También pudo sanar de sus dependencias y vicios a la luz del testimonio que
encontró de la mano de su futura esposa
Tiene 52
años, y le conocen como Gabi Martínez. Está casado con Angela, con quien tienen
“cuatro hijos en la tierra y cinco en el cielo”, parte
precisando al programa televisivo español “Cambio de Agujas” este economista,
converso por la mediación de su amada esposa…
Éste es su testimonio
contado en primera persona:
Comunista y
admirador de Santiago Carrillo
«Yo nací en La Roda, un pueblo
de Albacete y mis padres… pues no eran practicantes, mi padre era
empresario. Nací el ’62 y por motivos de la crisis de esos años nos
vinimos el sesenta y cinco aquí a Torrent y ahí empezó el Señor a actuar en mi
vida. Eso creo. La verdad por entonces no me di cuenta, lo he visto más
tarde.
»Sucedió que llegamos un poco entrado el curso de estudios y no
encontrábamos plaza en ningún colegio público… Mi padre no quería que yo
estudiase en colegios de curas. Para él nada con la fe católica, era
ateo, aunque luego al final de su vida tuvo una historia de conversión también
muy bonita. Bueno también era comunista, su ídolo era Santiago Carrillo
y aquí en Valencia pudo potenciar esto pues se unió con otras personas
del partido; de hecho fue uno de los cofundadores aquí de la
organización sindical Comisiones Obreras. Trabajaba en muchas de las
actividades relacionadas con esto… en imprentas, editoriales. Bueno, por
supuesto no me llevaba a misa ni me hablaba de Dios, al
contrario.
La Biblia en
una biblioteca comunista
»Fue muy curioso, así lo veo ahora, porque
finalmente al no encontrar plaza en ningún sitio, mi padre tuvo que
matricularme en un colegio concretamente de Monjas Trinitarias.
Bueno… así fue como aunque mis padres no tenían ningún interés en que yo supiera
algo de la religión, pues al año siguiente todos los chicos comenzaban a
prepararse para la Primera comunión y yo decidí que no me iba a quedar
sin tomar yo también la comunión. Bueno, después de la Primera Comunión
no volví a aparecer por la Iglesia, ni tampoco mis padres me llevaron, ni yo
supe nada más de la fe…
Pasados unos años, también de una forma muy curiosa,
estando en la calle jugando con unos amigos en un momento no sé cómo me vi solo
y golpeé la pelota, esta se fue lejos y fue a dar a las puertas de una vivienda
pequeña. Me agaché a recoger la pelota y cuando me incorporo delante de mí había
un señor, vestido de negro, muy alto, o eso me pareció (ríe) ,vamos que era un
cura. Yo me le quedé mirando con mi pelota en la mano y él me pregunta
si me apetecía pasar que allí había otros niños jugando. Bueno, quizás
movido un poco por la curiosidad acepté, entré y en una sala había como unos
treinta niños sentados en unos pupitres y bueno, me senté allí con ellos. Bueno
allí el cura venga que nos hablaba de Dios y ya me explicaron
luego que era para prepararse a la confirmación… Me dijo el cura al salir que
si quería seguir, debía venir al día siguiente con una
Biblia.
»Llegué a casa y no recuerdo si expliqué mucho o poco lo
sucedido, pero la cuestión fue que buscando en la biblioteca de mi padre,
inmensa, que teníamos con libros de muchos filósofos, de Lenin, de
Marx, pues había –no sé cómo- una pequeña Biblia. Estaba feliz. Con
ella acudí al día siguiente. Aquél tiempo, hora u hora y medio que nos lo
pasábamos con el cura aquél, lo recuerdo como muy hermoso.
Yo gozaba aprendiendo de Dios. Él se sirve siempre de pequeños
detalles y a mí me enamoraba el sólo hecho de poder leer la Biblia con ese papel
fino, delicado. Bueno, la cuestión es que al poco tiempo me
confirmé.
Mentalidad radical
»A partir
de la confirmación volví a desaparecer de la Iglesia… nadie me invitó a hacer
nada. Luego cuando tenían unos quince o dieciséis años comencé a estudiar en el
Instituto y a tener amistades que eran militantes radicales de
izquierda… también creo que de tanto escuchar a mi padre pues fui
teniendo yo también adhesión a la ideología marxista. En ese tiempo
lideré una huelga estudiantil siendo parte de las Juventudes Mahoístas
(vinculados a la Organización Revolucionaria de Trabajadores, también
Mahoísta). Iba por las calles de Torrent y los pueblos de alrededor los domingo
por la tarde vendiendo nuestro periódico que era La Estrella
Roja… organizábamos charlas para captar nuevos militantes, íbamos a
manifestaciones, nos enfrentábamos con los antidisturbios.
»Con mis
amigos veíamos bien muchas cosas que eran… es que teníamos vínculos con
partidos de extrema izquierda, ETA y grupos satélite alrededor de ETA.
Llegamos a hacer cosas que -aunque gracias a Dios no involucraron costo de vida
para nadie- aún no se pueden decir.
Vida muy liberal y sexo
libre...
»Llevaba una vida muy liberal vinculado también con
lesbianas, homosexuales, drogadictos, pero siempre con un trasfondo
ideológico cultural. Creo que Dios me libró de practicar la homosexualidad,
puesto que yo estaba vinculado en un medio donde su práctica no se veía mal…
También pensábamos en el sexo libre donde incluso un amigo podía
compartir a su esposa con otro amigo y nadie se alteraba por esto. De
hecho por entonces tenía bastantes problemas con personas de otras ideologías,
bueno, precisamente con las que ahora voy a misa.
