"Pedir perdón reabre el diálogo y manifiesta la voluntad de restablecer el vínculo en la caridad fraterna"
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El Papa recibió a los participantes en la
Conferencia "Reparar lo irreparable" en el 350 aniversario de las
apariciones del Sagrado Corazón en Paray-le-Monial y recordó que para un
cristiano, la voluntad de reparar una herida infligida es más que un acto de
justicia, es una opción de caridad que consuela y abre a un perdón profundo.
"La
reparación, para ser cristiana, para tocar el corazón de la persona ofendida y
no ser un mero acto de justicia conmutativa, presupone dos actitudes exigentes:
reconocer la propia culpa y pedir perdón". Lo subrayó el Santo Padre
durante la audiencia concedida este sábado 4 de mayo a los participantes en el
congreso "Reparar lo irreparable" en el contexto del 350º aniversario
de las apariciones del Sagrado Corazón en Paray-le-Monial. En el siglo XVII,
Cristo mostró su Corazón a la hermana Margarita María, religiosa de la Orden de
la Visitación, en la comuna francesa ubicada en la región de Borgoña. Se
convocó a un Jubileo para
devolver a Cristo "amor por amor". Este tiempo de gracia comenzó el
27 de diciembre de 2023 y concluirá el 27 de junio de 2025, fecha de la
solemnidad del Sagrado Corazón.
En su
discurso, el Papa Francisco aseguró que "una reparación completa parece a
veces imposible, cuando se han perdido definitivamente bienes o seres queridos
o cuando ciertas situaciones se han vuelto irreversibles. Pero la intención de
reparar y de hacerlo concretamente es esencial para el proceso de
reconciliación y el retorno de la paz en el corazón".
El Papa
también sostuvo que "la reparación contribuye, pues, a la reconciliación
de los hombres entre sí, pero también a la reconciliación con Dios, porque el
mal cometido contra el prójimo es también una ofensa a Dios. Como dice Ben
Sirac el Sabio, "¿no ruedan las lágrimas de la viuda por las mejillas de
Dios?" (cf. Eclo 35,18). Y exclamó: "'¡Cuántas lágrimas ruedan
todavía por las mejillas de Dios, mientras nuestro mundo experimenta tantos
abusos contra la dignidad de la persona, incluso dentro del Pueblo de
Dios!".
El Pontífice
precisó que "toda reparación, humana o espiritual, comienza por el
reconocimiento del propio pecado". "Acusarse a sí mismo es parte de
la sabiduría cristiana, esto le gusta al Señor, porque el Señor recibe el
corazón contrito" (Homilía en la Misa de Santa Marta, 6 de marzo de 2018).
De este reconocimiento honesto del daño hecho al hermano, y del sentimiento
profundo y sincero de que el amor ha sido herido, nace el deseo de
reparar".
El Obispo de
Roma enfatizó que "pedir perdón reabre el diálogo y manifiesta la voluntad
de restablecer el vínculo en la caridad fraterna". "Y la reparación
-incluso un principio de reparación o ya simplemente la voluntad de reparar-
garantiza la autenticidad de la petición de perdón, manifiesta su profundidad,
su sinceridad, toca el corazón del hermano, lo consuela y suscita en él la
aceptación del perdón solicitado. Así, si lo irreparable no puede repararse del
todo, siempre puede renacer el amor, que hace soportable la herida".
En su saludo,
Francisco recordó que "Jesús pidió a Santa Margarita María actos de
reparación por las ofensas causadas por los pecados de los hombres. Si estos
actos consolaron su corazón, esto significa que la reparación puede consolar
también el corazón de toda persona herida". También les deseó "que
los trabajos de vuestra Conferencia renueven y profundicen el sentido de esta
hermosa práctica de reparación al Sagrado Corazón de Jesús, práctica que hoy
puede estar un tanto olvidada o erróneamente juzgada obsoleta". "Y
que contribuyan también a realzar el lugar que le corresponde en el camino
penitencial de cada bautizado y de la Iglesia", manifestó.
Al final de su
mensaje, el Sucesor de Pedro expresó su unión de oraciones para que el Jubileo
del Sagrado Corazón "despierte en tantos peregrinos un mayor amor de
gratitud a Jesús, un mayor afecto; y para que el santuario de Paray-le-Monial
sea siempre un lugar de consuelo y de misericordia para toda persona en busca
de paz interior".
Tras los
saludos, el Papa pronunció una plegaria en español:
“Señor Jesús,
que revelaste a Santa Margarita María tu Corazón apasionado de amor por todos y
cada uno de los hombres en particular. Tú nos invitas a beber de la fuente de
tu Corazón que hoy permanece abierto más que nunca. En este sacramento del Amor
que es la Eucaristía, Te ofrecemos nuestros trabajos y cansancios; que
encontremos en Ti nuestro descanso. Te presentamos nuestros sufrimientos y
heridas: consuélanos y cúranos. Te mostramos nuestra dureza de corazón: haznos
mansos y humildes. Ponemos ante ti nuestras ingratitudes e indiferencias: que
te devolvamos amor por amor. Te expresamos nuestra sed de amarte y anunciarte:
envíanos el poder de tu Espíritu Santo Señor, nos consagramos a Tu Corazón,
horno ardiente de caridad (hacemos un breve silencio). Haznos instrumentos que
atraigan los corazones a tu Amor. Haznos arder en tu amor compasivo que nos
haga testigos ante el mundo de este Corazón que nos ha amado tanto.”
Sebastián
Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
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