Expresa su preocupación por la sobrevivencia de los fieles en Oriente Medio y lanza un llamamiento: que se pueda llegar una justa y equitativa solución al drama de Siria
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El Papa Francisco con los miembros del Sínodo de la Iglesia Greco Melquita Católica |
En su discurso al Sínodo de la Iglesia greco melquita, Francisco
recuerda el amado y martirizado país, los "miles de muertos y
heridos" y los "millones de refugiados internos y en el
exterior". Expresa su preocupación por la sobrevivencia de los fieles en Oriente
Medio y lanza un llamamiento: que se pueda llegar una justa y equitativa
solución al drama de Siria
Francisco vuelve a hablar de la
guerra en Siria. Lo hace al reunirse con los miembros del Sínodo de Obispos de
la Iglesia Patriarcal de Antioquía de los greco-católicos melquitas, que han
elegido Roma para su encuentro anual. Y no olvida a los cristianos de Oriente
Medio, preocupado, como los prelados greco melquitas, por su supervivencia.
El pensamiento por
la amada y martirizada Siria
El Papa recuerda a continuación
la vigilia de
oración por la paz en la explanada de la Basílica Vaticana el 7 de septiembre
de 2013, en el primer año de su pontificado, cuando nació la
expresión "amada y martirizada Siria", y dirige su pensamiento a los
"miles de muertos y heridos", a los "millones de refugiados
internos y en el exterior", considerando también "la imposibilidad de
iniciar la necesaria reconstrucción". Confiesa que quedó impresionado las
historias de esos jóvenes sirios que han llegado a Italia, que llevan dentro el
drama de lo que han vivido y visto, y por la "mirada, casi agotada de
esperanza, incapaz de soñar con un futuro" para su propia tierra.
No podemos permitir que se quite
hasta el último destello de esperanza de los ojos y los corazones de los
jóvenes y las familias. Y renuevo mi llamamiento a todos los que tienen
responsabilidades, dentro del país y en la Comunidad internacional, para que se
pueda llegar a una solución justa y equitativa del drama de Siria.
El estilo sinodal
de la Iglesia
Dirigiéndose luego a los obispos,
Francisco invita a un testimonio "heroico, sí, generoso, pero siempre
necesitado de ser puesto a la luz de Dios para que sea purificado y
renovado" y exhorta a los prelados a preguntarse "sobre el estilo
sinodal": sobre "la capacidad de vivir la comunión de oración y de
intenciones" entre ellos y con el Patriarca, y también con los sacerdotes,
diáconos, religiosos y religiosas y los fieles laicos.
La Iglesia greco
melquita en el mundo
Sobre las eparquías greco
melquitas dispersas por el mundo, Francisco observa que representan "un
desafío, eclesial pero también cultural y social, no exento de dificultades y
obstáculos" y, al mismo tiempo, una gran oportunidad para "permanecer
enraizados en las propias tradiciones y orígenes", abriéndose sin embargo
"a la escucha de los tiempos y de los lugares" en los que se
encuentra, "para responder a lo que el Señor pide hoy".
Las recomendaciones
al Sínodo de los Obispos de la Iglesia Patriarcal
"Dentro del Sínodo, los
animo a ejercer sus competencias con tanta sabiduría", añade el Papa, que
también pide, respecto a la elección de los obispos, "reflexionar siempre
bien y rezar al Espíritu Santo" en la preparación "del material yla
información sobre los distintos candidatos, superando cualquier lógica de
partidismo y de equilibrios entre órdenes religiosas de proveniencia".
Los exhorto -y les agradezco por
el empeño que pondrán en ello- a hacer resplandecer el rostro de la Iglesia,
que Cristo ha adquirido con su Sangre, alejando las divisiones y las
murmuraciones, que no hacen más que escandalizar a los pequeños y dispersar el
rebaño que se les ha confiado.
Por último, Francisco pide que
presten atención a "las habladurías", sugiere la corrección fraterna
y decirse claramente las cosas, recomienda no chismorrear nunca sobre el otro
-un carcoma que destruye la Iglesia- y, en cambio, luchar por la unidad.
Tiziana Campisi - Ciudad del
Vaticano
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