Una mujer cambia su
vida
»Salíamos por las noches con pasamontañas y pintábamos en las
puertas de las parroquias escribíamos aquello de “La
religión es el opio del pueblo”. Yo por entonces creía eso. Para mí
todo el que vivía de la fe era como un drogadicto, alguien a quien le
habían lavado el cerebro y necesitaba de la fe cual droga para poder
sobrevivir olvidándose de realidades como los pobres y de las
libertades.
»Bueno al igual que de forma sorprendente apareció una
Biblia en mi casa, una tarde estando con el grupo de amigos llegó una
chica que yo no conocía. A mí ella me interesó, entonces averigüé de su
vida y supe que iba a misa, cosa que me descolocó. Pienso que Dios conociéndome
y sabiendo que me gustaban las cosas arriesgadas, novedosas, ir al límite de
todo, pues dijo: Toma, aquí está una chica creyente en mí, de la que
te vas a enamorar.
»Nada, empezamos a salir, fueron tres
años muy duros. Yo intentaba sacarla de su fe y estaba seguro que algún día
dejaría esa tontería de ir a misa todos los domingos. Ella trabajaba además en
una tienda de ropa y tenía horarios extensos. Más de alguna vez cuando fui a
buscarla las nueva de la noche , que era el horario de salida los sábado, tenía
que acompañarla hasta la parroquia y después regresar a
buscarla cuando salía de la misa y recién entonces tenían tiempo para nosotros.
Recuerdo cuántas noches me la pasé intentando darle argumentos para que
dejase su fe, pero no había forma. Incluso algunas cosas me llamaban
la atención. Y no me refiero a que cuando íbamos por la calle daba dinero a los
pobres sin importarle mis protestas de que mejor sería buscarle trabajo a esa
persona. Me refiero a que ella nunca le veía una doble intención a la gente, ni
tampoco andaba viendo la maldad. Y yo me decía… esta mujer es de otro
mundo realmente.
»Uno de los peores momentos con ella fue cuando
una semana me avisó que el fin de semana no nos podríamos ver porque debía ir a
ver al Papa… Juan Pablo II llegaba al aeropuerto y ella estaría allí.
¡Me daba plantón por el Papa!, era demasiado.
Catequesis sólo por
amor
»Alguien en el grupo de los Neocatecumenales –con quienes ella
hacía su camino de fe- le dijo que si yo no participaba con ella del
creer en Dios, mejor sería que dejara su relación conmigo. Y ella me lo
contó, agregando que para solucionar esto yo debía asistir a unos encuentros con
catequistas… de lo contrario terminaría su relación conmigo. Yo le
respondí que mejor sería dejar nuestra relación y así
ocurrió.
»Bueno, pasados unos meses le llame y le dije: A ver
Ángela, dime, ¿cómo era eso de ir con unos catequistas para que podamos
seguir con lo nuestro? Me dijo que era ir un par de noches durante un
mes y medio…
»Bueno, fui a escuchar estas catequesis. Eran tres
matrimonios con el párroco. Y bueno, aquello a mí me
encandiló.
»Me agradó que no entramos en el templo sino a un
salón. Yo no podía ingresar al templo pues me recordaba a esa Iglesia a
la que yo había atacado tanto. También me sentí cómodo con las
personas… eran matrimonios que se veían normales. Luego ellos
hablaron de un Dios que no era el que yo conocía, de una
Iglesia que no era como yo me la estaba imaginando…no era la del poder, sino la
madre. Una y otra y oitra de las palabras que allí se dijeron lograron que yo
sintiera que deseaba seguir en esto. Así comencé a formar parte de una
comunidad en la Parroquia de la Sagrada familia. Así inicié mi
itinerario de fe.
De
comunista a catequista
»Mi vida cambió radicalmente.
Los primeros años todo eran encuentros con mis antiguas amistades…
muchos de ellos intentando convencerme que me había metido el opio hasta las
venas. Empecé luego a ser catequista de las mismas comunidades.
En la comunidad eran personas como yo y estábamos en un empeño de querernos,
amarnos, compartir nuestras experiencias, rezar los unos por los otros,
escuchar la palabra de Dios, compartirla, vivir la eucaristía… y
participar en ella.
»Bueno, y dejé de robar, que no lo
había contado hasta ahora. Sí, porque puesto que yo venía de una familia
humilde, en casa cuando necesitaba algo como no había dinero me las ingeniaba
para robarlo y me convertí en un experto de robos en supermercados,
grandes almacenes.
»También dejé de fumar hachís, de
tomar anfetaminas que las usaba para ir de
fiesta.
»Luego me casé, nos abrimos a la vida… tenemos
cuatro hijos vivos y otros cinco que fallecieron por abortos espontáneos que
tuvo mi mujer. Rezamos en familia y esto también ayuda mucho con los hijos.
Bueno, vital es la Santísima Virgen. Yo hablo con la Virgen como cuando
de pequeño hablaba con mi Madre. Cuando yo necesitaba algo se lo decía
a mi madre, porque sabía que ella tenía la autoridad para darme lo que
necesitaba o bien ella podía conseguir de mi padre la autorización o
solución».
Fuente: Portaluz