Al finalizar la oración mariana del Ángelus del 23 de julio, el Papa llamó la atención sobre el drama que siguen viviendo los emigrantes en el norte de África
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Al término del Ángelus, Francisco hizo un
llamamiento a los gobiernos europeos y africanos para que ayuden a los miles de
migrantes atrapados "en medio de sufrimientos indecibles" en las
zonas desérticas del norte de África. Pidió a las naciones que limiten las
emisiones de sustancias contaminantes a causa de fenómenos meteorológicos
extremos como las inundaciones en Corea del Sur e invitó a los fieles a rezar
por los abuelos y los nietos en la Jornada Mundial de los Ancianos y los
Mayores.
Al finalizar la oración mariana del Ángelus del
23 de julio, el Papa llamó la atención sobre el drama que siguen viviendo los
emigrantes en el norte de África, evidenciando que “miles de ellos, en medio de
un sufrimiento indecible, llevan semanas atrapados y abandonados en zonas
desérticas”.
Hago un llamamiento, en particular a los Jefes
de Estado y de Gobierno europeos y africanos, para que socorran y ayuden
urgentemente a estos hermanos y hermanas. Que el Mediterráneo no sea nunca más
teatro de muerte e inhumanidad. Que el Señor ilumine las mentes y los corazones
de todos, suscitando sentimientos de fraternidad, solidaridad y acogida.
Cercanía a las víctimas y a los desplazados
Francisco recordó también que “aquí y en muchos
países se están viviendo fenómenos meteorológicos extremos: por un lado,
diversas regiones están experimentando olas de calor anormales e incendios
devastadores; por otro, en no pocos lugares se están produciendo chaparrones e
inundaciones, como los que han azotado Corea del Sur en los últimos días”.
Tras manifestar su cercanía a los que sufren y
a los que asisten a las víctimas y a los desplazados, exhortó:
Por favor, renuevo mi llamamiento a los
dirigentes de las naciones para que hagan algo más concreto para limitar las
emisiones contaminantes: es un reto urgente e inaplazable, concierne a todos.
¡Protejamos nuestra casa común!
Promover una alianza entre generaciones
Finalmente, el Papa presentó a una abuela y a
su nieto que hoy lo acompañan en la ventana del Palacio Apostólico y recordó
que “hoy, mientras muchos jóvenes se preparan para partir a la Jornada Mundial
de la Juventud, nosotros celebramos el Día Mundial de los Abuelos y los
Ancianos”.
¡Aplaudamos a los dos! Que la proximidad entre
las dos Jornadas sea una invitación a promover una alianza entre las
generaciones, que es muy necesaria, porque el futuro se construye juntos, en el
intercambio de experiencias y en el cuidado mutuo entre jóvenes y mayores. No
los olvidemos. ¡Y aplaudamos a todos los abuelos y abuelas! ¡Fuerte!
Al final, Francisco saludó a los fieles romanos
y peregrinos de Italia y de muchos otros países, en particular de Brasil,
Polonia, Uruguay, a los estudiantes de Buenos Aires y a los fieles de la
diócesis de Legnica, Polonia. Por último, saludó al grupo ciclista
"Cuarenta años después" de Cogorno, a los participantes en la
iniciativa "Pedalar por la Paz" y a los niños acogidos por algunas
comunidades del Lacio.
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