¿PUEDE UN PAPA RENUNCIAR POR ENFERMEDAD? ESTO DICE EL DERECHO CANÓNICO

Desde el reposo absoluto que le ha sido recetado por los médicos, Francisco sigue abordando sus quehaceres

El Papa Francisco saluda a los fieles en la plaza de San Pedro,
en una imagen de archivo. Dominio público
El 11 de febrero de 2013 ha quedado señalado en el calendario como el día en que Benedicto XVI hizo historia. Por primera vez en 598 años un Pontífice renunciaba a su cargo —algo que no sucedía desde 1415 con Gregorio XII—. En un consistorio público de cardenales, pronunció en latín las palabras que dejarían la sede de Roma vacante durante un mes, hasta que en Cónclave fue elegido el arzobispo de Buenos Aires como 266º sucesor de Pedro.

El Papa Francisco se encuentra desde el pasado viernes 14 de febrero ingresado en el Hospital Policlínico Gemelli de Roma, desde donde sigue atendiendo sus tareas como obispo de Roma, aunque los actos en su agenda previstos a corto plazo hayan quedado cancelados. El Vaticano ha ido informando del cuadro clínico del Santo Padre, que ha pasado de ser «complejo» con una «infección polimicrobiana de las vías respiratorias» a confirmarse como una neumonía bilateral.

Desde el reposo absoluto que le ha sido recetado por los médicos, Francisco sigue abordando sus quehaceres. Este lunes, por ejemplo, firmó la renuncia del obispo canadiense Jean-Pierre Blais, de 75 años. En la salud y la enfermedad, el Pontífice argentino se ha mostrado siempre dispuesto a continuar a los mandos de la barca que es la Iglesia. De hecho, cuando la gonalgia aguda que sufre en la pierna derecha le obligó a empezar a desplazarse en silla de ruedas y algunos cuestionaron su capacidad para seguir en la cátedra de Pedro, él mismo dejó clara su intención de no renunciar. «Se gobierna con la cabeza, no con la rodilla», dijo entonces.

Una carta de renuncia preparada

Caso distinto sería si le achacase una enfermedad incapacitante. Para este caso y según Francisco confesó en una entrevista en el año 2022, ya tenía escrita su carta de renuncia, que entregó al principio de su pontificado al cardenal Tarcisio Bertone, quien a sus 90 años ya no ocupa ningún cargo en la Curia, pero era hasta 2013 fue secretario de Estado del Vaticano. «En caso de impedimento por cuestiones médicas o qué sé yo, acá está mi renuncia. Ya la tienen. No sé a quién se la habrá dado el cardenal Bertone», comentó al diario ABC.

Como ya hizo Joseph Ratzinger y otros dos obispos de Roma antes que él (Gregorio XII y Clemente I), Francisco I también podría renunciar al pontificado, aunque no haya estado nunca en sus planes. Nada en el Derecho Canónico lo impide, y lo que es más: lo permite. El obispo de la Iglesia romana, como sucesor del primero de los Apóstoles, tiene potestad «suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente», según establece el canon 331.

Igual que tiene la autoridad para desempeñar el cargo, la tiene para renunciar a él. El Código de Derecho Canónico establece la única condición necesaria para que sea válida su marcha del ministerio petrino, siendo esta que «sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie».

Clara González

Fuente: El Debate