Decimotercera y decimocuarta congregación general de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
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Briefing sobre el Sínodo del 20 octubre |
En el briefing del 20 de octubre sobre la
marcha del Sínodo, se habló del papel de los obispos y de la corresponsabilidad
de los laicos en la Iglesia, de la autoridad vivida como servicio: "El
obispo tiene la última palabra, no la única". La sinodalidad "puede
ayudar a prevenir los abusos porque tiene que ver con la escucha y el
diálogo".
La autoridad -que en la Iglesia es un
"servicio" que se "ejerce descalzo"- y la cuestión de los
abusos fueron algunos de los temas abordados en las intervenciones de la
decimotercera (341 presentes) y decimocuarta (343 presentes) congregación
general de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de
los Obispos, celebrada ayer por la tarde y esta mañana, siempre a la manera de
las intervenciones de los Círculos menores seguidas de intervenciones libres.
Así lo anunció Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y
presidente de la Comisión para la Información, en el briefing con los
periodistas, que comenzó a las 14.20 horas en la Oficina de Prensa de la Santa
Sede, y fue presentado por la subdirectora Cristiane Murray.
La autoridad no es dominio, sino servicio
Refiriéndose a las intervenciones de ayer por
la tarde y de hoy sobre la sección B3 del Instrumentum laboris -cuyo título es
"Participación, responsabilidad y autoridad"- Ruffini explicó que se
había reafirmado el compromiso de "evitar el autoritarismo" y que
"la autoridad no es dominación sino servicio". Refiriéndose en
particular a una de las expresiones más significativas utilizadas en la Aula,
el prefecto dijo precisamente que la autoridad "se ejerce descalza".
Quien 'tiene autoridad', se dijo en la Aula, 'no debe controlarlo todo sino
tener la capacidad de delegar'; y el obispo, se dijo, 'tiene la última palabra
pero no la única'.
Entre los temas que se trataron estuvo "el
papel de los pastores al servicio de los pobres", también al estilo de la
oración presidida anoche por el Papa en la Plaza de San Pedro por los
emigrantes y refugiados. Hay que prestar atención -se señaló en las
intervenciones- "al grito de los que sufren en las calles". Además,
"los obispos deben pedir la conversión del corazón para que se reaviven
los sentimientos de humanidad en quienes, traficando con armas, contribuyen a
la 'tercera guerra mundial' que causa sufrimiento a millones de personas".
Corresponsabilidad en la Iglesia
"Corresponsabilidad" es una de las
palabras que más se repite en los discursos, y se entiende "como
implicación y coordinación de carismas", informó Ruffini. En este sentido,
en los trabajos se destacó la importancia de valorizar las figuras, las
competencias y, en particular, el compromiso de los laicos. A continuación, el
prefecto quiso aclarar la cuestión del número de participantes en el Sínodo:
son 365 con el Papa. Recordando las distintas modalidades de participación,
Ruffini precisó que, en total, participan otro centenar de personas -lo que
eleva el número a 464-, pero su presencia, obviamente, no se contabiliza en las
comunicaciones oficiales.
También, el prefecto hizo saber que la
Secretaría General da prioridad en el uso de la palabra a quienes no han
intervenido hasta ahora. Sheila Pires, secretaria de la Comisión de
Información, prosiguió en la sesión informativa anunciando que en la Aula había
quien alertaba contra el clericalismo, incluso entre los laicos, porque
"ha dado lugar a abusos de poder, de conciencia, económicos y
sexuales". Y los abusos, insistió Pires, han hecho que la Iglesia
"pierda credibilidad", hasta el punto de que es necesario un
"mecanismo de control" La sinodalidad, informó Pires, "puede
ayudar a prevenir los abusos porque es un proceso que tiene que ver con la
escucha y el diálogo".
Reformas necesarias en la Iglesia
En cuanto a las reformas, se habló de los
cambios necesarios para lograr una mayor transparencia en las estructuras
financieras y económicas; de la revisión del derecho canónico y también de
algunos "títulos" que se han vuelto anacrónicos. Volviendo a la
sinodalidad, se señaló la urgencia de reforzar las estructuras ya existentes -como
los consejos pastorales-, procurando no ceder a las derivas parlamentaristas.
Por último, Pires informó sobre la cuestión de estar presente junto a los
jóvenes en el entorno digital, verdadero lugar de misión para acercar a los que
están en las periferias. En realidad, concluyó, se trata de ir al encuentro de
estos jóvenes allí donde ya están, es decir, en las distintas redes sociales.
