Francisco visitó la Pontificia Universidad Salesiana del barrio Montesacro de Roma para hablar con unos 160 sacerdotes de entre 11 y 39 años de ordenación
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Martes 11 de junio 2024. Vatican Media. |
Era el tercer y último encuentro con el clero de su diócesis,
marcado por una conversación a puerta cerrada sobre temas pastorales. "En
el G7 hablaremos de paz y de inteligencia artificial", declaró a los
periodistas.
De las guerras en curso a las inversiones en armamento,
anticonceptivos y cirugía estética; de un mayor compromiso con la política en
tiempos "de desconexión y abstencionismo", a la acogida en las
parroquias del "todos, todos" y la indicación prudencial para la
admisión en los seminarios de personas con tendencias homosexuales. Temas de
actualidad del mundo y de la Iglesia salpicaron la hora y media de diálogo a
puerta cerrada del Papa con los sacerdotes de la diócesis de Roma de entre los
11 y 39 años de ordenación.
Francisco se reunió con ellos en la Pontificia Universidad
Salesiana, en la zona de Montesacro de la capital italiana. Llegó puntualmente
a las 16 horas en coche y fue recibido por el vicegerente, monseñor Baldo Reina,
y por el cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos y Gran
Canciller de la casa de estudios.
El de este 11 de junio ha sido el tercer y último encuentro del
Papa con sus sacerdotes, después de la reunión con los presbíteros a
partir de los 40 años de ordenación en la parroquia de San José en el barrio
Trionfale y el que mantuvo con sacerdotes más jóvenes, hasta los 10 años de
ministerio, en la casa de las Pías Discípulas del Divino Maestro, en la zona de
Portuense. Alrededor de 160 sacerdotes, entre párrocos, prefectos, capellanes,
directores de oficinas de la Curia, se han reunido con el Pontífice y se les ha
permitido formular libremente sus preguntas. Varios sacerdotes no pudieron
estar presentes, informó la Oficina de Prensa del Vaticano, porque estaban
"ocupados en compromisos de verano con los jóvenes en las
parroquias".
Son "pilares" de la diócesis, con sus tareas en los
ámbitos de la caridad, pero también en escuelas, cárceles y hospitales, según
los definió monseñor Michele Di Tolve, delegado del Ámbito para el cuidado del
diaconado, el clero y la vida religiosa, quien presentó la asamblea al Papa
tras una oración y la lectura del Evangelio del día. Inmediatamente después
comenzó el coloquio, que duró cerca de hora y media, y en el que se repasaron
cuestiones relacionadas con la diócesis y el papel e identidad del sacerdote,
la belleza de ser sacerdote (el Papa citó el modelo de Don Milani, "un
gran hombre, una luz para el sacerdote italiano"), el riesgo de la mundanidad
y la necesidad de extender la acogida en las parroquias "¡a todos, a
todos!".
Acompañar a los ancianos solos y a los jóvenes en dificultad
Surgió con fuerza la cuestión del sufrimiento de las personas, que
hay que acompañar con cercanía, compasión y ternura, tres cualidades de Dios
que hay que experimentar -dijo Francisco- especialmente "por los
ancianos". La pastoral hospitalaria es importante en este sentido, así
como las dificultades de la ciudad de Roma, como la emergencia habitacional
para la que el Papa pidió generosidad a las congregaciones religiosas con
instalaciones, o la difusión de la droga, el drama de la soledad, de los muchos
que viven su dolor en la invisibilidad. "En la vida de un sacerdote lo
invisible es más importante que lo visible, porque es más denso, más
doloroso", dijo el Santo Padre. Y añadió: "Nuestro trabajo como
sacerdotes es ir a buscar a estas personas" porque "la Iglesia es
profética o clerical: a nosotros nos toca elegir".
Guerras, armas, paz, política
El diálogo giró en torno a la situación actual en Europa y en todo
el mundo, y el Sucesor de Pedro citó con dolor las guerras en curso, en Tierra
Santa, Ucrania, pero también en Myanmar, en el Congo, así como las enormes
inversiones en armas, los anticonceptivos, los gastos veterinarios y la cirugía
estética. Instó a trabajar en el Magisterio Social de la Iglesia, a un mayor
compromiso con el bien común, con la paz y, en tiempos de desentendimiento y
abstencionismo, con la política, "la forma más alta de caridad".
Admisión de homosexuales en los seminarios
Para concluir, Francisco habló del peligro de las ideologías en la
Iglesia y retomó el tema de la admisión en los seminarios de personas con
tendencias homosexuales, reiterando la necesidad de acogerlas y acompañarlas en
la Iglesia y la indicación prudencial del Dicasterio para el Clero sobre su
admisión en los seminarios.
