«[El documento] muestra que el rumbo lo marca la Izquierda. Podemos fue pionero», subrayó el obispo
![]() |
Obispo José Ignacio Munilla. |
Tras el revuelo
causado por el nuevo tratado de la ONU que podría abrir la puerta a la
regularización y normalización de la pedofilia empieza a resonar una pregunta:
"¿Cómo hemos llegado hasta este punto?". Para el obispo de
Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, el documento aprobado por
Naciones Unidas sería un paso más de la "pendiente descendente"
iniciada por Simone de Beauvoir que ha precisado de precedentes y
aliados internacionales como la pornografía o el lobby trans "impulsados
por la izquierda más radical". La respuesta solo puede ser una, dice,
"defender a nuestros hijos con uñas y dientes".
-¿Cómo ha
recibido la propuesta aprobada en la ONU por la que se permitiría regularizar
el sexo con menores?
-No me ha
sorprendido, habida cuenta que, en España, coincidiendo con la tramitación de
la ley Trans, la entonces Ministra de Igualdad, Irene Montero,
había afirmado que: “Todos los niños, las niñas, les niñes de este país tienen
derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su
cuerpo si ellos no quieren… Tienen derecho a amar y a tener relaciones sexuales
con quien les de la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento. Y esos son
derechos, que tienen reconocidos”.
Como seguro que
recordamos, aquellas declaraciones realizadas hace dos años, suscitaron
incredulidad en una parte importante de la opinión pública. ¡No era posible que
la ministra hubiese querido bendecir la pedofilia consentida con
menores! Pero no solo no hizo ningún desmentido, sino que Irene Montero lo
reafirmó en nuevas declaraciones al poco tiempo.
El hecho de que
partidos políticos como Podemos, hayan sido pioneros en esta reivindicación,
indica hasta qué punto el rumbo de la cultura internacional está marcado por la
izquierda más radical.
-Aquellas
palabras que usted ha citado estaban referidas de forma explícita a los
derechos de los niños, de forma que no faltaron quienes juzgaron como una
exageración la conclusión de que se estaban abriendo las puertas a la
pedofilia…
-El lenguaje
fue sibilino y engañoso, como es habitual en estos casos. Pero cuando se habla
del derecho de una parte a mantener una relación sexual, es obvio que la otra
parte también participa del mismo derecho. Es decir, que, si los niños tienen
derecho a mantener relaciones sexuales consentidas con adultos, entonces los
adultos también tienen derecho a mantener relaciones sexuales consentidas con
menores. ¡Es una conclusión incuestionable!
-¿Cree usted
entonces que la propuesta aprobaba en la ONU va en la misma línea que la
exministra, Irene Montero?
-No me cabe la
menor duda de que así es; máxime cuando los países que han votado en contra en
la ONU, han advertido que en la práctica, con las “salvedades”
introducidas, se abre la puerta a la regularización de la pedofilia.
Más aún, el
representante de Austria, uno de los máximos defensores de la propuesta
aprobaba, se atrevió a poner el ejemplo de que no podía penalizarse la
relación sexual de un joven de 14 años con otro de 19.
-Hay quien
lo justifica diciendo que no es el mismo caso el de un menor de 14 años que el
de uno de 6…
-Tal vez cabría
hacer el matiz entre la pedofilia y la efebofilia. Mientras que Irene Montero
habló de niños, sin matices; las “salvedades” aprobadas ahora en la propuesta
de la ONU serían aplicables según la edad de consentimiento de cada estado
(recordemos que la edad mínima de consentimiento en España es de 13 años). En
cualquier caso, la frontera entre pedofilia y efebofilia es prácticamente
inexistente. Estamos dando un marco legal a la corrupción de menores.
-¿Cómo
valora que hayamos llegado al punto de promover la pedofilia, aunque sea
consensuada?
-La pendiente
descendente iniciada por Simone de Beauvoir -que en mayo del 68 tuvo
su puesta en escena más popular-, se ha caracterizado por una progresiva
desnaturalización de la sexualidad. Toda vez que el sexo fue desvinculado de
los fines naturales para los que fue creado (1º Forjar nuestra identidad sexuada,
2º Expresión de amor y de entrega esponsal, y 3º Procreación), la concatenación
de aberraciones ha ido in crescendo, hasta llegar ahora a la pedofilia.
Es importante
subrayar que el paso actual hubiese sido imposible sin sus precedentes: sexo
libre, anticoncepción, aborto, homosexualidad, pornografía, transexualidad…
De hecho, no
olvidemos que las últimas leyes promulgadas en esta deriva, tales como la ley
de aborto o la ley trans, han puesto un especial acento en la traslación de sus
contenidos a la escuela… En el caso de la ley trans, introduciendo dudas a los
niños de primaria sobre su identidad sexual.
-¿Qué
lectura hace de la división visualizada en la votación realizada en la ONU,
entre los países que han votado a favor (91) y los que han votado en contra
(51)?
-Pienso que
occidente pierde toda autoridad moral para seguir hablando de los “países del
eje del mal” (Irán, Rusia, Siria, etc). Lo cierto es que son precisamente estos
países los que han liderado la lucha contra esta aberración, junto
con los países musulmanes y africanos.
Países como
Rusia salen reforzados ante esta constatación de la degradación de la cultura
occidental. Son muy reveladoras las palabras del representante de Rusia en las
Naciones Unidas: “Me gustaría preguntar de nuevo: ¿los derechos de quiénes
estamos protegiendo, los de los criminales o los de las víctimas?”.
-¿Qué
podemos hacer ante un paso de esta gravedad?
-Más allá
de colaborar en alguna de las iniciativas de protesta puestas en marcha,
tales como “Peticiones Católicas”, está claro que hemos de cuidar muy
especialmente la educación afectivo sexual de los niños, tanto en la escuela,
en la parroquia, como en la familia.
Existe un
impuro silencio sobre la castidad, que hemos de romper de forma decidida.
Es un contraste inadmisible el hecho de que tengamos verdaderos tesoros
pedagógicos en materia de sexualidad, tales como las enseñanzas de San Juan
Pablo II sobre la teología del cuerpo, y que las difundamos tan poco…
Y, por
supuesto, estamos llamados a defender con uñas y dientes a nuestros
hijos, procurando educarles en un sentido crítico frente a esta debacle.
Recuerdo el título de una conferencia que José Manuel Cotelo pronunció hace ya
ocho años en nuestra Diócesis de Orihuela-Alicante: “Cuidado con mis hijos, que
muerdo”.
[No dejes
que la ONU regularice el sexo con menores: firma la campaña de Peticiones Católicas]
José María
Carrera
Fuente: Religión en Libertad