En la línea de sus predecesores, el Papa nunca ha dejado de abogar por la defensa de la vida. "La eutanasia y el suicidio asistido son un fracaso para todos"
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Shutterstock | Oporty786 |
«Hoy estoy muy
triste, porque en el país donde se apareció la Virgen se ha promulgado una ley
para matar, un paso más en la larga lista de países con eutanasia», dijo el
Papa Francisco el 13 de mayo, día de la memoria litúrgica de las apariciones de
la Virgen María a los pastores de Fátima.
El día
anterior, los parlamentarios portugueses habían aprobado efectivamente el
Decreto 43/XV sobre la muerte médicamente asistida, lo que obligó al presidente
portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, a promulgarlo, a pesar de la oposición
personal de este ferviente católico a este desarrollo que había contenido
durante mucho tiempo por todos los medios constitucionales posibles.
Portugal, a
pocas semanas de la JMJ de Lisboa y de una segunda visita del Papa Francisco
tras la de Fátima en 2017, se suma así a España, Bélgica, Luxemburgo, Holanda,
Canadá y Nueva Zelanda entre los Estados que han legalizado la eutanasia
activa.
En Francia, una
ley está en preparación y debe ser debatida en el Parlamento a partir del
verano. El tema se planteó durante la última visita del presidente Emmanuel
Macron al Vaticano, en octubre de 2022.
El Papa
Francisco ha expresado en reiteradas ocasiones su oposición frontal a este
desarrollo legislativo, que considera como el signo de un «desperdicio
cultural» y la exclusión de enfermos y personas mayores desde el ámbito de la
vida en sociedad.
«Un fracaso
para todos»
En la línea de
sus predecesores, el Papa nunca ha dejado de abogar por la defensa de la vida.
«La eutanasia y el suicidio asistido son un fracaso para todos», escribió el
jefe de la Iglesia católica en Twitter el 5 de junio de 2019, tras el suicidio
de una adolescente holandesa de 17 años.
«Estamos
llamados a nunca abandonar a quien sufre, no debemos abandonar, sino cuidar y
amar para devolver la esperanza», añadió el pontífice argentino.
La Iglesia
católica se opone resueltamente tanto a la eutanasia -el acto de provocar a
sabiendas la muerte de un paciente- como al suicidio asistido -la provisión
legal de los medios para acabar con la propia vida-.
La eutanasia,
explica la Nueva Carta de los Operadores de la Salud publicada en 2017 por la
Santa Sede, es un acto «absurdo e inhumano», uno de los «síntomas más
alarmantes de la cultura de la muerte». Se trata de un «acto homicida, que
ningún fin puede justificar», indica este documento.
Durante su
visita a Canadá en julio de 2022, el Papa Francisco dirigió una pequeña «queja»
al Primer Ministro Justin Trudeau, presente durante su discurso ante las
autoridades civiles, en la Ciudadela de Quebec.
En este país
que ha legalizado el uso del suicidio asistido y la eutanasia, el pontífice
argentino se había levantado contra la «cultura de la cancelación», denunciada
como «una moda cultural» que «muchas veces descuida los deberes hacia los más
débiles y frágiles: los pobres, los migrantes, los ancianos, los enfermos, los
niños por nacer… Son los olvidados en las sociedades del bienestar; son los
que, en la indiferencia general, son tirados como hojas secas para quemar»,
expresó el Papa Francisco.
El pontífice
argentino había exigido que «no se deje de lado el cuidado y los derechos de la
familia en nombre de posibles demandas productivas e intereses individuales».
Palabras cargadas de un significado particular en Canadá, donde la muerte por
prescripción tiende a convertirse en un lugar común en el marco de la economía
de mercado: la asistencia médica para morir es incluso ofrecida por un director
de funeraria en Quebec como un simple servicio de pago, ofrecido en un salón
amueblado.
Aseguró que la
Iglesia Católica se propone promover su «legítimo servicio a favor de la vida
humana en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte natural». La
firmeza del Papa, sin embargo, se vio ensombrecida por el tema general de este
viaje: el pedido de perdón de la Iglesia para las poblaciones indígenas que
fueron víctimas de abusos en los internados católicos.
«Honrar» a los
ancianos que «necesitan nuestro amor»
Mientras que
algunos funcionarios del Vaticano han dado recientemente la impresión de
allanar el camino para una aceptación del suicidio asistido, sobre el cual el
obispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia para la Vida, recientemente
consideró legítimo apoyar la «mediación legal», el Papa Francisco por su parte
ha denunciado constantemente la cultura de la muerte y promovido un discurso
positivo en defensa de la vida.
«Si el paciente
se siente amado y considerado y no juzgado por su «productivida»”, la solicitud
de eutanasia «desaparece», aseguró en octubre de 2018 cuando recibió en
audiencia en el Vaticano a los participantes en un congreso sobre ética en la
gestión de la salud.
Hay que
«honrar» a los ancianos, en lugar de «dejarlos morir o hacerlos morir»,
insistió también el 5 de marzo de 2015, ante los participantes en la XXI
asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, dedicada a los
ancianos y los cuidados paliativos .
«Aquellos que
nos han ayudado a crecer no deben ser abandonados cuando necesitan nuestra
ayuda, nuestro amor, nuestra ternura», suplicó el Papa Francisco.
I. Media
Fuente: Aleteia