La Virgen “nos enseña a afrontar la crisis” y una manera de aprender de María es contemplando los dolores por los que tuvo que pasar, explicó en una reciente charla el P. Astolfo Moreno, presidente de la oficina en Colombia de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
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Mater Dolorosa. Pintura de José de Páez. Dominio público |
“Ahora, ¿cómo afronta María la crisis?, creo para todos nosotros
que tenemos una cierta devoción mariana es bastante cercana la contemplación de
los dolores de la Virgen”, práctica realizada por la Iglesia a lo largo de los
siglos y que “nos hablan de cómo María enfrenta la crisis”, indicó el P.
Moreno.
El presidente de ACN Colombia se refirió a la antigua tradición
cristiana de contemplar los dolores de la Virgen, que recuerdan momentos de la
vida de María en los que compartió de modo singular la profundidad de sufrimiento
y de amor por el sacrificio de su Hijo Jesús.
En ese sentido, se refirió al primer dolor de María y que ocurrió
durante la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, donde el anciano
Simeón le profetizó “que este Niño está puesto para ser piedra de escándalo,
piedra de tropiezo para muchos, y que una espada atravesará el corazón de la
Virgen, pero ese Niño tiene la misión de ser un salvador”.
“Cuando nos anuncian algo que es difícil, ¿cómo se planta María frente a una
profecía?, ¿se llena de angustia?, ¿se llena de desesperación?”, preguntó.
“María sabe que hay una dificultad que afrontar, pero no huye de
ella”, indicó el sacerdote. En ese sentido, invitó a las personas a
preguntarse: “¿Cómo estás afrontando la posibilidad de un futuro adverso?, ¿a
punta de desesperación o de paranoia?, ¿o con la serenidad de la Virgen?”.
Luego, recordó la adversidad que María tuvo que enfrentar cuando
Herodes ordenó asesinar a todos los niños de Belén, menores de dos años. La
huida a Egipto, a una tierra desconocida, “fue parte de lo que ella afrontó y
aceptó, y fue parte del misterio de la salvación. Ella también tenía que llevar
al Salvador a este lugar”, indicó.
Después está el momento en que el Jesús se pierde y es hallado en
el templo de Jerusalén. “Este niño que la desconcierta, que la de da respuestas
que no logra comprender: ‘Tenía que estar en las cosas de mi Padre’. ¿Cuántas
veces los mismos cercanos a nosotros nos desconciertan? El no querer controlar
todo, el no pretender que todo funcione según mis planes, y aun los que tenga
cerca”, expresó.
Ya con Cristo adulto, María sufre el dolor de verlo siendo
flagelado y cargando la cruz. “Como dice la tradición de la Iglesia, se
encuentra con Jesús en el vía crucis, en la cuarta estación. Jesús se encuentra
con su santísima Madre. Era necesario que el Mesías padeciera”.
El P. Moreno dijo a los participantes del congreso que “a veces
parece que nosotros somos cristianos que queremos vivir un cristianismo sin
cruz. Que pretendemos con una especie de mentalidad protestante que el estar
con Cristo suponga salud, dinero y aprobación de parte de los demás; pero Jesús
para resucitar tenía que morir”.
“Y tampoco se trata de acoger una especie de fatalismo o de una especie de
destino ciego frente al cual no se puede actuar, pero sí se trata que el
cristiano está llamado con Cristo a la cruz y no simplemente intentar manipular
los poderes temporales”, explicó.
Luego se refirió al momento en que “María recibió el cuerpo de
Jesús bajado de la cruz. Este dolor de encontrarse con un cadáver”. “Siempre
hay un punto como de oscura noche, que parece que nada puede aclarar; y parece
que es necesario que tengamos que pasar por allí porque es el único momento en
el que nos podemos despojar de todo, de toda seguridad humana, de toda referencia
humana y solamente confiar en Dios”, afirmó.
Finalmente, señaló, está cuando el cuerpo de Jesús es sepultado,
“que al final supone como abandonarlo allí en la tumba a la espera de que Dios
actúe”. “Hay momentos en que se nos puede acabar todas las posibilidades
humanas y solo nos queda que Dios haga algo (…), como lo han tenido que
enfrentar también los santos”, recordó.
Al recordar las persecuciones y crisis de la Iglesia primitiva,
narrado en los Hechos de los Apóstoles, el P. Moreno señaló que “la manera como
Dios conduce la historia, no es la manera como ellos (los discípulos) la
esperan”.
“La manera como Dios conduce la historia pasa por la adversidad, y
la adversidad es instrumento de santificación”, afirmó.