El sacerdote Manuel Vargas Cano de Santayana es vicario de la diócesis de Getafe para el Cerro de los Ángeles, santuario donde España fue consagrada en 1919 al Sagrado Corazón de Jesús.
Manuel Vargas, Vicario de la Diócesis de Getafe para el Cerro de los Ángeles |
Un buen libro sobre la dirección
espiritual
Fruto
de este estudio es un libro del padre Vargas recientemente publicado, Vocación y libertad. El estilo ignaciano (Monte
Carmelo), el cual, en palabras de monseñor Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, abunda en temas que
atañen "a la dirección espiritual en general, a la pastoral
vocacional y hasta las actitudes de gobierno en la
Iglesia".
"La
vocación es el fruto maduro de la vida cristiana: donde deja de haber vida interior (oración personal,
recepción frecuente de los sacramentos, inserción en la vida de la Iglesia…) no
cabe esperar que broten vocaciones", explica Vargas a Diego Vigil de Quiñones en Forum Libertas.
Pero
también es importante que exista en las familias un ambiente favorable a la
decisión vocacional. "Es perjudicial hacer creer a niños y jóvenes que lo
importante en la vida son el
éxito profesional o la prosperidad económica… y eso sucede con frecuencia,
incluso en familias creyentes", añade don Manuel, quien considera
equivocado que el modelo de conducta que se imponta sea individualista,
centrado solo en la propia felicidad.
Al
contrario, sostiene, "padres y educadores harán bien en enseñar a
los hijos que tenemos la
vida para darla, que hemos de ponernos al servicio de Dios y contribuir
cada uno al bien común de la Iglesia, de nuestra patria, de la sociedad".
Dónde sí hay vocaciones, y por qué
En
efecto, a pesar de la descristianización que viven todas las naciones
occidentales, "no faltan
vocaciones donde Jesucristo es el centro: donde se le ama, se le adora y se
le escucha. Y, por el contrario, donde los jóvenes perciben falta de
autenticidad, falta de entusiasmo, o que se mezclan otros intereses
(ideológicos, económicos o políticos) difícilmente percibirán allí la voz
divina".
Sí
la percibirán allá donde exista santidad, por lo cual los santos "han de
ser nuestra referencia", sobre todo volviendo "al ejemplo y las
enseñanzas de los fundadores", pues "los carismas son dones que Dios
regala a la Iglesia a través de los santos y no los podemos modificar a nuestro antojo".
Cuando
son acogidos y vividos "con fidelidad", dice el padre Vargas,
"Dios hace fructificar esas instituciones", y pone algunos ejemplos
actuales. "La renovación del clero que ha tenido lugar en archidiócesis de
Toledo tras el Concilio Vaticano II, impulsada por el cardenal Marcelo González Martín;
el renacimiento de la vida carmelitana que debemos a Santa Maravillas de Jesús; la elevación de las clarisas que
impulsó la venerable Madre
Clara Sánchez; la fecundidad vocacional que ha acompañado al padre Mendizábal y al
Apostolado de la Oración; y el auge de nuevas realidades eclesiales que buscan
la santidad, como la Compañía del Salvador de la venerable Madre María Félix, la
Fraternidad Reparadora, el Instituto Mater Dei, las Hermanas de Belén y otras
muchas".
"Tenemos razones sólidas para
confiar en el Corazón de Cristo con esperanza", concluye.
Fuente: ReL