Cuando uno visita la plaza san Pedro, seguramente queda extasiado al ver las grandes columnas del Bernini, el obelisco, la espectacular fachada de la basílica... pero el suelo también tiene tesoros inesperados
Shutterstock | Ba_peuceta |
Cuando uno
visita la plaza san Pedro, seguramente queda extasiado al ver las grandes
columnas del Bernini, el obelisco, la espectacular fachada de la basílica...
pero el suelo también tiene tesoros inesperados
Una de las
características típicas de la bella Roma, son algunas calles adornadas con los
históricos sampietrinos.
¿Qué son los
sampietrinos?
Los
sampietrinos es un tipo de adoquín de roca magmática (volcánica), un
paralelepípedo más bien de forma trapezoidal, a diferencia de los adoquines
normales a forma de cubo.
Lleva el nombre de sampietrino, porque nació en el Vaticano,
exactamente en la Fábrica de san Pedro, en el siglo XVI con el pontificado de
Papa Sixto V, el “papa urbanista”, llamado así por la cantidad de obras que
hizo no sólo en Vaticano sino también en toda Roma.
Monseñor
Ludovico Sergardi (prefecto de la Fábrica de San Pedro), tras evaluar las
malas condiciones en las que se encontraba la plaza frente a la Basílica,
decidió pavimentarla con estos típicos bloques.
Siendo estos
los primeros, los de la plaza san Pedro, se comenzó a denominarlos
sampietrinos.
Más tarde Papa
Clemente XII en 1736 hizo un amplio uso de él en las calles principales de los
distintos distritos de Roma y en Vía del Corso, donde en los días de Carnaval y
carreras se cubrieron con una mezcla de arena y toba para evitar que resbalaran
personas y animales.
Los
sampietrinos tienen una gran resistencia y elasticidad y el método de
instalación garantiza una perfecta adaptación a la calzada, además de la
completa absorción del agua de lluvia, es por eso que rápidamente adquirieron
popularidad y los podemos ver todavía hoy.
A través de la
historia
Cuando uno
visita la plaza san Pedro, seguramente queda extasiado al ver las grandes
columnas del Bernini, el obelisco, la espectacular fachada de la basílica.
Pero un buen
observador, también pondrá su atención con la mirada en el suelo, allí
encontrará algunos tesoros inobservados.
La más visible
es la Rosa de los Vientos, y los discos que marcan el mediodía donde cae la
sombra de la cruz del obelisco en los dos días del solsticio, es decir, 22 de
junio y 22 de diciembre, respectivamente solsticio en cáncer y solsticio en
capricornio. Porque por si no lo sabías el obelisco de la plaza San Pedro es
una gran meridiana.
Entre los
sampietrinos también encontramos el lugar exacto donde cayó Papa Juan Pablo II,
después del atentado el 13 de mayo de 1981.
Y entre las
pavimentaciones más bellas de Roma siguen siendo las de la Piazza del
Campidoglio, construida sobre la base de un proyecto inspirado en unos dibujos
de Miguel Ángel.
También hay sampietrinos, que recuerdan unas de las partes más tristes de la historia, el «Holocausto». En varias zonas del centro de Roma, se pueden ver placas de bronce entre los sampietrinos, que recuerdan los nombres de los hebreos deportados, sacados a la fuerza de sus propias habitaciones.
Maria Paola Daud
Fuente: Aleteia