Existen innumerables guías sobre cómo prepararse para la Sagrada Comunión en la Misa, muchas de ellas escritas por santos u otros hombres y mujeres santos
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Foto de Godong | Shutterstock |
Es importante
recordar que no existe una manera particular y correcta de prepararse y que el
requisito principal para una Comunión fructífera es un corazón abierto
y listo para recibir a Jesús.
Sin embargo, si
te interesa lo que dijeron los santos, aquí está lo que recomienda San
Francisco de Sales en su Introducción a la vida devota .
1. Prepara tu
corazón antes de que comience la misa
Al principio, y
antes de que el sacerdote suba al altar, haz tu preparación con él: poniéndote
en la Presencia de Dios, confesando tu indignidad y pidiendo perdón.
2. Escucha las
lecturas y medita sobre la historia de la salvación.
Hasta el
Evangelio, reflexionemos sencilla y generalmente sobre la Venida y la Vida de
nuestro Señor en este mundo.
3. Estad
atentos a la enseñanza de Jesús en el Evangelio
Desde el
Evangelio hasta el final del Credo, reflexione en las enseñanzas de nuestro
amado Señor y renueve su resolución de vivir y morir en la fe de la Santa
Iglesia Católica.
4. Ofrece tu
corazón a Dios
Desde allí,
fija tu corazón en los misterios del Verbo, y únete a la Muerte y Pasión de
nuestro Redentor, ahora actual y esencialmente manifestada en este santo
Sacrificio, que, juntamente con el sacerdote y toda la congregación, ofreces a
Dios Padre, para su Gloria y tu propia salvación.
5. Deseo estar
en unión con Dios
Hasta el
momento de comulgar, ofreced todos los anhelos y deseos de vuestro corazón,
deseando sobre todo fervientemente estar unidos para siempre a nuestro Salvador
por su eterno amor.
6. Dar gracias
a Dios
Desde el
momento de la Comunión hasta el fin, agradece a Su Graciosa Majestad su
Encarnación, su Vida, Muerte, Pasión y el Amor que manifiesta en este santo
Sacrificio, pidiendo por medio de él su favor para ti, tus parientes y amigos y
toda la Iglesia; y humillándote sinceramente, recibe devotamente la bendición
que nuestro amado Señor te da por medio de su ministro.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia