Sacerdotes expertos en la formación sobre matrimonio y familia y una pareja de esposos que llevan 17 años casados compartieron con ACI Prensa algunos consejos y claves sobre la vocación matrimonial
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Imagen referencial. Crédito: Pixabay |
1. El don del Espíritu Santo
El P. José Noriega, de la
Congregación Discípulos de los Corazones de Jesús y María, fue profesor del
Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la
Familia.
En conversación con ACI Prensa,
este sacerdote español explicó que, a través de los votos matrimoniales, se
recibe "la novedad del Espíritu Santo", aquella que "transforma
su amor conyugal en caridad conyugal".
Con este recibimiento, los esposos
comienzan "un camino de santificación", en el que "no sólo se
dan su amor, su cariño y compañía, sino también el Espíritu Santo, que
dilata cada vez más su corazón, preparándoles para el don definitivo en el
cielo".
Además, destacó que "la unión
conyugal consuma, lleva a plenitud el don recibido en su matrimonio, y así se
constituye en fuente de nuevas gracias que les permitirá afrontar con empuje su
vocación y misión matrimonial, especialmente en la generación y educación de
los hijos".
2. Aprender el lenguaje del amor
El P. Juan José Pérez Soba,
profesor de Pastoral Familiar del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II
para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, ofrece 3 consejos a los novios
que se preparan para el matrimonio.
En primer lugar, destaca la
importancia de aprender el "lenguaje del amor". "Dios nos
habla del modo en que cada hombre puede comprenderlo, que es por medio del amor
humano".
Para el P. Pérez Soba, son "el
pecado y nuestro corazón duro" los que impiden "que este lenguaje nos
sea claro. Por eso, ahora lo hemos de aprender. Significa que el amor es un don
que pide toda nuestra vida y al que hemos de responder con totalidad, con el
alma y el cuerpo, en la fidelidad que nos pide".
"El analfabetismo afectivo nos
impide comprenderlo y hace que la vida se viva fragmentada", destaca.
3. Dejarse enseñar por Cristo
El segundo consejo del P. Pérez
Soba es valorar la importancia de "dejarse enseñar". "Una de las
dificultades mayores del noviazgo en la actualidad es un intimismo que lo
encierra en una relación clausurada, que no ve en la comunicación con los demás
un modo de enriquecerse".
"Aprender a amar requiere una
ayuda, y les puede enseñar el Maestro del Amor, que es Jesucristo.
Así se hace presente entre los dos como una fuente que siempre renueva el amor,
para compartir con otros novios en un camino catecumenal y eclesial".
4. El tiempo no quita nada al amor
El P. Pérez Soba también resalta
que "el tiempo no quita ni da nada al amor", sino que "nos
muestra su vitalidad".
"Si es un amor verdadero,
sabe crecer y generar vida, es un amor que madura y que ve en las
dificultades un camino hacia un amor más profundo. Si es sólo superficial,
se seca y desaparece sin saber cómo".
Según el sacerdote, esta sabiduría
del tiempo "la pueden comunicar los matrimonios experimentados en un
proceso de acompañamiento".
"Es Dios el que desea ese amor
hermoso y para siempre a toda pareja de novios.
Así se preparan no para la boda,
sino para la vida, y no para la ceremonia del matrimonio, sino para la vida
matrimonial", subraya.
4. El matrimonio como vocación
Los madrileños Sergio Lázaro Rey y
Carmen Gallardo Pérez llevan 17 años casados y tienen 4 hijos. Han cursado la
especialidad de Pastoral Familiar en el Pontificio Instituto Teológico Juan
Pablo II para Ciencias del Matrimonio y la Familia.
Desde su experiencia, quisieron
transmitir a todos aquellos novios que miran a un futuro esperando poder algún
día unir sus vidas para siempre, que el matrimonio "es una
vocación".
"La vocación común a todos
los cristianos es que estamos llamados al amor. A los esposos de manera
particular se les llama a este amor en una unión matrimonial. Dicha unión está
en el plan de Dios para el ser humano desde 'el principio'", afirman.
5. Una preparación temprana
Los esposos católicos señalan
además que una de las grandes carencias que tienen los jóvenes cristianos hoy
en día es la falta de una preparación para este sacramento.
"No nos referimos a la
preparación próxima consistente en una serie de charlas cuando ya los novios
han decidido que se van a casar, sino a una preparación desde el inicio del
noviazgo, una preparación temprana".
Para Sergio y Carmen, "los
futuros esposos están llamados al amor, pero el mundo no conoce este amor y les
propone modelos y comportamientos que, muchas veces, no ayudan a construir ese
amor, sino todo lo contrario".
6. Acompañamiento durante el noviazgo
Según esta pareja de esposos, para
"los novios del siglo XXI es necesario un acompañamiento durante el
noviazgo".
