“Les pido que recen
por mí durante esta celebración, para que yo pueda volverme más esclavo en el
servicio por los demás”, pidió el Papa a los detenidos

El Papa Francisco que llama por
telefóno a la cárcel de Buenos Aíres casi todos los domingos para hablar con uno
de los tantos detenidos allí, este Jueves Santo ha llevado personalmente
consolación y dignidad a los presos de la cárcel de Rebibbia.
En un nuevo capítulo de la 'sublime
teología del llanto' abierto en el libro de este pontificado, Francisco ha
llevado la “caricia de Jesús” a hombres y mujeres recluidos expiando sus penas
ante la sociedad cuando la Iglesia recuerda la Pasión de Cristo. Y sus primeras
palabras para ellos ha sido: “Jesús nos ama sin limites”.
El amor de Jesús no delude nunca porque no se cansa de amar, así como no se cansa de perdonar y de abrazarnos”, añadió.
“El amor de Jesús por nosotros no tiene limites, no se cansa de dar la vida por nosotros. ¡Sí, da la vida por todos nosotros!”, dijo con voz clemente.
Papa explicó el gesto del lavatorio de los pies
Sucesivamente, cómo discípulos redimidos explicó a los detenidos el gesto del lavado de los pies durante la Última Cena: “Jesús nos amó a cada uno de nosotros hasta el final. Los discípulos no entendían el gesto de que Jesús les lavara los pies”.
“Yo lavaré los pies a doce de ustedes, pero estos hermanos y hermanas les representan a todos ustedes”, expresó.
En ese entonces - explicó el Papa- era un trabajo para los esclavos de la casa. “El patrón tenía esclavos para limpiar los pies a los huéspedes”. “Lavar los pies era un trabajo de esclavos ¡Jesús se hace esclavo por nosotros!”.
Así, indicó que este gesto significa que el amor de Dios lava los pecados a todos. Por último, el Papa aseguró: “Les pido que recen por mí durante esta celebración, para que yo pueda volverme más esclavo en el servicio por los demás”, indicó el Papa a los detenidos.
Francisco llegó en la tarde a la cárcel Rebibbia y en el patio interior, ha saludado a un primer
grupo de prisioneros, compuesto por varias docenas, muchos de los cuales conmovidos hasta las lagrimas le abrazaron con cariño. Varios le alcanzaron sus rosarios para ser bendecidos. Este saludo se prolongó durante varios minutos.
“El amor de Jesús por nosotros no tiene limites, no se cansa de dar la vida por nosotros. ¡Sí, da la vida por todos nosotros!”, dijo con voz clemente.
Papa explicó el gesto del lavatorio de los pies
Sucesivamente, cómo discípulos redimidos explicó a los detenidos el gesto del lavado de los pies durante la Última Cena: “Jesús nos amó a cada uno de nosotros hasta el final. Los discípulos no entendían el gesto de que Jesús les lavara los pies”.
“Yo lavaré los pies a doce de ustedes, pero estos hermanos y hermanas les representan a todos ustedes”, expresó.
En ese entonces - explicó el Papa- era un trabajo para los esclavos de la casa. “El patrón tenía esclavos para limpiar los pies a los huéspedes”. “Lavar los pies era un trabajo de esclavos ¡Jesús se hace esclavo por nosotros!”.
Así, indicó que este gesto significa que el amor de Dios lava los pecados a todos. Por último, el Papa aseguró: “Les pido que recen por mí durante esta celebración, para que yo pueda volverme más esclavo en el servicio por los demás”, indicó el Papa a los detenidos.
Francisco llegó en la tarde a la cárcel Rebibbia y en el patio interior, ha saludado a un primer
grupo de prisioneros, compuesto por varias docenas, muchos de los cuales conmovidos hasta las lagrimas le abrazaron con cariño. Varios le alcanzaron sus rosarios para ser bendecidos. Este saludo se prolongó durante varios minutos.
El Papa besó, estrechó manos, sonrió a cada uno de los cerca de 50 detenidos que
le esperaban a la entrada. Antes de dirigirse a la capilla, tomó un micrófono y
agradeció "la cálida bienvenida y sincera..." "Gracias", dijo visiblemente
emocionado.
Sucesivamente, el Papa entró en la capilla, para presidir la Misa de la Cena del Señor, el comienzo del Triduo Pascua, en la que lavó los pies de algunos detenidos y detenidas de la cercana cárcel femenina del distrito. Muchas de ellas madres de niños de brazos que tienen el servicio de guardería en la cárcel.
En esta ocasión, el Papa Francisco ha lavado los pies a seis mujeres, entre ellas dos nigerianas, una de ellas madre de un niño de brazos, una ecuatoriana, una congolesa y tres italianas. Los hombres eran un nigeriano, un brasilero y cuatro italianos. En la misa estuvieron presentes 350 detenidos y detenidas, la mayoría prisioneros por delitos contra la propiedad privada y no contra personas.
Sucesivamente, el Papa entró en la capilla, para presidir la Misa de la Cena del Señor, el comienzo del Triduo Pascua, en la que lavó los pies de algunos detenidos y detenidas de la cercana cárcel femenina del distrito. Muchas de ellas madres de niños de brazos que tienen el servicio de guardería en la cárcel.
En esta ocasión, el Papa Francisco ha lavado los pies a seis mujeres, entre ellas dos nigerianas, una de ellas madre de un niño de brazos, una ecuatoriana, una congolesa y tres italianas. Los hombres eran un nigeriano, un brasilero y cuatro italianos. En la misa estuvieron presentes 350 detenidos y detenidas, la mayoría prisioneros por delitos contra la propiedad privada y no contra personas.
Uno de los monaguillos del Papa en la misa, ha sido un joven acusado de
plurihomicidio que ha logrado graduarse en estudios universitarios mientras paga
su pena. En esta cárcel, hay un sector dedicado a 150 madres detenidas que
pueden tener consigo a sus hijos pequeños hasta que los infantes no cumplen 3
años de edad.
La misa de este Jueves Santo, en memoria de la última cena
y el lavatorio de los pies, ha sido la tercera celebrada por el Papa Francisco
desde el inicio de su pontificado volcado hacía las ‘periferias’ entre los
pobres y los marginados.
En 2013 a pocas semanas de su elección al solio
de Pedro, el Papa decidió de ir al instituto penitencial para menores de Casal
del Marmo. Francisco ha sido el primer Pontífice de la historia en
incluir a dos mujeres encarceladas en el lavatorio de los pies, un
hecho que en su momento ha levantado polémicas en los sectores católicos más
conservadores.
Esta es la tercera visita de un Papa a la cárcel romana.
En diciembre de 1986 Juan Pablo visitó Rebbibia, además para encontrar a su
verdugo, Ali-Agca. Precisamente, este 02 de abril se cumplen 10 años de la
muerte del Santo. Benedicto XVI la había visitado en diciembre 2011.
Fuente: Aleteia