Monseñor Grušas: formación y conversión
Monseñor Gintaras Grušas, arzobispo de Vilna,
presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas y de la Conferencia
Episcopal Lituana, tomó la palabra para recordar, en primer lugar, el encuentro
continental celebrado en febrero en Praga: en opinión del prelado, fue una
"ocasión extremadamente positiva para conversar y compartir
espiritualmente", gracias a la cual pastores de 45 países diferentes
pudieron hablar y comparar notas desde perspectivas diferentes.
Refiriéndose después a los trabajos sinodales,
Grušas subrayó la centralidad del tema de la formación como "un modo de
ser Iglesia, de vivir juntos, de experimentar la comunión". La propia
experiencia sinodal concreta todo esto: "a pesar del cansancio de estos
días", dijo, "tenemos una gran energía porque, aunque venimos de
países diferentes, nos damos cuenta de que tenemos mucho en común: en primer
lugar, la fe". Otro aspecto importante que destacó el prelado es la
conversión del corazón, la voluntad de "crecer como Iglesia" a partir
de la disposición a "cambiar de mentalidad".
Hermana Fadoul: entre sufrimientos y esperanzas
A continuación tomó la palabra la hermana siria
Houda Fadoul, que ingresó en 1993 en la comunidad monástica sirio-católica Deir
Mar Musa, fundada por el padre Paolo Dall'Oglio. La religiosa -que participa en
los trabajos como testigo del proceso sinodal para las Iglesias orientales y
Oriente Medio, entre los que vienen de las asambleas continentales sin que se
les confiera el "munus" episcopal- habló de su experiencia personal y
eclesial, marcada por acontecimientos dramáticos como la guerra, la pandemia,
el terremoto. Su diócesis, además, lleva tres años sin obispo, y el nuevo
pastor, que acaba de llegar, ha intentado "ponerse al día" implicando
sobre todo a los jóvenes e invitando también a un obispo libanés experto a
reunirse con los distintos componentes de la comunidad.
En cuanto al sínodo, la religiosa habló de
"un momento de intercambio muy rico" que alimenta la tensión hacia la
unidad y el compartir ofrecidos en la oración. Al fin y al cabo, cada tema se
aborda al estilo de "caminar juntos": hay un punto de partida, un
camino, una meta que alcanzar.
El Arzobispo de Tokio: con la mirada de Cáritas
Monseñor Tarcisio Isao Kikuchi -misionero
verbita, arzobispo de Tokio, es presidente de Caritas internationalis,
presidente de la Conferencia Episcopal de Japón, secretario general de la
Federación de Conferencias Episcopales de Asia- subrayó lo difícil que es para
los japoneses hablar en grupo, ya que prefieren, por su propio estilo, el
silencio. Por eso, señaló, "el debate que estamos teniendo en estos días
es muy importante. En las asambleas continentales ya habíamos empezado a
utilizar la modalidad de círculos más pequeños, en torno a una mesa, con
reuniones organizadas en Asia que nos prepararon mejor para el Sínodo.
Al participar en cinco grupos más pequeños",
reiteró el arzobispo, "tuve la oportunidad de experimentar plenamente la
diversidad en la unidad de la Iglesia, sin olvidar que su existencia es
universal". El lenguaje utilizado en las reuniones, reiteró, es "de
hecho el de la teología universal, aunque una solución no pueda ser válida para
todos. Esto se debe a que en Asia hay muchas lenguas y muchas realidades: no
podemos elegir una única solución para caminar juntos, ya que la sinodalidad
significa también respetar las culturas locales".
A continuación, monseñor Kikuchi habló de su
servicio como presidente de Caritas Internationalis, señalando que "toda
Caritas es fundamental en el camino sinodal de la Iglesia". Todas las
organizaciones -señaló- tienen su propia identidad católica, colaboran activamente
con diversos socios y tienen también un valor ecuménico e interreligioso. La
sinodalidad se manifiesta en las diferentes nacionalidades de quienes dirigen
esta organización y de quienes trabajan localmente, en todas las partes del
mundo'.
Hermana Barron: la natural sinodalidad africana
La hermana Mary Teresa Barron de Irlanda,
superiora general de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de los
Apóstoles, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales,
introdujo su intervención mencionando el lema en inglés: "No one person
reads the same book as the other".
"Reflexionar sobre el Sínodo",
confió, "me ha llevado a ver y vivir las cosas a partir de mi experiencia
de monja, madurada en África Oriental en una parroquia rural, donde viví la
primera experiencia de una Iglesia sinodal, en una Iglesia 'joven' con dos
sacerdotes para 35 pueblos y un catequista para un territorio tan grande como
la mitad de Irlanda". La sinodalidad que se vive en los Círculos Menores,
continuó la religiosa, es similar a la que se vivía cuando en África "en
comunidad, con los fieles laicos, cada domingo fuera de las chozas de barro,
nos sentábamos en círculo para tomar decisiones todos juntos", incluso con
personas que "no tenían educación y compartíamos la fe desde el fondo del corazón.
Pero todas las voces tenían el mismo peso".
La hermana Barron propuso "escuchar más a
las iglesias 'más jóvenes', donde hay una fuerte participación desde
abajo", y también confirmó cómo la vida religiosa en su congregación se
basa en la sinodalidad.
Cada uno tiene su papel en la Iglesia
Respondiendo a las preguntas de los
periodistas, la Hna. Fadoul se refirió a la contribución del testimonio de vida
común en lo que respecta a la sinodalidad. Recordó en particular que no había
abandonado a los cristianos sirios con su comunidad, ayudándoles con la
oración, haciéndoles sentir la solidaridad. Se hizo eco de ella la hermana
Barron, que destacó la implicación de las superioras generales en el proceso
sinodal. Por otra parte, añadió, la vida consagrada reconoce la importancia de
la formación para entender cómo vivir la sinodalidad. La hermana Barron se
refirió al "efecto dominó" de la formación en línea, que es útil para
ampliar el intercambio y la construcción de comunidad.
Reflexión sobre el diaconado femenino
En respuesta a una pregunta sobre el diaconado
femenino, la hermana Barron señaló que la cuestión está sobre la mesa para el
discernimiento sinodal. Es característico de la belleza de la Iglesia católica
que haya diferentes opiniones, pero mientras se debaten, añadió, no sería
correcto hablar fuera de este espacio. A este respecto, la Hna. Fadoul subrayó
que cada uno debe asumir su papel en la Iglesia, tanto hombres como mujeres,
aprendiendo a utilizar los dones del Señor.
Mons. Grušas añadió que el debate sobre los
diversos ministerios en la Iglesia forma parte de este amplio intercambio en el
Sínodo. Normalmente, señaló, se busca una respuesta del tipo sí o no, blanco o
negro. Está claro que hay diferencias de opinión que dependen también del
trasfondo cultural, por lo que es demasiado pronto para tomar una decisión en
este momento.
Reflexión sinodal en Europa y Asia
De nuevo en respuesta a una pregunta, Grušas
dijo que los presidentes de las conferencias episcopales han estado
reflexionando sobre una serie de estructuras que ya son sinodales en el derecho
canónico y que pueden aplicarse eficazmente ahora. Y el arzobispo de Tokio dijo
que durante la pandemia no hubo muchas oportunidades de reunir a la gente para
caminar de forma sinodal, por lo que se optó por la modalidad online.
Luego, llamó a la reflexión de que si realmente
se quiere comprometer a los laicos, hay que tener en cuenta sus actividades,
sus familias. Respondiendo a la pregunta de un periodista filipino sobre la
propuesta contenida en el documento continental asiático sobre la hospitalidad
y la inclusión en la Iglesia, el Arzobispo de Tokio repitió lo propuesto en los
Círculos Menores, es decir, la costumbre oriental de "quitarse los zapatos
para entrar en casa" como signo de acogida y hospitalidad.
El proceso sinodal es más importante que las
decisiones
Preguntado por las decisiones finales de la
asamblea, monseñor Grušas destacó la unidad de la asamblea "en el método
de la sinodalidad". Sobre temas concretos "no creo que en este
momento, ni siquiera antes de 2024, haya decisiones finales. Pero si crecemos y
vivimos en sinodalidad llegarán, ya que no buscamos conclusiones dogmáticas, no
hay preconceptos sobre lo que debe ser este Sínodo. Aunque a todos nos gustaría
que hubiera decisiones, el proceso es más importante que las decisiones".
Por último, la Hermana Fadoul añadió que escuchar, compartir y discernir son
las palabras clave para toda la Iglesia.
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