En el mensaje entregado por el cardenal Koch al Patriarca ecuménico Bartolomé I con motivo de la fiesta de San Andrés, Francisco exhorta al esfuerzo común y a la oración para «acoger el don divino de la unidad».
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En su mensaje
al Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I con motivo de la
festividad de San Andrés, el Papa Francisco anima a escuchar sin condenar como
principal camino para la concordia entre católicos y ortodoxos. Un vínculo que
el Papa espera que pueda concretarse en la celebración conjunta del inminente
1700 aniversario del primer concilio ecuménico de Nicea, «testimonio de la
creciente comunión que ya existe entre todos los bautizados en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Intercambio de delegaciones católica
y ortodoxa
El
mensaje fue entregado al Patriarca Ecuménico por el Cardenal Kurt Koch,
Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, al
final de la Divina Liturgia celebrada en la Iglesia Patriarcal de San Jorge al
Fanar, en Estambul (Turquía). La presencia de una delegación de la Santa Sede
-de la que forman parte los demás superiores del Dicasterio, el secretario
monseñor Flavio Pace y el subsecretario monseñor Andrea Palmieri, junto con el
nuncio apostólico en Turquía, el arzobispo Marek Solczyński- se inscribe en el
tradicional intercambio de delegaciones católicas y ortodoxas con ocasión de
las respectivas fiestas patronales.
El «fructífero» diálogo en el
movimiento ecuménico
El
Papa Francisco recuerda el reciente 60 aniversario de la promulgación del
decreto Unitatis
redintegratio, con el que la Iglesia católica entró oficialmente
en «el movimiento ecuménico». Un «camino de diálogo», particularmente «fecundo»
con los ortodoxos, en el signo de una «renovada fraternidad» que se vive hoy
«con particular intensidad».
«Divisiones milenarias» a superar en
«plena comunión»
Sin
embargo, señala Francisco, esa «plena comunión entre todos los cristianos»
deseada por el documento aún no se ha hecho realidad. «Esto no es sorprendente
-subraya el Papa-, ya que las divisiones milenarias no pueden superarse en
pocas décadas. La concordia integral no puede prescindir de su «dimensión
escatológica, innegable en la medida en que el camino hacia la unidad coincide
con el de la salvación ya dada en Jesucristo, de la que la Iglesia participará
plenamente sólo al final de los tiempos».
Oración y esfuerzos comunes por la
unidad
No
hay que perder de vista, por tanto, el «objetivo último» de la comunión entre
cristianos y ortodoxos, según Francisco, así como la «confianza» en su unidad,
que se alcanzará «en el curso de la historia y en tiempos razonables».
«Católicos y ortodoxos no deben
dejar de rezar y trabajar juntos para prepararse a aceptar el don divino de la
unidad».
Escuchar sin condenar, el modelo del
Sínodo
El
compromiso de la Iglesia católica en esta dirección recibió un nuevo impulso
del último Sínodo, escribe el Papa. «Escuchar sin condenar» es el modelo
emprendido por la Asamblea de Obispos. Un ejemplo que, «en un mundo desgarrado
por la oposición y la polarización», Francisco espera que pueda reproducirse
también en el diálogo entre las distintas confesiones cristianas. En el marco
del Sínodo, el Papa recuerda también la contribución del metropolita Job de
Pisidia, delegado del Patriarca ecuménico de Constantinopla.
La unidad de los cristianos, signo de
paz en tiempos de guerra
El
próximo aniversario del primer Concilio Ecuménico de Nicea, dice el Pontífice,
«reforzará los lazos ya existentes y animará a todas las Iglesias a dar un
testimonio renovado en el mundo de hoy». La «fraternidad» entre las distintas
confesiones será un ejemplo para un mundo «afligido por la guerra y la
violencia». En este sentido, Francisco concluyó renovando el llamamiento «por
la paz en Ucrania, Palestina, Israel y Líbano, así como en todas aquellas
regiones donde se libra lo que a menudo he llamado una guerra mundial a
trozos».
Edoardo Giribaldi - Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News