La jornada de la visita pastoral del Santo Padre a Venecia, en Italia, concluyó con la celebración de la Eucaristía reflexionando sobre la invitación de Jesús a permanecer unido a él: «El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto» (Jn 15,4)”
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En la Plaza San Marcos de Venecia
el Papa Francisco ha celebrado la Eucaristía del V Domingo de Pascua, luego de
participación en la muestra artística y cultura de la Bienal, compartir con las
internas de la cárcel de mujeres, dirigir un mensaje a los artistas y a los
jóvenes de la región.
El Pontífice en la homilía
reflexiona sobre la abundancia de frutos de quienes permanecen unidos a Jesús:
“Jesús es la vid, nosotros los sarmientos. Y Dios, Padre misericordioso y
bueno, como un agricultor paciente, nos trabaja con esmero para que nuestra
vida se llene de frutos”.
«Permaneced en
mí y yo en vosotros… El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto» (Jn
15,4)
Meditando sobre el Evangelio, el
Papa comenta que “Jesús está a punto de concluir su misión terrena. En la
Última Cena con los que serán sus apóstoles, les da, junto con la Eucaristía,
algunas palabras clave. Una de ellas es precisamente ésta: «permaneced», es
decir, mantener vivo el vínculo conmigo, permanecer unidos a mí como los
sarmientos a la vid”.
Frutos o
sarmientos secos
Y sobre la metáfora bíblica de la
viña del Señor, recuerda que también “expresa el cuidado amoroso de Dios por
nosotros", pero advierte: "si rompemos este vínculo con el Señor, no
podremos generar frutos de buena vida y nosotros mismos corremos el peligro de
convertirnos en sarmientos secos que se desechan”.
Y dirigiéndoseos a los fieles de la
Iglesia en Venecia, al norte de Italia, les expresó: “no es difícil captar el
mensaje de la parábola de la vid y los sarmientos: la fe en Jesús, el vínculo
con Él, no aprisiona nuestra libertad, sino que, al contrario, nos abre para
recibir la savia del amor de Dios, que multiplica nuestra alegría, nos cuida
con el esmero de un buen viñador y hace brotar sarmientos incluso cuando la
tierra de nuestra vida se vuelve árida”.
"Venecia
es una con las aguas sobre las que se levanta, y sin el cuidado y la protección
de este entorno natural podría incluso dejar de existir. Así es también nuestra
vida: también nosotros, sumergidos desde tiempos inmemoriales en las fuentes
del amor de Dios, hemos sido regenerados en el Bautismo, renacidos a una vida
nueva por el agua y el Espíritu Santo, y colocados en Cristo como sarmientos en
la vid. En nosotros fluye la savia de este amor"
Unidos desde
el Bautismo
Francisco además recordó las
palabras del beato Juan Pablo I sobre la gracia Cristo recibida en el Bautismo,
quien siendo Patriarca de Venecia dijo: «Esa vida está en Él y pasa de Él a sus
discípulos, como la savia sube del tronco a los sarmientos de la vid. Es agua
fresca, que Él da a sus discípulos. Es el agua fresca que él da, un manantial
que brota sin cesar».
“Hermanos y hermanas, esto es lo
que cuenta: permanecer en el Señor, habitar en Él”, insistió Francisco en la
homilía. Explicando que ese “permanecer” significa: “crecer en la relación con
Él, dialogar con Él, acoger su Palabra, seguirle en el camino hacia el Reino de
Dios. Por tanto, se trata de ponernos en camino tras Él, dejándonos provocar
por su Evangelio y convirtiéndonos en testigos de su amor”.
Los frutos de
la vida cristiana
Y sobre en el compromiso por los
frutos de la vida cristiana, el Papa exhortó a dar una respuesta permaneciendo
nidos a Cristo:
"Frutos
de justicia y paz, frutos de solidaridad y cuidado mutuo; opciones de cuidado
del medio ambiente, pero también del patrimonio humano: necesitamos que
nuestras comunidades cristianas, nuestros barrios, nuestras ciudades se
conviertan en lugares hospitalarios, acogedores, inclusivos"
“Y Venecia, que siempre ha sido
lugar de encuentro y de intercambio cultural, está llamada a ser signo de
belleza accesible a todos, empezando por los últimos, signo de fraternidad y de
cuidado de nuestra casa común”, dijo concluyendo el Papa su homilía
Agradecimiento
del Patriarca
Al final de la ceremonia también el
Patriarca de Venecia, monseñor Francesco Moraglia, agradeció al Papa por su
visita no solamente dedicada a la Bienal sino también Venecia a los habitantes:
“una ciudad, una Iglesia, un pueblo viven momentos ordinarios y
extraordinarios. Hoy hemos vivido una jornada inolvidable: gracias por este día
tan esperado y hoy vivido con gran sencillez y alegría. En usted hemos sentido
al padre y al guía”.
El Patriarca junto a su pueblo
agradecieron al Papa diciendo a viva voz: ¡Viva San Marcos, viva Venecia!
Oración por
Haití
Al final de la
ceremonia el Papa Francisco rezo el Regina Caeli, y pidió su
intercesión por los pueblos que sufren la guerra y otros conflictos, de manera
especial por Haití que vive actualmente un estado de emergencia, para que el
reciente nombrado Consejo presidencial de transición con ayuda de la comunidad
internacional “conduzca al país a alcanzar la paz y la estabilidad que tanto
necesita”.
Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
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