Agradecimiento al cardenal De Donatis
La conversación fue también una oportunidad para recordar y
agradecer al cardenal Angelo De Donatis, desde 2017 vicario de la diócesis de
Roma y nombrado Penitenciario Mayor el pasado mes de abril. Con los sacerdotes
presentes, muchos de los cuales tuvieron a De Donatis como padre espiritual
durante sus años de seminario, el Papa elogió al purpurado por su gran
"capacidad de comprender y de perdonar", cualidades preciosas en su
nueva función, en la que está llamado a ser "expresión del rostro
misericordioso del Padre". Agradeció a todos los sacerdotes su labor,
instándoles a continuar en su compromiso, al discernimiento comunitario y a la
escucha de cuantos se dirigen a ellos.
Fuertes y mansos
"El Papa llamó a estos pastores generosos, entregados,
compasivos, capaces de cercanía... Son los únicos, de hecho, que se ponen del
lado de la gente porque muchas veces", aseguraron los propios sacerdotes,
"las instituciones son un poco sordas y no escuchan el grito de los
pobres", explicó monseñor Di Tolve a los medios vaticanos. Por parte del
Papa, la invitación fue a "ser fuertes y mansos al mismo tiempo, hacerles
sentir que la parroquia está cerca de ellos, casa entre las casas, y que pueden
revivir una experiencia familiar".
Situaciones de dolor
Fue emocionante durante la conversación de cerca de hora y media,
relató Di Tolve, "escuchar a algunos sacerdotes que experimentan la
soledad y el aislamiento de tantos ancianos y enfermos, y también oír sus voces
quebradas por la emoción al relatar algunas de las situaciones de dolor que
habían visto. El Santo Padre recomendó generar en la comunidad la capacidad de
escuchar los signos de los tiempos, de ser una Iglesia profética. Lo que
significa una verdadera capacidad de proximidad hoy". Una misión que
contrarreste la "condición social de aislamiento, de distancia, de grandes
proclamaciones y luego de poca cercanía real y de compartir con la gente".
Gente que a menudo se encuentra en estado de emergencia: "Los
jóvenes en primer lugar", señala Di Tolve, "en Roma hay chicos que
son contratados para vender droga y luego dejan la escuela en séptimo curso.
Este es el verdadero drama que viven. "Realmente, dice el obispo, debemos
ayudar a la gente a encontrar los valores más importantes y verdaderos en un
contexto y una cultura en la que a todos se les dice: 'Piensa en ti mismo,
realiza tu vida. No mires demasiado a tu alrededor, sólo date cuenta de ti mismo".
Aquí no podemos aceptar que la familia humana sea así".
El saludo al Pueblo de Dios
En el auditorio de la Universidad Salesiana, el Papa llegó después
de un cuarto de hora que pasó fuera saludando a los miembros de la comunidad
académica que entonaron una canción dedicada a Don Bosco: profesores (entre
ellos un sacerdote de 96 años), así como estudiantes y colaboradores. Ante las
puertas de la universidad, la gente del barrio formó un cordón para recibir al
Papa. Él hizo frenar el coche para saludar a todos. "Creía que era una
broma... ¡Es el Papa de verdad"», gritó una chica. Mientras hablaba
brevemente con algunos periodistas, el Papa subrayó que en el G7 -al que
acudirá el viernes 14 de junio- hablará sobre inteligencia artificial y paz y
que también mantendrá algunas conversaciones bilaterales con los líderes
presentes en Borgo Egnazia, en Apulia.
Uno a uno, Francisco, desde el ya familiar Fiat 500 L, estrechó la
mano de la fila de estudiantes que se agolpaban en el camino de entrada desde
hacía una hora. Bromeó con un grupo de argentinos y se hizo una foto con unas
monjas. En el patio, el cardenal Artime presentó a algunos de los presentes,
pero algunos se acercaron por su cuenta, como sor Franca, que estrechó la mano
del Papa, agradeciéndole las respuestas a sus cartas escritas en los últimos
años. Con ella hubo también un intercambio de bromas: "¿Cuántos años
tiene?", preguntó Francisco. "Más de 80 años...". "Yo
también tengo más de 80 años... ¿Pero más cerca de los 80 o más cerca de los
90?". "Ehh". Las risas colectivas se convirtieron en silencio
cuando el Papa bendijo a una joven discapacitada en silla de ruedas, llamada
Gloria: "Es muy buena", dijeron desde el grupo. A todos el Papa les
regaló un Rosario.
La firma del Libro de Honor
Incluso a los sacerdotes, al final del encuentro, Francisco quiso
dejarles un Rosario como recuerdo de la jornada. Fueron muchos los
"gracias" de los sacerdotes, alineados en fila india para saludar al
Pontífice; muchas las peticiones de "recen por mí", cartas, libros como
regalo o saludos traídos por feligreses, niños de Grest, familiares. En
particular, Francisco alentó la misión de un sacerdote colombiano que lleva
años en Roma. Por último, firmó en el Libro de Honor de la Universidad:
"Muy contento de este encuentro con los sacerdotes. Recen por mí.
Fraternalmente, Francisco".
Salvatore Cernuzio - Roma
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