La amenaza para el medioambiente no
es la tasa de natalidad mundial

Por supuesto, para muchos activistas del cambio climático este
es un mensaje de Dios a través de su Vicario en la Tierra.
Sin embargo,
lo que es probable que no vaya a ser tan popular (o ampliamente difundido) es lo
que el Papa tiene que decir acerca de los esfuerzos para combatir el cambio
climático a través del control de población.
El control de población es,
a menudo, promocionado como la única forma de reducir las emisiones de carbono:
menos gente=menos contaminación. Esta lógica, sin embargo, siempre me ha
parecido el camino más facilón. Muchas partes del mundo consumen mucho más y
contaminan mucho más, por lo tanto la respuesta de la gente es tener menos
hijos.
Además de no abordar los asuntos fundamentales relacionados con
nuestro sistema económico y contaminación, tal pensamiento conduce al peligro
del control demográfico regulado por el Estado donde un “debería” se convierte
en un “debe”. Por ejemplo China, Birmania, Vietnam, etc…
Lo que
Laudato Si’ dice sobre la superpoblación:
“En lugar de
resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos
atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad. No faltan
presiones internacionales a los países en desarrollo, condicionando ayudas
económicas a ciertas políticas de 'salud reproductiva'. Pero, 'si bien es cierto
que la desigual distribución de la población y de los recursos disponibles crean
obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que
el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y
solidario' [28]".
"Culpar al aumento de la población y no al consumismo
extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas. Se
pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree
con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar,
porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de semejante
consumo".
"Además, sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio
de los alimentos que se producen, y 'el alimento que se desecha es como si se
robara de la mesa del pobre' [29]. De cualquier manera, es cierto que hay que
prestar atención al desequilibrio en la distribución de la población sobre el
territorio, tanto en el nivel nacional como en el global, porque el aumento del
consumo llevaría a situaciones regionales complejas, por las combinaciones de
problemas ligados a la contaminación ambiental, al transporte, al tratamiento de
residuos, a la pérdida de recursos, a la calidad de vida...
[60]".
"Finalmente, reconozcamos que se han desarrollado diversas
visiones y líneas de pensamiento acerca de la situación y de las posibles
soluciones. En un extremo, algunos sostienen a toda costa el mito del progreso y
afirman que los problemas ecológicos se resolverán simplemente con nuevas
aplicaciones técnicas, sin consideraciones éticas ni cambios de fondo. En el
otro extremo, otros entienden que el ser humano, con cualquiera de sus
intervenciones, sólo puede ser una amenaza y perjudicar al ecosistema mundial,
por lo cual conviene reducir su presencia en el planeta e impedirle todo tipo de
intervención”.
Por decirlo de otra manera, citando a David Attenborough,
la humanidad no “es una plaga”. Hemos hablado en muchas ocasiones sobre el
desperdicio de comida.
Si
queremos hacer algo en la forma en la que estamos tratando la Tierra, entonces
el Papa nos está pidiendo que vayamos al corazón del problema, no que nos
volvamos a la solución fácil pero peligrosa del control de población que nos
deja en un Occidente cómodo, en una sociedad de consumo alto y grandes creadores
de basura.
Fuente: Aleteia