"Necesitan matrimonios
cristianos a su lado que les ayuden durante todo este tiempo, mostrándoles la
verdadera belleza del matrimonio, pero también sus exigencias. Necesitan
matrimonios a su lado que les guíen y les arropen".
Resaltan que, a menudo, "no se
entiende que para un 'orden sacerdotal' se requieran años y años de preparación
y para el sacramento matrimonial la Iglesia deje solos, 'a la deriva', a los
novios, moviéndose según la 'corriente oceánica' del momento o a donde les
lleve el viento".
"Les diríamos a los
novios: '¡No estéis solos! ¡Buscad esos matrimonios que os ayuden y os
sirvan de estrella polar para vivir vuestro noviazgo y posteriormente
también vuestra unión esponsal!'".
El Presidente de la Asociación
Persona y Familia, el P. Juan de Dios Larru, también destacó en conversación
con ACI Prensa la importancia de que los novios sean acompañados.
Aunque aseguró que no existen
"recetas mágicas", insistió en que "es muy necesario que los
novios caminen y maduren con otros novios. Que el grupo de novios sea animado
por algún matrimonio joven suele también ser muy beneficioso, pues el noviazgo
y los primeros años de matrimonio están en una profunda relación".
"En este sentido, me gusta
repetirles a los novios esa frase del himno del Liverpool: 'You'll never walk
alone' (Nunca caminaréis solos)".
7. La comunicación
Carmen y Sergio también subrayan la
importancia de "pasar tiempo juntos para hablar, hablar y hablar. Hablar
del uno y del otro y descubrir cómo la otra persona percibe el futuro. En
pocas palabras: conocerse".
"Tener claro que la persona de
la que estoy enamorada quiere dar la vida entera por ti, según el plan de Dios
que tiene para cada matrimonio. Estar seguro de que vuestro novio/a tiene el
firme propósito de estar contigo para siempre, y que va a ser capaz de morir
por el otro. Por morir nos referimos al hecho de hacer que desaparezca el 'yo'
y que nazca el 'nosotros'".
Asimismo, explican que el hecho de
hablar de los "futuros hijos" también es importante, y tener claro
que la persona con la que se vive el noviazgo está abierta a recibir los hijos
que Dios les quiera dar y a educarlos en la fe. "Muchísimos matrimonios se
rompen por no ser capaces de reconocer la paternidad como un don y una
tarea".
"Todo esto hay que hablarlo
para poder discernir si se sigue adelante, pues el noviazgo es un tiempo de
tránsito, que sólo tiene un único fin: el matrimonio".
8. Vivir la fe juntos
Desde su experiencia Carmen y
Sergio recomiendan asimismo empezar a vivir la fe juntos y destacan la
importancia de acercarse a la Eucaristía. "Siempre que sea posible
intentad no ir a Misa separados, sino celebrar el domingo uno al lado del otro".
"Otras prácticas son también
recomendables, por ejemplo, la Adoración Eucarística, donde uno al lado del
otro, delante del Señor, ponéis vuestras inquietudes, vuestros deseos, vuestro
futuro juntos".
9. Aprender el significado esponsal del cuerpo
Para el P. Juan de Dios Larru,
profesor de Teología Moral en la Universidad San Dámaso de Madrid, es necesario
"aprender a reconocer el significado esponsal del cuerpo".
"En el camino del noviazgo, es
muy decisivo aprender a reconocer que el cuerpo sexuado ha sido creado
para amar y ser amado. Este significado proviene del Creador, que lo
ha inscrito en la carne y pide ser descubierto con gratitud y asombro, así como
reconocido y madurado".
Además, aclara que "esta
capacidad de donación, de darse al otro, ha de ir creciendo y madurando en el
noviazgo hasta que el amor se haga verdaderamente conyugal"
10. Amar fiel y fecundamente
El sacerdote también puntualiza que
"la fidelidad y la fecundidad son dos notas esenciales del amor
verdadero".
Resalta que "ser fiel no es
aguantar estoicamente, sino más bien responder de modo siempre nuevo a la
solicitud de la verdad del amor".
"La generatividad es
inseparable de la fecundidad, que no se reduce a la fertilidad, sino que supone
aprender a descubrir que la mutua entrega está abierta a los hijos que puedan
venir, abriendo el futuro para otros".
Esto, para el P. Larru,
"requiere aprender a morir a uno mismo, al egoísmo, para reconocer que la
vida es más grande que uno mismo, y hacer la hermosa experiencia de que hay una
desproporción entre lo que uno ofrece y lo que uno recibe, en la lógica
creciente de la sobreabundancia".
Por último, destacó que
"Cristo y la Iglesia son siempre el marco de referencia permanente para
vivir el noviazgo".
"La Eucaristía y la Penitencia
son, desde este punto de vista, el manantial donde nutrirse y la puerta a
atravesar para purificar el amor con el perdón de Dios", concluye.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa