Una familia unida y estructurada garantiza un mayor bienestar a los hijos, lo que se traduce en un futuro más seguro y estable en su edad adulta.
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Dominio público |
El
estudio, The Family-to-Prison-or-College Pipeline: Married
Fathers and Young Men's Transition to Adulthood (La ruta que lleva
de la familia a la prisión o a la universidad: la transición de los padres
casados y los hombres jóvenes a la edad adulta), señala que
los hombres jóvenes de familias estables tienen el doble de probabilidades de
graduarse de la universidad que aquellos de familias desestructuradas.
"La estructura familiar es más
predictiva que la raza a la hora de considerar estos resultados de vida",
señala el estudio, del que hay que destacar que está realizado en EEUU, donde
la cuestión racial provoca diferencias en el nivel académico y de número de
delitos, de ahí la comparativa utilizada para este estudio familiar.
"Las
últimas investigaciones de IFS muestran que el matrimonio es absolutamente vital para formar a los niños y
convertirlos en hombres sanos", señala JP De Gance, presidente y
director ejecutivo de Communio, un ministerio sin fines de lucro con sede en
Virginia que capacita y equipa a las iglesias para renovar las relaciones
saludables, los matrimonios y la familia.
Pero
además, tal y como explica a OSV News, "también demuestra lo que
siempre hemos sabido que es verdad, pero que hemos olvidado como cultura: el matrimonio es vital para una
sociedad saludable".
"Muchos
atribuyen erróneamente la causa de los problemas de los hombres actuales a
algún tipo de narrativa
ficticia sobre los orígenes de la masculinidad tóxica", afirmó De Gance. Sin embargo,
recuerda que "esta investigación muestra que, en promedio, los niños prosperan cuando
experimentan una masculinidad auténtica a través de un padre casado en
el hogar".
La
investigación también es paralela a los resultados de la investigación de
Communio, compartió De Gance. "Nuestra propia investigación en el marco
del Estudio Nacional sobre Fe y Relaciones refuerza estos hallazgos",
afirmó De Gance. "Los chicos de familias con cónyuges no sólo tienen menos probabilidades de ir a
la cárcel (como demuestra la investigación de IFS), sino que también
tienen muchas más
probabilidades de acudir a la iglesia los domingos cuando son
adultos".
Prevenir heridas espirituales en los niños
Michael
O'Rourke, fundador de Strong Catholic Dad, un ministerio con sede
en Indianápolis que tiene como objetivo equipar y fortalecer a los padres para
su vocación familiar, también se hizo eco de las conclusiones de IFS. "Dios creó la familia a su
imagen y semejanza, como una comunidad de personas en un intercambio
eterno de amor. Esa verdad está profundamente arraigada en la esencia de
nuestro ser", afirma O'Rourke.
En
este sentido, recalca que “cuando a los niños se les niega la presencia amorosa
de su propio padre y madre, ese
déficit crea una cascada de heridas emocionales y espirituales que los
afectan durante toda la vida. Debemos orar por los padres y hacer todo lo que
podamos para apoyarlos en su vocación de padres".
Es
una vocación, todos coinciden, que requiere una unidad familiar fuerte y
estable. "Es
imposible reparar la masculinidad a nivel de toda la sociedad sin el
matrimonio", enfatizó De Gance. "Necesitamos compartir la
buena noticia de que el matrimonio fue un regalo de Dios para toda la
humanidad. Sigue siendo un gran trato para todos: niños, mujeres y
hombres".
El peligro de erosionar la paternidad
Este
último estudio va en línea a otros publicados en los últimos años y que inciden
en los beneficios de una familia unida y un matrimonio fuerte. Los
especialistas aseguran que este ataque, junto al invierno familiar y
matrimonial o "la
feminización del modelo masculino", está dejando profundas e
irreversibles consecuencias en la sociedad.
Especialmente,
en los más jóvenes: el aumento en las tasas de criminalidad, violencia y
pobreza son solo algunas de las reportadas por los investigadores. Esta erosión de la paternidad "contribuye
poderosamente a muchos de los principales problemas sociales de nuestro
tiempo".
Uno
de los principales responsables es según estos estudios el divorcio y las
familias desestructuradas. "[En los Estados Unidos], aproximadamente el
62,5% de los menores de 18 años viven junto a su familia biológica, el 1,7% en
nuevas familias tras el divorcio de sus padres, el 4,2% viven con su padre soltero
y el 31,5% en un hogar sin
su padre", se menciona.
Esta
última cifra es especialmente llamativa si se tiene en cuenta que prácticamente
se ha duplicado en 60 años, pasando del 17% en 1960 al casi 32% de nuestros
días.
Las
investigaciones arrojan que los
padres involucrados y presentes en el hogar reducen las probabilidades de que
los jóvenes se conviertan en una amenaza para la sociedad, de modo que
disminuyen en un 80% la probabilidad de que sus hijos acaben en la cárcel o en
un 75% de que las hijas queden embarazadas durante la adolescencia.
Fuente: ReL