personas muy desagradables que
usan este mito para justificar una violencia espantosa. Por descontado, claro
está, que no es riguroso. (Más información: 4 mitos de las
Cruzadas; por qué se equivoca Obama; contra las apologías de las
Cruzadas; el caso contra el caso contra las Cruzadas).
3.- ¿Está la Iglesia católica en contra de la Ciencia?
Si
preguntas a la gente qué le viene a la cabeza al pensar en Iglesia católica y
ciencia, la mayoría responderá: “¡Galileo!”. La Iglesia católica no consigue
dejar atrás del todo esta controversia, a pesar del hecho de que la ciencia le
debe tantísimo a la Iglesia y a los científicos católicos. Además, la
controversia con Galileo es (sorpresa, sorpresa) un
poco más complicada de lo que la mayoría cree. En cualquier caso, amigos,
la Iglesia católica no es
anticiencia. ¿La teoría del Big Bang? Fue idea de un
sacerdote. ¿Gregor Mendel, pionero de la genética? Monje agustino. Y la
lista sigue y sigue. Resumiendo, este asunto es totalmente falso,
pero es una mentira que sigue perdurando y que gana tracción rápidamente, tal y
como demuestra esta reciente metedura de pata de la periodista estadounidense Katie
Couric, sorprendida ante lo “progresista que es la Iglesia por querer entender
la ciencia” (El mito de la irracionalidad católica, ¿Una guerra
entre ciencia y religión?).
Obviamente, ésta no es una lista
detallada de las mentiras y la desinformación que circulan sobre la Iglesia
Católica. Pero yo misma, que solía poner los ojos en blanco cuando mi padre
teólogo defendía las Cruzadas, sé de primera mano cómo la cultura predominante
puede cambiar la forma en que miramos a la Iglesia. Y depende de nosotros
llegar a los hechos verdaderos. Lo más probable es que los hechos aporten nuevos
y mejores matices a nuestras opiniones y nos ayuden a defender a la Iglesia de
los ataques simplistas.
Si tienes interés en aprender más sobre
estos temas, el sociólogo e historiador estadounidense Rodney Stark escribió un libro recientemente con el título
de Bearing False Witness:
Debunking Centuries of Anti-Catholic History [Dar falso testimonio:
Refutando siglos de historia anticatólica]. En este libro, el autor corrige
algunas de las mentiras sobre la Iglesia católica que se han abierto camino
dentro de la historia común gracias a personas que él denomina “distinguidos
fanáticos”.
En una cultura en la que el
anticristianismo está en alza, el resto de nuestros hermanos y hermanas
cristianos harían bien en seguir los pasos del Doctor Stark. Porque, nos guste
o no, en la cultura secular, un cristiano es un cristiano, y no hay espacio
para mucha más distinción.
Por último quiero añadir que, en mi
defensa de la Iglesia, no pretendo abogar por defender lo indefendible. No hay
necesidad de hacer borrón y cuenta nueva con la historia de la Iglesia. Tenemos esqueletos en nuestro armario, es
un hecho. Ninguna institución dirigida por el ser humano durante tantísimos
siglos puede escapar de la acumulación de escándalos y pecados.
Pero en esta cultura que ataca cada vez más a nuestra fe, los católicos no
tenemos que dejarnos pisotear cada vez que alguien arremeta contra la Iglesia
con argumentos simplistas y estereotipados.
No hay ningún pasaje en la Biblia que
diga que los cristianos tengamos que ser felpudos. No se trata de ponernos
histéricos con la defensa de la verdad, sino de señalar concepciones erróneas,
aunque sea sólo para corregir las mentiras que se propagan tan rápidamente.
Fuente:
Aleteia