Las reliquias son restos óseos u objetos que pertenecieron a los santos y que la Iglesia resguarda para su correcta veneración
![]() |
Bruno M Photographie | Shutterstock |
¿Por qué
guardan los católicos huesos, cabello, ropa o incluso sangre de santos en
estuches de oro brillante? ¿No condenaba Dios la idolatría? Si bien muchas
personas, tanto protestantes como católicas, se sienten confusas acerca de la
práctica de venerar reliquias, se trata de una tradición muy arraigada a la
Biblia.
1. ¿Qué son
las reliquias
Las reliquias
son objetos conectados a un santo y se pueden clasificar en tres clases. Una
reliquia de primera clase es todo o parte de los restos físicos de un santo.
Esto puede ser un trozo de hueso, un vial de sangre, un mechón de pelo o
incluso el cráneo o el cuerpo incorrupto.
Una reliquia de
segunda clase es cualquier objeto que el santo utilizase con frecuencia (ropa,
por ejemplo). Una reliquia de tercera clase es cualquier objeto que haya tocado
una reliquia de primera o segunda clase.
Los católicos
conservan las reliquias de santos y se cree que la gracia de Dios fluye a
través de dichos objetos hacia las almas devotas que los veneran.
2. ¿En qué
parte de la Biblia aparecen las reliquias?
El uso de
objetos relacionados con una persona santa se remonta hasta el Antiguo
Testamento. En él aparece un episodio del Libro Segundo de los Reyes, donde
aparece el uso de reliquias.
“Eliseo murió y
lo sepultaron. Ya entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la
tierra. Aconteció que estaban unos sepultando a un hombre cuando súbitamente
vieron una banda armada; entonces arrojaron el cadáver en el sepulcro de
Eliseo. Pero tan pronto tocó el muerto los huesos de Eliseo, revivió y se puso
en pie” (2 Reyes 13, 20-21).
Incluso en el
Nuevo Testamento aparece cómo Dios utiliza objetos para obrar curaciones. En el
Evangelio de Marcos aparece cómo se cura una mujer al tocar el manto de Jesús.
“[…] cuando oyó
hablar de Jesús se acercó por detrás entre la multitud y tocó su manto, porque
decía ‘Si toco tan sólo su manto, seré salva’. Inmediatamente la fuente de su
sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de su azote” (Marcos 5, 27-29).
Existen otros
ejemplos en las vidas de los apóstoles donde se muestra claramente cómo Dios
obra milagros a través de objetos conectados a un santo.
3. ¿Las
reliquias tienen poder?
Aunque la
Iglesia anima a la veneración de reliquias, es importante recordar que no es el
objeto en sí el que ejerce la curación. Un trozo de hueso no puede curar a una
persona con cáncer terminal.
Sin embargo,
Dios puede utilizar una reliquia de un santo para curar, de la misma forma que
utilizó su manto para curar a la mujer con hemorragia. La reliquia es un
instrumento del poder milagroso de Dios.
Comprender la
fuente del poder evita que las personas veneren el objeto y eleva sus almas
hacia Dios.
4. ¿La
Iglesia ha apoyado esta práctica todo el tiempo?
La Iglesia ha
defendido la veneración de reliquias desde el principio. Una carta escrita tras
el martirio de san Policarpo en
el 156 a. C. explica cómo los fieles veneraban sus huesos y tenían un
cuidado especial con ellos.
“Y así
nosotros, después, recogimos sus huesos, que son mucho más valiosos que piedras
preciosas y que oro refinado, y los pusimos en un lugar apropiado; donde el
Señor nos permitirá congregarnos, según podamos, en gozo y alegría, y celebrar
el aniversario de su martirio”.
En su carta a
Riparius, san Jerónimo († 420
A. D.) escribió en defensa de las reliquias:
“Nosotros no
veneramos, no adoramos, por temor a que debemos inclinarnos a las criaturas
antes que al Creador, pero veneramos las reliquias de los mártires a fin de
adorarlo a través de sus mártires que están con ellas”.
La Iglesia se
reafirma en esta práctica en el Directorio sobre la piedad popular más
reciente.
“El Concilio
Vaticano II recuerda que ‘de acuerdo con la tradición, la Iglesia rinde culto a
los santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas’. […] Las diversas
formas de devoción popular a las reliquias de los Santos, como el beso de las
reliquias, adorno con luces y flores, bendición impartida con las mismas,
sacarlas en procesión, sin excluir la costumbre de llevarlas a los enfermos
para confortarles y dar más valor a sus súplicas para obtener la curación, se
deben realizar con gran dignidad y por un auténtico impulso de fe”.
En definitiva,
las reliquias de los santos nos permiten acercarnos a aquellos hombres y
mujeres santos del pasado y Dios utiliza estos objetos para bendecir de forma
especial a las almas fieles. No se deben venerar, pues su propósito es guiarnos
hacia la adoración definitiva de un único Dios.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia