El cardenal Parolin insiste en la necesidad de un "diálogo abierto" y una "confrontación respetuosa con la Parte china"
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Un grupo de creyentes chinos en oración |
En una entrevista concedida a los medios de
comunicación vaticanos, el cardenal Secretario de Estado explica las razones
del nombramiento de monseñor Shen Bin, "pastor estimado", y reitera
la voluntad de diálogo de la Iglesia católica y su esperanza de que se abra una
oficina permanente de enlace de la Santa Sede en China.
Este sábado 15 de julio, el Santo
Padre nombró a monseñor Joseph Shen Bin obispo de Shanghái, en China
continental, trasladándolo desde la diócesis de Haimen, en la provincia de
Jiangsu. Este nombramiento se produce en un momento en que la Santa Sede y
China recorren un camino complejo, en el que los "obstáculos" minan
"la confianza y restan energía positiva". Pero, al mismo tiempo, se
trata de "un camino en cierto modo obligado" que, más allá de los
obstáculos, encuentra su fuerza en las "razones para el diálogo".
En una entrevista con los medios
vaticanos, el cardenal Pietro Parolin hace balance de las relaciones entre la
Santa Sede y China en torno al Acuerdo provisional que rige el nombramiento y
traslado de los obispos en el país asiático desde septiembre de 2018, y
renovado en 2020 y 2022, y señala que el "principio fundamental" que
debe respetarse es que las decisiones deben tomarse por consenso.
Los
acontecimientos
En su reseña, el secretario de Estado parte de la situación de monseñor Joseph Shen Bin, obispo de Shanghái, nombrado por el Papa Francisco, a quien las autoridades chinas ya habían trasladado de hecho al nuevo cargo desde la anterior diócesis de Haimen, informando a la Santa Sede pero sin implicarla en la decisión como prevé el Acuerdo.
Y ya había ocurrido,
aproximadamente un mes después de la última renovación del Acuerdo, que Pekín
había instalado al obispo de Yujiang, John Peng Weizhao, como auxiliar de la
diócesis de Jiangxi, no reconocida por la Santa Sede, noticia que se conoció con
"sorpresa y pesar".
Situaciones
pendientes
En cuanto a monseñor Shen Bin,
descrito en la entrevista como "pastor estimado", el Papa – explica
el cardenal Parolin – ha "decidido no obstante sanar la irregularidad
canónica" por el "mayor bien de la diócesis".
Sin embargo, señala el secretario de Estado, esta forma de proceder "parece despreciar el espíritu de diálogo y cooperación establecido entre el Vaticano y la parte china a lo largo de los años y que ha encontrado un punto de referencia en el Acuerdo". Por ejemplo, hay otras "cuestiones pendientes" relativas a dos obispos auxiliares – monseñor Thaddeus Ma Daqin, aún impedido, y monseñor Joseph Xing Wenzhi, jubilado – que requieren una "solución justa y sabia".
Concordia para
prevenir desacuerdos
En sus cinco respuestas, el
cardenal Parolin insiste en la necesidad de un "diálogo abierto" y
una "confrontación respetuosa con la Parte china". Si los traslados
forman parte, dice, de la "fisiología del gobierno de la Iglesia" –
y, por tanto, no hay ninguna preclusión para que tengan lugar en China – el
problema, repite, "surgiría si se procediera de manera no
consensuada", mientras que "la correcta aplicación del Acuerdo
permite evitar tales dificultades".
"Es indispensable", pues,
"que todos los nombramientos episcopales en China, incluidos los
traslados, se hagan consensuadamente, según lo acordado, y manteniendo vivo el
espíritu de diálogo entre las Partes. Juntos debemos evitar situaciones de
discordia que creen desacuerdos y malentendidos".
Tres temas
urgentes
En este punto, el cardenal Parolin
se centra en una serie de temas que, a su juicio, "tienen urgencia de ser
tratados". Identifica tres en particular: la Conferencia episcopal, la
comunicación de los obispos chinos con el Papa y la evangelización.
La creación de una conferencia
episcopal, subraya, permitiría realizar el deseo de la Santa Sede de "ver
crecer la responsabilidad de los obispos en la dirección de la Iglesia en
China" y en este contexto, prosigue, "es necesario que se establezca
una comunicación regular de los obispos chinos con Santo Padre, indispensable
para una comunión efectiva, sabiendo que todo esto pertenece a la estructura y
a la doctrina de la Iglesia católica, que las Autoridades chinas siempre han
dicho que no quieren alterar".
A pesar de "demasiadas
sospechas" que "frenan y obstaculizan la obra de
evangelización", los católicos chinos, "incluso los definidos
'clandestinos', merecen confianza – afirma el secretario de Estado – porque
desean sinceramente ser ciudadanos leales y ser respetados en su conciencia y
en su fe". Por ello, es "necesario superar la desconfianza hacia el
catolicismo, que no es una religión que deba considerarse ajena – y mucho menos
contraria – a la cultura de ese gran pueblo".
Una oficina de
enlace en China
"He querido conceder esta
entrevista – precisa el cardenal Parolin – porque los fieles católicos, no sólo
los de China, tienen derecho a estar debidamente informados". Soy
consciente, prosigue, "de que los obstáculos que se ponen en el camino
minan la confianza y restan energía positiva. Sin embargo, las razones para el
diálogo me parecen aún más fuertes".
Y para que el diálogo entre ambas
partes sea "más fluido y fructífero", el cardenal Parolin propone
"la apertura de una oficina de enlace estable de la Santa Sede en
China", que "no sólo favorecería el diálogo con las autoridades
civiles, sino que también contribuiría a la plena reconciliación en el seno de
la Iglesia china y a su camino hacia una deseable normalidad".
"Hemos
firmado un Acuerdo que puede definirse histórico", concluye el secretario
de Estado, pero que "necesita, sin embargo, ser aplicado en su totalidad y
de la forma más correcta posible" y la Santa Sede, asegura, "está
decidida a poner de su parte para que el camino continúe".
Vatican News