Se trataría de Betsaida, el pueblo de los apóstoles
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Foto: El Araj Excavation Project |
Hace unos días,
los arqueólogos que trabajan en el llamado yacimiento
de el-Araj hallaron un mosaico junto a la mansión otomana Beit HaBek.
Al limpiarlo se dieron cuenta de la antigüedad de la obra: más de 1500 años.
Pero, el descubrimiento más sorprendente para dos de los responsables de la
excavación, los profesores Mordechai Aviam y Steven Notley, era la inscripción que
contenía.
Se trata de una
oración que pide la intercesión de San Pedro, “el jefe de los apóstoles
celestiales”, se lee en ella. La inscripción además habla del donante que
financió la construcción de la iglesia, “Constantino, el siervo de Cristo”. Los
expertos aseguran que este tipo de escrito responde a la tradición bizantina de
los mosaicos dedicatorios. Puntualizan que el Constantino al que se refiere la
inscripción no sería el emperador Constantino. Lo que sí saben es que en la
época bizantina se realizaban peregrinaciones al pueblo donde habían nacido
Pedro, Andrés y Felipe. Los fieles visitaban una iglesia edificada sobre la
casa de los apóstoles. Así lo refiere en el siglo VIII Willibaldo de Dryopolis,
el obispo de Eichstätt, en Baviera. Sería la llamada “iglesia de los
Apóstoles”.
Por tanto, la
tradición cristiana bizantina localizaba la casa de Pedro en Betsaida, y no en
Cafarnaúm.
En el
yacimiento de el-Araj, los arqueólogos han hallado hasta ahora ruinas de la
época romana, casas de familias judías y las ruinas de esta basílica bizantina
del siglo V. Estaban buscando una inscripción dedicatoria que apuntalase una
teoría: la de que ese yacimiento es, en realidad, Betsaida.
Hay otra
excavación cerca del Lago
de Galilea que trata de localizar Betsaida, es la de el-Tell, pero el
hecho de que esté a dos kilómetros del Lago hace que algunos expertos
consideren difícil que este lugar fuera el pueblo de pescadores donde nacieron
los primeros seguidores de Cristo. Sin embargo, el descubrimiento del mosaico
de el-Araj supone un gran impulso a la teoría de que ese fue el lugar donde se
ubicara la urbe de la que partían a faenar los apóstoles y donde estaba su
casa.
Ángeles Conde Mir
Fuente: Alfa y
Omega